Bilbao. A la nueva asociación de decoradores de Bizkaia la han llamado Topalekua, un nombre más que apropiado para una agrupación que pretende reunir a todos los que trabajan en este ámbito. Su presidente y alma máter, Ángel Artiñano, defiende la vigencia de un colectivo que tiene mucho que decir a la hora de afrontar, por ejemplo, la reforma de una vivienda. "Los decoradores somos prescindibles hasta que nos necesitan", reconoce.

¿Por qué se crea esta asociación?

Esta asociación nace con el propósito de dar cabida a todos los profesionales, sean titulados o no, porque hay gente muy profesional que está trabajando sin ningún tipo de título. Queremos ser la alternativa responsable a las personas con inquietudes artísticas; en los tiempos que corren hay que reinventarse y ayudarnos mutuamente. Queremos llegar a todos los ámbitos del mundo de la reforma y la rehabilitación.

¿Se puede trabajar de decorador sin estar titulado? ¿No es intrusismo?

Si yo quiero hacer una obra y alguien me lo hace bien, no es intrusismo. Ahora bien; si reforma un baño sin informar al Ayuntamiento, por ejemplo, le está estafando. No poseer un título no puede entorpecer una obra; para eso, en la asociación tenemos gente titulada, como un arquitecto, que puede firmar y visar un proyecto, ya que no podemos modificar o tocar estructuras.

¿Qué servicios van a ofrecer desde la asociación?

Cursos de reciclaje, diseño de página web si no la tienen, podemos presentarles a otros profesionales que en un momento puedan necesitar... Vamos a desarrollar un centro comercial virtual, un portal donde estén ubicados todos los asociados y al que la gente pueda entrar y conocer los diferentes profesionales y qué ha hecho cada uno. También contamos con diferentes profesionales.

¿Por ejemplo?

Tenemos un arquitecto, que es el que más puede firmar en cualquier proyecto; un abogado, para asesorar tanto al cliente como al asociado, porque pueden surgir pequeños roces por malas interpretaciones; una agencia de viajes que nos hace buenos precios; un fotógrafo profesional para hacer dossiers; una compañía de seguros para preservar cualquier contingencia; una persona para hacer páginas web...

Ya existe un Colegio Oficial de Decoradores. ¿En qué se diferencia esta asociación?

Como su nombre indica, es un organismo oficial y, como tal, sus colegiados tienen que tener el título oficial. El sector necesita reinventarse, estar al día, ser ágil, y el colegio se ha convertido en una especie de diplodocus. Yo he sido colegiado más de 20 años y no ha repercutido nada en mí. Queremos que sea, además, una asociación muy participativa, creada por y para los decoradores.

¿En qué sentido?

Contando siempre con las sugerencias y opiniones de los asociados. De hecho, en todas las juntas que se realicen, el orden del día se les va a enviar a todos, por si pueden aportar algo. En el Colegio, por ejemplo, el orden del día solo lo conocía la junta, nadie sabía lo que se debatía allí. Queremos corregir todo eso.

¿Cuántos decoradores hay en Bizkaia?

Colegiados ha llegado a haber unos 450; actualmente hay unos 350.

¿Qué es exactamente un decorador?

Yo lo definiría como un asesor de volúmenes, un experto en sacar rendimiento al espacio. Un decorador es el encargado de aportar soluciones para que la vida cotidiana sea más lógica y cómoda: que las puertas abran en el sentido adecuado, que un escritorio esté situado en un ángulo para que al estudiar no dé sombra, las medidas necesarias para una vivienda...

¿Les piden muchos 'milagros'?

Sí. Hay clientes que vienen con una revista y te dicen: "Yo quiero mi casa así". Perfecto, pero deberían empezar por comprar esa mansión...

Cada vez hay más blogs y revistas que animan y dan trucos para hacer esas reformas por uno mismo.

La gente siempre tiende a hacer mejoras en su hogar; aun cuando lo compren amueblado, seguro que pintan al menos una pared. El hágalo usted mismo no me da buena espina; se necesitan unos conocimientos básicos que mucha gente no posee. Las revistas de decoración están muy bien para saber hasta dónde se puede llegar y para ver que eso lo han hecho decoradores y profesionales.

Pero sale más barato y en estos tiempos...

Podemos ahorrar mucho haciéndolo nosotros mismos, pero también hay que saber cómo acaba. ¿Merece la pena ese ahorro si a cambio has tenido que llevar tú los materiales, subirlos a casa, hacer la obra...? Es cuestión de valorar. ¿Quieres un buen servicio? Contrata un profesional. ¿Que tienes medios y eres un manitas? Adelante.

No todos pueden permitirse pagar un decorador.

Los decoradores somos prescindibles hasta que nos necesitan. Si solo quieres cambiar los muebles y conoces una tienda con un buen servicio, perfecto; nosotros estamos para ayudar, no para acaparar el mercado.

No es lo mismo cambiar una ventana que pintar una pared...

Una de las cosas que desconoce la ciudadanía es que cuando alguien ordena una obra, automáticamente se convierte en promotor y toda la responsabilidad es suya. Si esa ventana se cae y da a alguien, la responsabilidad es de él. Las empresas que se dedican a ello asumen esa responsabilidad a través del seguro. Conozco casos muy sangrantes de gente que ha perdido sus casas por auténticas estupideces.