elorrio

ESTE año se conmemora el 75 aniversario del cierre forzoso de las ikastolas de la preguerra, así como el exilio de muchos, por aquel entonces, pequeños escolares y sus andereños. Elorrio fue uno de los municipios vascos que, en octubre de 1936, vio como la denominada escuela vasca de la localidad, inaugurada tres años antes, cerraba sus puertas, dejando sin aulas a los cerca de 170 chavales que en ese momento cursaban sus estudios en el centro.

Marina Zubia y José Kortabarria son dos de aquellos niños que fueron alumnos de la ikastola elorriotarra. Actualmente, ambos cuentan con más de 80 años, pero sus memorias conservan buena parte de los recuerdos de aquella época, aunque su corta edad no les permitiera entonces comprender muchas cosas. De este modo, rememoran con total claridad su paso por las aulas del centro, que ahora describen como "gelas muy amplias y bien iluminadas, provistas de bancos corridos con capacidad para seis u ocho alumnos. También había un gran patio rectangular, cuya parte baja estaba empedrada y la entrada al centro estaba en la calle San Juan".

Entre sus recuerdos de aquellos años figuran los nombres de algunos compañeros de estudios y de las familias a las que pertenecían, así como el de Cristina Gallastegi, andereño de la ikastola junto a Federico Iturriaga-Etxebarria, a quienes durante el curso de 1935-36 se sumó Angelita Madariaga para impartir clases en el grupo de los alumnos de menor edad. "Yo era muy pequeña, pero recuerdo perfectamente que estuve en las clases de Cristina, y parte del euskera que hablo y escribo ahora se lo debo a lo que aprendí entonces", destaca Zubia.

Cierre y exilio Ubicada en los salones del llamado salón Berrio-Otxoa de la villa, la ikastola estuvo en activo durante tres o cuatro cursos. La mayoría de sus alumnos eran niños euskaldunes, "entre los que había muchos chavales de la calle, pero también de caseríos, que tenían que desplazarse diariamente dos o tres kilómetros para acudir a clase. Normalmente, aprovechaban el viaje que sus padres o familiares realizaban al pueblo para vender leche u otros productos", apuntan.

No obstante, el estallido de la Guerra Civil provocó la clausura de la ikastola y con ello llegó el exilio de más de 20 niños de la escuela vasca elorriarra. Uno de ellos fue Kortabarria. "Éramos nueve hermanos, de los que a tres nos mandaron a Liverpool, donde permanecimos alrededor de diez meses", matiza.

Así fue como los más de cien alumnos con los que en aquel tiempo contaba el centro se quedaron sin la educación euskaldun por la que sus progenitores se decantaron cuando tuvieron la oportunidad de hacerlo.

Investigación Ahora, las vivencias de José Kortabarria y Marina Zubia, como niños de la ikastola de la preguerra en Elorrio, tienen especial importancia. Y es que, aprovechando el 75 aniversario de su cierre, el escritor e investigador zornotzarra Gregorio Arrien quiere recuperar parte de su historia.

Para ello, Arrien pretende reunir al mayor número posible de alumnos que estudiaron en dicho centro, para "conocer más y mejor la vida y actividades no solo de los alumnos de la ikastola y de sus familias, sino también de aquellas otras que ayudaron a su sostenimiento".

La primera toma de contacto ya la hizo hace algunos años, cuando tuvo la ocasión de conversar con la propia Cristina Gallastegi, a raíz de la publicación de su libro La generación del exilio, en 1983. Entonces Arrien le prometió a Gallastegi que "haría lo posible por recomponer la historia de su ikastola".

De momento, el escritor zornotzarra ha reunido a José y Marina, testigos directos de esta parte de la historia, quienes no han dudado en transmitirle los recuerdos de sus vivencias. "Esperemos que durante los próximos meses podamos contactar con más alumnos o sus familiares para, de ese modo, ir recomponiendo poco a poco la historia de las ikastolas de la preguerra en nuestro entorno", matiza Arrien.