Zalla. Por su cercanía a los lugares de los hechos y su conocimiento del terreno, los policías locales suelen ser los primeros en llegar cuando se producen accidentes u otro tipo de incidentes. Pero, ¿qué sucede, por ejemplo, durante una persecución en la que se traspasan las fronteras de otros municipios? Antes se arreglaban como podían. Ahora, con la introducción de nuevos sistemas que les permiten coordinarse y mantenerse en contacto en todo momento, pueden afrontar estas situaciones con garantías.
Enkarterri fue pionera en adoptar las medidas que el Gobierno vasco ha puesto en marcha para unificar desde los uniformes y coches hasta los protocolos de actuación de las dotaciones locales, incluso antes de que estas medidas se publicaran en el Boletín Oficial del País Vasco. Los cuerpos de policía de Balmaseda, Güeñes y Zalla y sus respectivos ayuntamientos comprendieron que el trabajo en equipo les ayudaría a manejar las peculiaridades del territorio. "Es la comarca que primero y mejor se ha coordinado", explica Javier Sánchez, director de Coordinación de Policías Locales y Seguridad Privada del Gobierno vasco. Y eso que, además de su gran extensión, limita con dos comunidades autónomas: Cantabria y Castilla León.
Las modificaciones, que están en proceso de implantarse en otras áreas de Bizkaia, incluyen un canal de comunicación que comparten las tres unidades y la posibilidad de consultar inmediatamente diferentes datos. Por ejemplo, una matrícula en un control de alcoholemia puede desvelar si el conductor viaja con el permiso en regla o no. Un trámite sencillo que no siempre podía realizarse cuando era necesario. "Somos pocos y a veces podía ocurrir que llamábamos para preguntar algo y la oficina estaba vacía", indica Juan Carlos Ortiz, jefe de la policía municipal de Zalla, donde trabaja desde hace 24 años.
En cambio, desde que utilizan el denominado sistema Tetra, "tenemos más sensación de seguridad y vigilancia, parece que perteneciéramos al mismo municipio, entre otras razones, porque si advertimos una situación sospechosa, podemos prevenir a nuestros compañeros", señala Ángel Matabuena, jefe de la policía de Balmaseda.
En sus 24 años de trayectoria el modo de trabajo ha dado un giro radical: "Cada uno hacía lo que podía en su pueblo y, si nos encontrábamos por algún incidente, bien". Todavía se ríe al recordar una anécdota sobre aquella época. "Me llamaron de la Diputación porque había surgido una incidencia. Pasó mi turno y cuando mi compañero llegó a relevarme se encontró la oficina vacía. En casa también se preocuparon al ver que no llegaba. Resulta que pasamos varias horas en el monte para bajar un toro de 800 kilos que andaba suelto. Como todavía no existían los teléfonos móviles no pude avisar", relata.
Los ocho agentes con los que cuentan Balmaseda y Güeñes, y los siete de Zalla, han visto de casi todo en sus municipios. Mikel Martínez es el actual jefe de la policía local de Güeñes. Con una experiencia de treinta años a sus espaldas no ha olvidado aquel accidente en el que el tren seccionó la pierna a una vecina, o las situaciones dramáticas en las que "recién llegados a accidentes nos ponen al médico al teléfono y nos dice: haz esto o lo otro".
Eventos Con las herramientas que tienen a su alcance ahora están más arropados para afrontar los sucesos que puedan originarse en sus tres municipios -que abarcan alrededor de 24.000 habitantes-. Y no solo en esos casos. Los cuerpos de Balmaseda, Güeñes y Zalla proyectan prestarse apoyo mutuamente en eventos de las localidades que requieran un dispositivo especial, desde el mercado medieval y la Pasión Viviente de Balmaseda hasta pruebas deportivas, la feria de Gangas en Zalla o la feria de San José, en Güeñes.