barakaldo

NO hay nada mejor que mantener la mente ocupada para olvidar los problemas, aunque solo sea por un rato. Una nueva corriente ha despegado en los últimos años para ocupar cuerpo y mente. Aunque de nueva, en el fondo, tiene muy poco. Se trata del hazlo tú mismo, o hand made para quienes prefieran utilizar el término que lo convierte en moderno. Con mucho esfuerzo, una gran dosis de imaginación y algo de dinero, cualquiera puede fabricarse sus propios bolsos, collares para ir a la última en una fiesta o las colchas de retales -con la técnica de patchwork- que hacían antaño las amamas. Eso sí, no puede faltar un buen guía que dirija esta aventura. Así, más de 78 marcas diferentes intentarán mostrar hasta mañana todas sus técnicas en el séptimo Salón de las Manualidades que acoge Bilbao Exhibition Centre (BEC). Rienda suelta a la creatividad.

El pabellón número 2 del BEC, en Barakaldo, irradia arte. Pero arte casero. Artesanal. De ese del que nace el orgullo personal cuando se contempla. Abalorios, detalles de madera, telas importadas de Japón, botes de pintura que convierten cuadros lisos en imágenes de tres dimensiones, lazos, puntillas, figuras que imitan a los lego pero en miniatura... "Hay de todo. Es un peligro para quienes nos gusta esto de las manualidades porque al final llegas a casa con un montón de cosas nuevas y técnicas que poner en práctica", asegura Dolores, vecina de Bilbao, que ayer pasó la mañana en el BEC en "busca de nuevas ideas". Como ella, miles de personas han cruzado ya las puertas del recinto ferial registrando, según los organizadores, un 9% más de visitas que el pasado año en el mismo periodo.

Durante la semana previa a la apertura de puertas, se habían contabilizado ya más de 1.230 entradas de grupo vendidas y se habían concertado treinta autobuses para acudir al salón desde Cantabria, Araba, Nafarroa, Burgos, Gipuzkoa, La Rioja, Zaragoza y Asturias. "Esta feria es muy bonita y funciona muy bien. Nosotros siempre les decimos a nuestros alumnos y clientes que vengan porque merece la pena", asegura la responsable de Inma Patchwork, de Logroño.

Los pasillos del espacio expositivo estaban ayer abarrotados y para realizar alguno de los múltiples cursillos que se ofrecen de manera gratuita había que esperar. Y es que, a pesar de que siempre ha estado presente, fabricarse los complementos uno mismo se ha puesto muy de moda. "Empecé para divertirme un poco y ahora siempre que tengo que hacer un regalo lo hago yo. Creo que así tiene mucho más valor, es más personal, e incluso igual gastas un poco menos", cuenta Aitziber, que a sus 27 años y a la espera de "encontrar por fin un trabajo", saca algo de dinero vendiendo broches en una peluquería. "Es el negocio de la madre de una amiga mía y me hace el favor de tenerlos allí. Ya he vendido alguno", dice orgullosa. Muchos nuevos negocios están dirigiendo sus productos hacia esta corriente, ofreciendo productos diferentes y, sobre todo, enseñando a través de cursillos a hacerlo uno mismo.

Terapia para la crisis Pero si de algo sirve liarse la manta a la cabeza y confeccionar tu propia bisutería, por ejemplo, es para "hacer terapia". "Cuando coges un proyecto te olvidas de todo y solo piensas en lo bonito que está quedando o lo que te cuesta", explica Inma, de Inma Patchwork, después de observar a sus alumnas en los talleres. Por eso, cuanto más tiempo lleve hacer una labor, "más tiempo estás entretenida". Por esa misma razón, muchos practicantes prefieren coser a mano en lugar de a máquina, "ya que se tarda más tiempo en hacerlo de manera manual y así están involucrados más horas".

El numero de aficionados a técnicas como el patchwork, que consiste en unir diferentes retales de tela, ha aumentado en los últimos años atrayendo a esta práctica a la gente joven, que también se ha animado a coser y tejer.

Ahora bien, la crisis se deja notar a la hora de comprar el material y en el patchwork, por ejemplo, se ha dejado de lado la elaboración de grandes colchas "porque las telas, al ser importadas, son muy caras" y se opta por proyectos "más pequeños". Lo importante es dejar volar la imaginación.