A principios de los años 80 del pasado siglo, Ainhoa Etxebarria era una niña que observaba maravillada la obra de títeres, Salvemos las ballenas, la primera obra íntegramente realizada por un incipiente grupo de marionetistas de Sestao llamado Bihar, en la que se hacía un alegato en defensa de estos colosos del mar sobre los que en aquella época se estaban llevando a cabo reuniones internacionales para lograr una moratoria en su caza.

Hoy, esta joven es el 50% de la compañía de teatro infantil Bihar, junto con el que fuera cofundador de la misma, Felipe Garduño, con quien comparte la pasión por este género que tiene en el público infantil a su más fiel seguidor pero también a su más feroz crítico.

Ambos tendrán ocasión de comprobarlo esta tarde en la Escuela de Música de Sestao donde se celebra la XXVI edición del Festival internacional de Títeres de Sestao en el que presentarán el estreno oficial de la obra clásica La Odisea de Homero.

"A diferencia de un adulto que por compromiso se queda hasta el final de una representación o de una obra e incluso puede aplaudir aunque sea con desgana, un niño te deja claro si le gusta o no lo que está viendo y oyendo", afirma con rotundidad Garduño ante una Ainhoa que resume a la perfección lo que se espera de un niño ante una obra de títeres. "Los niños mienten, son capaces de mentir. Si tú le preguntas a un niño si es suyo el balón que tiene en las manos puede decirte que sí, aunque no lo sea, porque quiere jugar con él, pero no disimulan, no saben disimular", asegura esta mujer que estudió para asistenta social y no dudó en aparcar su formación académica para hacer reír y disfrutar a los niños y a los adultos con unos simples títeres.

Simples o no tanto, pues si miramos algunas definiciones clásicas del término podemos encontrarnos con este ejemplo: "pequeña figura o muñeco que se gobierna de manera que parezca que su movimiento sea autónomo. Se muestra en unos teatrillos llamados retablos y su movimiento se efectúa con la ayuda de muelles, cuerdas, guantes, alambres, palos y otros utensilios adaptados a cada tipo de marioneta o títere".

Amplio espectro de posibilidades que pone sobre la pista acerca de la dificultad que representa dar vida y alma a estos ingenios de la transmisión cultural, ya que al final un títere es el medio de comunicación entre un titiritero y el público, y que además guste al público que está enfrente. No en vano, señala Felipe Garduño, "la mejor forma de saber si un espectáculo de títeres es bueno o no es comprobar que al final de la representación hay más gente que cuando empezó".

Teatro de actor Análisis sincero de un profesional que llegó al mundo del títere, o si lo prefieren marioneta o guiñol, después de haber tomado parte activa en el grupo de teatro Bihar que en 1972 saltaba a los escenarios con obras infantiles pero también con trabajos destinados al público adulto.

"Fue una época marcada por la celebración del primer encuentro a nivel estatal de teatro independiente que tuvo lugar en la sala Cadarso de Madrid en la que tomamos parte junto a otras compañías como Els Joglars. La segunda gran referencia de esa época fue el nacimiento de la Escuela de Teatro de Basauri que tuvo una gran resonancia en su momento y en cuya fundación participamos dos miembros de Bihar, Ilu Arrillaga y yo", rememora Felipe Garduño.

Era la época dorada del teatro independiente en el que jóvenes estudiantes y trabajadores diversos daban lo mejor de sí en el escenario con obras para todos los públicos.

Sin embargo, ese amateurismo acabaría pasando factura al grupo de teatro "ya que los estudiantes iban acabando las carreras y tenían que establecerse y Nati Cuevas y yo decidimos formar el grupo de teatro de marionetas con el cual pretendíamos contar las mismas historias como antes pero solo entre dos", apunta Garduño.

Títeres No obstante, el paso dado en 1979 no fue fácil ya que la tradición titiritera en el País vasco era más bien escasa y los pocos grupos que por aquella época existían, apenas se conocían entre sí por lo que el desarrollo de Bihar tuvo que hacerse en buena medida de manera autodidacta. "Para nosotros fue muy importante conocer a los creadores del grupo La Gaviota, una pareja argentina que se había establecido en Madrid y a la que invitamos a participar en uno de los festivales de teatro en Sestao. De ellos aprendimos mucho", apunta Garduño quien sitúa en 1982 el inicio de la recuperación del títere en Euskadi con la celebración de la primera edición del Festival de Títeres de Bilbao, a la que se sumaría al año siguiente el festival de Tolosa, convertido hoy día en un referente mundial de esta especialidad teatral.

