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Urioste recuerda a José de Arechavaleta

Un ofrenda floral conmemoró ayer el centenario de su muerte, en la casa que le vio nacer en 1838

Urioste recuerda a José de ArechavaletaFoto: familia toquero

Ortuella. Coincidiendo con el centenario de su fallecimiento, el Ayuntamiento de Ortuella y el consulado de Uruguay en el País Vasco tributaron ayer un cálido homenaje a José Cosme Arechavaleta y Balparda, el naturalista y farmacéutico nacido en Urioste en 1838, quien alcanzara un amplio prestigio en el país americano por sus contribuciones al desarrollo de la ciencia en general y a la farmacéutica en particular.

Dicho acto, incluida una ofrenda floral en su casa materna, se celebró en la plaza Arechavaleta de Urioste -barrio donde vivió hasta los 17 años- y contó con la presencia del Oficial de Cancillería del Consulado del Uruguay en el País Vasco y Cantabria, Luis Esteban Monzón Castañeda, además de varios representantes municipales, encabezados por el alcalde de Ortuella, Oskar Martínez.

Martínez, resaltó en su intervención algunas de las facetas más destacadas de Arechavaleta, destacando que "nuestro ilustre vecino fue profesor de Botánica, Zoología e Historia Natural médica en la Universidad uruguaya. Desde 1892 hasta el día de su muerte se desempeñó también como Director del Museo Nacional, un lugar en el que jamás será olvidado", señaló.

Asimismo, este vecino de Urioste fue un prestigioso farmacéutico y bacteriólogo de la Dirección de Salubridad Pública de Uruguay y estuvo entre los fundadores del Laboratorio de Bacteriología del Instituto Universitario de Higiene Experimental, pionero en América Latina, y de la Sociedad de Ciencias Naturales.

Ayudar a los demás "Llenos de orgullo, podemos manifestar que nuestro vecino contribuyó con todas sus fuerzas para lograr avances sustanciales en la investigación científica. Y lo que es más importante aún: su principal meta no era otra que ayudar a la sociedad", afirmó Martínez. En tal sentido, el alcalde subrayó que "Ortuella y Montevideo jamás olvidarán a un hombre que se entregó en cuerpo y alma para conseguir algo entrañable como lograr que la gente tuviese una vida mejor".

Seguidor del evolucionismo darwiniano, fue uno de los introductores del positivismo y de la microbiología en ese país. Llegó, además, a lograr un enorme prestigio entre entomólogos, fitógrafos y herbarios; no en vano, su apellido ha venido a ser específico de un molusco, 21 plantas y más de 30 insectos.

Hijo de veterinario, Arechavaleta sirvió de aprendiz durante tres años en una botica de Portugalete, tras haber estudiado en las escuelas primarias de San Salvador del Valle y Santurtzi. Aunque se familiarizó con las ciencias naturales, no consiguió soportar el trabajo rutinario farmacéutico, y en 1855 embarcó para América, siguiendo a otros paisanos que habían optado por emigrar por motivos diversos.

A la edad de 17 años Arechavaleta llegó a Uruguay, el país en el que residió durante el resto de su vida, y en el que desarrolló una notable carrera de botánico. "Hay que pensar que cuando Arechavaleta llegó a Uruguay se encontró con un país mucho menos evolucionado que hoy día, donde la naturaleza era casi primigenia, un auténtico laboratorio al aire libre para un entusiasta de la botánica como Arechavaleta.

Contaba Telesforo Aranzadi que de la estimación en que le tenían las clases directoras de aquella república, fueron elocuentes testimonios la sesión de la Cámara de los Diputados en que se dio cuenta de su muerte, y las condolencias dirigidas a su señora viuda por el Centro Farmacéutico, Facultad de Medicina, Consejo nacional de Higiene, Asistencia pública nacional, Hospital-Asilo español, Sociedad de Amigos de la Educación popular, etc. Ayer, el pueblo que le viera nacer le mostró su respeto y admiración.