Sestao
Bajo el sugerente título de ¿Quieres trabajar? Va a ser que no, Francisco Javier Conejo Hidalgo, un joven sestaoarra, ha publicado un libro novelado y cargado de humor trágico, en el que repasa la infinidad de trabajos y contratos por los que ha tenido que pasar desde que siendo un adolescente empezara a repartir guías telefónicas.
"Ha sido como un pequeño exorcismo personal en el que he pretendido sacar de dentro mis vivencias en todas las tareas que me ha tocado desarrollar en un gran número de empresas en las que por unas causas o por otras no he podido lograr la estabilidad", resume este padre de familia de 38 años que compatibiliza su trabajo en la grúa municipal con la presidencia de la Casa de Andalucía de la localidad.
Causas que en algunas casos han sido "objetivas" -se acabó el plazo para el que había sido contratado-, pero en otras muchas han sido producto de situaciones que como mínimo califica de "extrañas" como "haber firmado hasta 14 contratos en un año en la misma empresa", resume este escritor aficionado al que no le importó presentar públicamente su obra el pasado martes. "¿Cómo me va a importar si yo nací en martes y trece?", justifica este padre de mellizos de 6 años que no duda en definir la de "padre" como la profesión "más dura" que le ha tocado hasta ahora.
Precariedad laboral A lo largo de sus 230 páginas Javi, como le llaman sus amigos, emprende, a través de su alter ego, Kiko, un viaje por el mundo laboral en el que conocerá todo tipo de personajes de los que "tan solo salvaría a buena parte de los compañeros con los que me he encontrado a lo largo de este tiempo", reseña este licenciado en Magisterio, que ha financiado su edición "con el dinero ahorrado desde que dejé de fumar hace seis años".
En su periplo laboral hasta llegar a sentarse al volante de la grúa municipal de Sestao ha sido reponedor, cajero de supermercado, repartidor, calderero plegador, peón de limpieza, conserje y un largo etcétera de ocupaciones que desgrana en el libro. "Todos los personajes y empresas son reales pero se les ha cambiado el nombre para salvaguardar su intimidad con el fin de que nadie pueda sentirse identificado", matiza el autor.
Lo que comienza como anécdotas humorísticas acaba en la absoluta exasperación por la arrogancia de algunos jefes, la inmoralidad de las horas impagadas o la puesta en peligro de la integridad física del trabajador. Como resume su amigo y prologista, José Antonio Martín Acosta, "lo que resulta más sangrante es la falta de ética de todos esos jefes para los que el dinero, la carga o el producto son más importantes que las personas".
Pero como todo en la vida, incluida la laboral, no todo tiene que ser negativo y en el libro hay lugar también para las anécdotas, para las situaciones divertidas, algunas surrealistas o extrañas aunque también las hay tristes o difíciles de creer. "El primer día que trabajé de cajero en un supermercado de Barakaldo una señora que notó lo nervioso que yo estaba me lió con los cambios y al final de mi primer día me habían tangado 3.000 pesetas de las de entonces", desvela este joven que tras muchos años intentando alcanzar la estabilidad parece que por fin ha encontrado su trabajo ideal. ¿O no?