"El festival que organizó Txirlora, fue muy importante para los grupos locales porque se pudieron contemplar a grupos que habían llegado de otros países que no habían perdido la tradición del títere como Italia, la antigua Checoslovaquia, Polonia o Estados Unidos, fue un movimiento que a nosotros nos acercó a un mundo que nos era desconocido y nos aportó muchas referencias".

En sus inicios, Felipe Garduño y Nati Cuevas, se decantaron por las marionetas de guante que aunque no lo parezca, es una de las técnicas más difíciles. "Curiosamente los títeres de guante parecen los más sencillos pero son uno de los más complicados de mover bien porque no tienen muchos recursos. Moverlos bien y con ritmo exige mucha experiencia", resalta Garduño.

Posteriormente fueron incorporando nuevas técnicas a través de los contactos que fueron acumulando en su primera época iniciada un 5 de junio de 1979 con su primera actuación en el colegio Rebonza. Desde entonces, fueron incorporando diferentes técnicas como las marionetas con varilla, de hilo, las manotas o bocones (muy conocidos tras las creaciones de Jim Henson en Barrio Sésamo) o la técnica japonesa del bunraku que utilizarán en su próxima actuación en Sestao.

El bunraku es un término general que se emplea para el teatro clásico de títeres de Japón. Pero originalmente este era el nombre de una persona y hablando estrictamente se debería emplear a cambio el término Ningyô Jôruri. Éste hace referencia a un teatro de títeres (Ningyô significa muñeco y por extensión, títere) el cual es acompañado por un tipo de recitación o narración llamado Jôruri.

"Es una técnica espectacular que nosotros hemos adaptado para poder mover los títeres de manera individual aunque en Japón el bunraku lo mueven tres personas ya que son muñecos de tamaño natural. Uno mueve la cabeza y la mano derecha, otro la izquierda y otro que actúa agachado mueve los pies", comenta Ainhoa Etxebarria.

La odisea La compañía de títeres Bihar preestrenó a finales del pasado mes de octubre en el Teatro Barakaldo su último espectáculo inspirado en La Odisea de Homero y esta tarde, en funciones de 17.30 y 19.00 horas podrá disfrutarse en la Escuela de Música de Sestao.

La Odisea (las aventuras de Ulises) es el título del montaje que la veterana compañía sestaotarra Bihar ha elegido para celebrar que este 2012 ha cumplido 40 años de vida, de los cuales 33 han estado dedicados de manera exclusiva al teatro de marionetas llegando a crear 30 espectáculos diferentes.

El actual espectáculo está basado en el poema épico de Homero La Odisea, que narra los 10 años de aventuras del héroe Ulises en su intento de regresar a su hogar en Ítaca tras la guerra de Troya. De entre las muchas aventuras que afronta según el relato, se contempla el enfrentamiento con Polifemo y el acoso a que es sometido por Poseidón, rey del mar y padre del anterior.

Así, tendrá que enfrentarse a Caribdis y a Escila, la hidra de siete cabezas. Superadas estas dificultades, llegará a la isla de Circe, donde la hechicera convertirá en cerdos a sus soldados. Con la ayuda del Dios Hermes conseguirá llegar a Ítaca en una simple balsa para allí, disfrazado de mendigo, superar la prueba del arco con los pretendientes y así volver con su amada Penélope. "Han sido dos años de intenso trabajo para llevar adelante esta obra", apunta Etxebarria quien, como Felipe Garduño, se encarga de construir todos los elementos del montaje. "Bueno, a Felipe le toca más lo de la carpintería mientras que yo soy la que se encarga del vestuario, de los adornos y los complementos de los títeres como el pelo o las barbas".

La elección de la obra no viene si no a remarcar la apuesta temática que Bihar ha mantenido durante todos estos años bebiendo de fuentes diversas como la mitología vasca, que utilizan para abordar otra de sus referencias, el medio ambiente, y cómo no la literatura con el Pincho, de Collodi; El Fantasma de Canterville, de Oscar Wilde; El Castillo de Urtubi, basado en la obra de Pío Baroja o creaciones inspiradas en los trabajos de Valle Inclán. Ahora le toca a Homero y La Odisea.