Barakaldo. El Centro de Atención Psicosocial de Cruces está pasando por una situación "muy difícil". Tal y como adelantó DEIA, Osakidetza pretende finalizar con el convenio que mantiene con el centro desde hace más de 30 años; una decisión que supondría el cierre de las instalaciones, inauguradas en 1979, la pérdida de cuatro puestos de trabajo y dejaría sin atención a las más de 1.500 personas que pasaron por el módulo el pasado año. Trabajadores y vecinos de los barrios de Cruces, Lutxana, Retuerto y Bur-tzeña consideran que la medida es "injusta y arbitraria" y ayer solicitaron al Departamento vasco de Sanidad que "inicie la negociación para el módulo".
Osakidetza comunicó en abril a los responsables del centro de Cruces su intención de no renovar el convenio por el que aporta "de un 80 a un 90 %" de los gastos. De ser así, el 31 de diciembre será el último día en el que el Centro de Atención Psicosocial abra sus puertas. Sanidad argumenta que la atención psicosocial se centralizará ahora en el centro de La Felicidad de Barakaldo. Sin embargo, José Ignacio Ibáñez, psiquiatra responsable del funcionamiento del módulo, asegura que con el cambio únicamente se atenderá a las personas que acudan con problemas graves de salud mental, debido a las prestaciones que se desarrollarán en el ambulatorio. "Por los que se dejaría sin atención los casos menores asociados a problemas sociales, que sí estamos atendiendo ahora desde el centro", explicó.
La decisión de cerrar el módulo de Cruces no responde, según aclaró Ibáñez, "a ninguna causa económica ni de mal funcionamiento" por lo que solicitaron a Osakidetza "que nos responda al por qué del cierre, porque no lo entendemos".
El Departamento de Sanidad ha realizado una oferta a Ibáñez para que él ocupe uno de los puestos en la nueva atención psicosocial que se derivará al centro de salud de La Felicidad. Él, por el contrario, ha rechazado esa oferta ya que "es una negociación personal, no una negociación que afecte al módulo que es lo que nos interesa.
Más de 9.000 consultas Por ese motivo reclamaron a Osakidetza que inicie un proceso negociador en el que se tenga en cuenta el futuro del centro, donde el pasado año se atendieron a 1.500 personas -117 de ellas menores de 18 años, lo que supone un incremento en más del doble de casos- y se realizaron más de 9.400 consultas de personas con problemas derivados del alcohol, la exclusión social, el ámbito de la mujer...
Las cuatro asociaciones de vecinos de Cruces, Burtzeña, Lutxana y Retuerto han apoyado a l centro con la recogida de firmas, que ha llegado incluso al Ayuntamiento. "El alcalde también ha firmado y parece que se va a llevar el problema al pleno para solicitar que no se cierre". Mientras esperan una decisión final de Osakidetza, los vecinos avisan "si Osakidetza no nos deja soñar, nosotros no les dejaremos dormir, la calle es nuestra y la usaremos ", afirmó rotundo Periko Solabarria, como representante vecinal.