Portugalete. "Peor que el anterior". Así de contundentes se muestran los boteros de Portugalete al hacer balance sobre este verano. "Ya de por sí el movimiento es bajo durante agosto, pero este año ha sido bastante peor", cuenta Juan Manuel Hernández, gerente de la agrupación de boteros jarrillera.

El mal tiempo de julio ha atraído a pocos viajeros a cruzar la ría en bote. Pero, a pesar de eso, los boteros han recaudado alrededor de 20.000 euros en apenas una semana, la misma que el Puente Colgante permaneció cerrado por obras de remodelación a primeros del mismo mes. Lluvia, lluvia y más lluvia. Ese era el panorama que desde sus botes veían los cuatro patrones de la agrupación de boteros de Portugalete durante julio.

"¡Es que ha llovido veintitantos días de treinta y uno!", recuerda Hernández a los pies de la ría. "Ese suele ser un mes más o menos fuerte para nosotros, con el turismo, los usuarios habituales... Pero con tanto mal tiempo pasaba la ría muy poca gente", explica. Al día, habrán transportado durante este verano una media de 1.000 viajeros, la mitad de lo que están acostumbrados a transportar.

"Es raro que estemos parados en el muelle más de dos minutos, estamos constantemente yendo y viniendo", dice mientras observa como seis pasajeros se suben a bordo del Perla, uno de los cuatro botes que conforma la flota de los boteros de Portugalete.

Esa cifra aumentó cuando, por razones de remodelación, la villa jarrillera se quedó sin el servicio del Puente Colgante. Y los boteros decidieron trabajar durante la noche. "El viernes y el sábado no paramos, además coincidió con fiestas en Portugalete así que había conciertos y la gente venía mucho", recuerda Hernández. "Luego, el domingo y el lunes por la noche estuvimos viendo la tele en la oficina, no vino nadie", se sincera.

Nuevo motor Tal fue el trajín durante esa semana, tanto el nocturno como el diurno, que los boteros recaudaron en ese tiempo unos 20.000 euros; dinero que han tenido que invertir en la compra de un nuevo motor para uno de los botes. "Nos vino muy bien que cerrara el puente, ya podría hacerlo más a menudo", bromea mientras observa su estructura desde el muelle.

"Hemos invertido lo ganado", dice, "así que nos hemos quedado igual". Pero a pesar de las malas cifras del verano, los boteros aseguran que su profesión es estable. "No es para tirar cohetes, y se nota mucho la crisis, porque si la gente no tiene trabajo pasa menos a Las Arenas, aunque estamos estables", asegura Hernández. Sin embargo, necesitarían aumentar el precio del billete-que se ha congelado en 0.30 céntimos el trayecto- entre diez y veinte céntimos más para cubrir los costes con un margen de beneficio. "Eso sería lo razonable. Llevamos cuatro o cinco años con el mismo precio y a nosotros nos suben los seguros, el gasoil...", razona.

La situación económica de los boteros podría cambiar, y mucho, a partir del próximo año. Y es que el alcalde portugalujo, Mikel Torres, prometió a la agrupación una ayuda de 20.000 euros durante dos años. "Aún estamos esperando a que el Ayuntamiento se ponga en contacto con nosotros pero eso sí que nos vendría muy bien", comenta el gerente de los boteros.

Mientras tanto, la agrupación ha diversificado el negocio alquilando a grupos su buque insignia, Euskal Herria, que durante los fines de semana de julio y agosto ha surcado la ría más de una veintena de veces. "Ese es nuestro futuro, aprovechar la ría para el turismo".