Basauri. Silvia Malbrán es profesora de la Universidad de Buenos Aires y actualmente está investigando la relación entre los vascos y los argentinos y cómo los primeros se han adaptado perfectamente a vivir en su país de origen. Descendiente ella misma de vascos, esta tarde impartirá en Basauri una conferencia sobre las danzas y tradiciones vascas en la diáspora argentina. No obstante, el principal objetivo de su viaje es asistir al Euskal Herriko Dantza Agerketa para ver en su lugar de origen toda esa tradición que ha estado persiguiendo a lo largo y ancho de Argentina.

Está elaborando un estudio sobre las casas vascas de Argentina.

Sí, empecé con una encuesta al presidente de la Casa Vasca de la Plata, para explicar a mis investigadores cómo tenían que desarrollar el estudio. Y es que las casas vascas están diseminadas por todo el país, del norte a la Patagonia.

¿Cuántas hay?

Tenemos contabilizadas 93, pero solo hemos podido contactar con unas cincuenta.

¿Cuántos socios puede haber en Argentina a esas casas vascas?

Según mis cálculos, tienen una media de trescientos socios. Fíjese que al principio los vascos eligieron tierras donde poder desarrollar la ganadería y la agricultura, pero luego se extendieron por todo el país.

¿Cómo ha sido la integración?

Increíble. Los vascos están totalmente integrados en Argentina. El argentino todavía puede decir de alguien que es vasco, vasco, de esos buenazos, y todos le entienden.

¿Y no se dice que son cerrados?

Sí, tozudos. Algunas casas vascas no nos han dejado investigar, nos han largado enseguida.

Igual es que ambos pueblos tienen cosas en común.

Muchísimas. La boina, por ejemplo. Allí todos los campesinos usan vuestra txapela, y las alpargatas, y el fajín... Pero no solo se parecen en la vestimenta, también en las costumbres, en que son muy familiares, la comida, y ahora hasta los nombres y motes. El nombre de Iñaki está muy extendido. Mi perro se llama Mozkorra y el de mis padres Beltza. A los niños al levantarlos les decimos upa, que es muy parecido al aúpa de ustedes.

¿Son queridos entonces los vascos?

Sí, encima se ha extendido mucho su gastronomía, la sidra está por todo el país, la morcilla vasca, el chorizo... Piense que hicieron mucho. Cuando llegaron, hace cuatro generaciones, Argentina tenía mucho por hacer, era un país que estaba empezando y sus técnicas de agricultura sirvieron de mucho. El gran acierto de los vascos al llegar a Argentina fue adoptar el idioma local, aunque con ello se perdió el euskera. Ahora, las casas vascas están recuperándolo con clases. Ha habido más inmigración, la británica, por ejemplo, pero se ha mantenido cerrada. Hace dos semanas, se celebró en Buenos Aires un festival vasco y estaba toda la ciudad vestida a la usanza vasca.

Ahora los lazos se habrán estrechado con la llegada de Bielsa...

Bueno, impresionante, el club de mi ciudad, la Plata, tiene la misma insignia que el Athletic. Además imagínese lo contento que está ese argentino orgulloso al pensar que Bielsa ha levantado Bilbao.

Con la investigación habrá podido observar si se conservan las tradiciones o se han alterado.

Es impresionante cómo se ha trasmitido la cultura de generación en generación. Los bailes son los mismos, aunque con algún cambio. Han cambiado la trikitrixa por el acordeón y también beben mate.