LA industria, especialmente la relacionada con la automoción, es el principal eje sobre el que se sustenta la economía de Durangaldea. De ahí que cualquier iniciativa encaminada a su fomento tenga especial relevancia, como las desarrolladas durante los últimos años por la Asociación de Empresas del Duranguesado (AED) y el Centro de Investigación Metalúrgico Azterlan. Su trayectoria y su aportación a Durangaldea durante más de tres décadas les hacen ahora merecedores del Hemendik Berrikuntza Saria, otorgado por DEIA en esta comarca, y que ambas entidades recogerán el próximo 26 de octubre en el Zornotza Aretoa de Amorebieta-Etxano.
Fundada en 1980, desde la AED reconocen que la noticia del premio les ha causado "cierta sorpresa", especialmente por el desconocimiento que existe en muchos ámbitos en torno a su existencia y a la actividad que desarrollan. Sin embargo, no por ello han dejado de mostrar su agradecimiento, especialmente "a todos los asociados y a los miembros que integran la Junta, ya que el trabajo de la asociación es posible gracias a ellos", destaca Belén Rodríguez, presidenta de la AED.
Impulsada por Carlos Aramendia y Juan Mari Larrañaga, durante sus más de treinta años de andadura, la asociación ha mantenido intacta la doble finalidad con la que fue puesta en marcha: por un lado, la promoción y defensa de los intereses sociales, económicos y profesionales de las empresas que la integran y, por otro, impulsar y desarrollar proyectos que respondan a las necesidades planteadas por las empresas de la comarca. Todo ello le ha llevado a realizar un trabajo en el que, actualmente, participan las 49 empresas de la comarca asociadas. Además, durante los últimos años la asociación ha ampliado su horizonte más allá de las empresas del metal, abriendo sus puertas también a las de servicios, dando con ello cobertura a las distintas realidades empresariales y económicas que existen en la comarca.
Como no podía ser de otro modo, actualmente su reto es "hacer frente a la crisis económica". Para ello, desde la asociación están "buscando nuevas oportunidades de negocio", que permitan transformar el tejido industrial, así como "captando nuevas ideas de fuera que puedan ser trasladadas y aplicadas al mundo empresarial en Durangaldea", subrayan.
más referentes Azterlan, por su parte, reconoce que la noticia del premio les ha producido una sensación extraña. "Estamos poco habituados a que se fijen en nosotros, así que el hecho de que alguien nos vea como una referencia en la comarca y reconozca que las cosas se están haciendo bien nos llena de satisfacción", destaca Julián Izaga, uno de los pioneros de Azterlan y actual director de Innovación y Tecnología del centro.
En este caso, su trayectoria comenzó hace treinta y cinco años en el centro Maristak de la villa durangarra. Un aula en la que los alumnos que cursaban estudios de Formación Profesional realizaban las prácticas, conocido como el laboratorio de Maristak, fue el germen del que hoy es el Centro de Investigación Metalúrgico Azterlan, que se ha convertido en un referente del conocimiento tanto dentro como fuera de la comarca. Durante todo este tiempo el centro no ha dejado de crecer, de trabajar y apostar por proyectos pioneros, así como de invertir y de apoyar a las empresas del entorno, y todo ello cumpliendo con una de las premisas que se fijaron hace ya más de tres décadas: mantener su sede en Durango.
Además de expertos en metalurgia, también es de sobra conocida la labor de Azterlan en la comarca en materia de sostenibilidad y medio ambiente. De hecho, a este centro, precisamente, le debe Durango contar con el primer asfalto ecológico en una de sus calles, en la avenida Montevideo. Del mismo modo, la empresa también ha realizado en numerosas ocasiones estudios sobre la calidad del aire en Durangaldea.
Lejos de conformarse con lo conseguido, el centro siempre tiene la vista puesta en nuevos proyectos. Entre ellos se encuentra la puesta en marcha de dos plantas piloto de compostaje, con las que les gustaría introducir nuevos hábitos en la población, abandonando la cultura de "usar y tirar" por la de "usar y volver a usar". Junto a este, otro proyecto en el que el centro está trabajando es en la tecnología de estampación caliente, con la que consiguen reducir el peso de las piezas mejorando la seguridad del vehículo.
Pero si hay algo que esta empresa tiene claro es que su mayor activo son las personas. Actualmente, cuenta con una plantilla de 100 trabajadores, una cifra que prácticamente duplica la plantilla con la que el centro contaba hace seis años, antes de efectuar su traslado desde el centro de Durango a Montorreta. Además, el compromiso con la comarca también es visible en su política de contratación, ya que alrededor de un 70% de la plantilla reside en Durangaldea. Por otro lado, la presencia femenina también se va dejando notar y las mujeres ya representan en torno al 30% de los trabajadores.
Aunque todavía no han decidido quién será el encargado de recoger este premio que les brinda DEIA, lo que sí saben es que su verdadero premio "es llegar a fin de mes habiendo cumplido los objetivos marcados y con el reconocimiento de las empresas del entorno", matiza Izaga.