Bilbao. Los bomberos no paran; las intervenciones que realizan para retirar nidos de abejas se están multiplicando año tras año. No saben a qué es debido, pero los números hablan por sí mismos: si en 2011 este tipo de salidas ni siquiera llegaron a las 300 en Bizkaia, en lo que va de año se han superado ya las 700. Cajas de persianas, dobles tabiques o las farolas son algunos de los lugares favoritos de los insectos a la hora de asentarse.

El servicio foral de bomberos empezó a retirar los panales en 2005. Ese año apenas realizaron, entre los ocho parques del territorio, una veintena de intervenciones; hasta agosto pasado se han registrado 707 salidas. "Al principio eran pocas y han ido creciendo. Ha habido días en los que, de 26 salidas que tuvimos, 20 fueron para retirar nidos de abeja", explica José Antonio Uriarte, jefe de servicio de los bomberos de la Diputación, que admite desconocer las causas de este aumento.

Las actuaciones se concentran de mayo a julio, coincidiendo con la época en que las nuevas abejas reina crean sus colmenas y estas tienen su mayor actividad. Las intervenciones también se disparan los días de buen tiempo.

Las cajas de las persianas, las farolas y los árboles siguen siendo lugares comunes en los que las abejas instalan su panal, pero los bomberos también han tenido que intervenir de un coche. "El panal se había adherido al volante", recuerda Uriarte. "Pueden aparecer en el lugar más insospechado". Aunque extraños, estos lugares son relativamente fáciles de acceder; la cosa se complica cuando, por ejemplo, la colmena se ubica en el doble tabique o el tejado de una vivienda. "O tiras el doble tabique, o a ver cómo las sacas de ahí. No las puedes matar y te da muchos problemas".

Esperar a la noche Aunque realizan intervenciones en todas las comarcas del territorio, son más frecuentes en aquellas más urbanizadas. Por ejemplo, el parque de Artaza, en Leioa, ha realizado este año 169 salidas para retirar colmenas, frente a las 21 de Markina. "Leioa es una zona que tiene mucha vegetación pero también está muy poblada; en Markina, aunque también hay mucho monte, hay menos viviendas y las molestias para los ciudadanos son menores".

Una vez que reciben una llamada alertando del hallazgo de una colmena, un primer equipo de bomberos se desplaza hasta el lugar para comprobar dónde se encuentra, su tamaño y la dificultad de acceso, "porque a veces no es fácil cogerlas. Hay que ver si hay que llegar con una autoescalera, si es suficiente con una escalera de mano...". Pero esperan a que el día termine para actuar. "Por la noche es más fácil cogerlas, porque vuelven todas las abejas al panal; es el mejor momento para retirar la colmena", explica. Bien equipados con trajes especiales, los bomberos retiran la colmena y la introducen en unas cajas de cartón especiales, que trasladan hasta sus parques.

Pero retirar los nidos de abejas es solo la primera parte del proceso. "El problema viene después. ¿Qué haces con 446 panales? Unas son más grandes, otras más pequeñas, pero son muchas...", plantea el jefe de los bomberos. Su carácter de especie protegida impide su eliminación. Los bomberos están en contacto con los apicultores, a los que preguntan si están interesados en quedarse con las colmenas que retiran. "Algunas veces nos dicen que no les interesa porque tienen muchas. También hay apicultores que tienen miedo de que esas abejas puedan tener alguna enfermedad que contagie al resto de su explotación", reconoce Uriarte.

Llevarlas al monte Los bomberos, en estos casos, trasladan las cajas donde han colocado las colmenas en el monte y sueltan las abejas. "Tiene que estar suficientemente alejado de viviendas, cada vez tienes que ir más lejos... Es un problema añadido; solucionas el problema social, pero estos animales hay que llevarlos a algún sitio".

Los bomberos se han visto envueltos en situaciones curiosas, como las dos ocasiones en las que han tenido que acudir a Retuerto para retirar una colmena que se había instalado en el kiosko de música. "No sabemos si eran las mismas abejas, pero las retiramos una vez y tuvimos que volver a mismo sitio a quitar otro panal. Fue muy curioso", recuerda Uriarte.

Todos los bomberos están formados para poder realizar este trabajo y cada parque cuenta con el material específico. "No vale el traje normal de bomberos, porque tiene aperturas por las que podrían meterse las abejas. Usamos el típico traje blanco de apicultor que todo el mundo conoce, tenemos aparatos para generar humo...", concluye.