UGAO-MIRABALLES
normalizar las relaciones entre el pueblo gitano y el resto de la sociedad y trabajar para evitar el recelo y la desconfianza que, todavía hoy en día, existe hacia esta comunidad. Son los principales objetivos de la asociación Sueticalli -pueblo gitano o universo gitano- que agrupa a las familias afincadas en los municipios del Alto Nervión y de la comarca de Ayala.
La iniciativa comenzó a fraguarse el pasado mes de septiembre con la ayuda, el apoyo y el asesoramiento de asociaciones ya consolidadas como son Kale dor Kayiko de Bilbao y Asgiba de Barakaldo.
En febrero obtuvo el visto bueno del Gobierno vasco y su presentación oficial tuvo lugar ayer durante una concurrida y exitosa jornada festiva celebrada en el polideportivo municipal de Ugao-Miraballes que arrancó a las 18.00 horas con un recital flamenco y continuó con las actuaciones de Las Fanys, Centollito y DJ Pascual.
Sede social Y es en esta villa donde estará ubicado el local social y centro de encuentro y reunión de Sueticalli. "Estamos en trámites para alquilar una lonja de 250 metros cuadrados de superficie que contará con oficinas y aulas para desarrollar diferentes actividades", avanza Saturnino Celaya, presidente de la asociación.
Del Ayuntamiento de esta localidad, Celaya solo tiene palabras de agradecimiento. "Hemos empezado ya a hablar con sus responsables sobre nuestro proyecto y hemos recibido una acogida espectacular. De hecho, se han volcado con nuestra primera iniciativa dejándonos el polideportivo para nuestra fiesta inaugural", comenta.
Las 800 o 900 personas de etnia gitana que viven y residen actualmente en el Alto Nervión y la comarca de Ayala van a encontrar en Suitecalli un espacio para hacer frente sobre todo "a la desorientación y marginalidad que padece nuestro pueblo por el desconocimiento que sobre nuestra cultura y costumbres hay por parte del resto de la sociedad", explica Celaya.
El presidente comprende que parte de la desconfianza "reside, realmente, en el subconsciente de las personas, ya que históricamente se ha relacionado al gitano con maldad, problemas y pobreza".
integración social Sin embargo, esos recelos están, en gran medida, injustificados. "En Ugao hay en la actualidad cinco o seis familias gitanas y ninguna es conflictiva. Se encuentran bien integrados, pero eso no es noticia. Cuando en algún lugar surge un problema puntual con los gitanos, se resalta mucho y al final nos salpica a todos", señala.
Está claro que hay mucho trabajo que hacer por ambas partes. Suitecalli va a poner su grano de arena para lograr la normalización e integración social de la etnia asentada en el Alto Nervión y la comarca de Ayala y va a incidir, especialmente, en tres cuestiones: orientar y enseñar las normas básicas de convivencia con el resto de la sociedad, lograr la integración de la población gitana en el mercado laboral y sensibilizarles de sus carencias.
"Queremos articular mecanismos para facilitar que personas que a penas saben leer y escribir puedan sacarse el carné de conducir. Tenemos que concienciarles de que no se puede tocar la guitarra, cantar y bailar a cualquier hora del día y que los menores tienen que acudir con normalidad al colegio. Tampoco creemos conveniente que una chica se case a los 15 o 16 años y que desde tan joven empiece a tener un montón de hijos", reconoce Celaya.
Otro aspecto importante y vital para Suitecalli es la puesta en marcha de actividades para promover y recuperar las costumbres del pueblo gitano. "Antes residíamos en barrios o poblados y había una comunicación diaria y continua entre las familias. Ahora estamos mucho más dispersos y, aunque vivimos en mejores condiciones, esa falta de contacto directo entre miembros de la comunidad está suponiendo la pérdida de parte de nuestra cultura e identidad", apunta.
Para evitarlo, desde la sede social de Ugao se impartirán cursos de cante y baile flamenco, toque de cajón de percusión, palmas, quitara y de caló, adaptación castellana del romaní "que es el idioma gitano, la manifestación máxima de la cultura de nuestro pueblo y una de las lenguas más antiguas del mundo pero que poco a poco se está perdiendo", lamenta Celaya.