Barakaldo

No sólo comparten apellido. Julián, Amando y Julen Larrea están unidos también por la misma pasión: cortar troncos de árbol con sus hachas. La tradición comenzó hace 45 años con el abuelo y tanto hijo como nieto han seguido los pasos del patriarca de este clan familiar afincado en Barakaldo. Ayer, coincidiendo con la celebración del Día del Padre, los tres deportistas ofrecieron una exhibición única a nivel mundial en la Herriko Plaza a la que asistió más de un millar de personas.

"Este deporte se practica en siete países y nunca antes hubo un desafío entre tres generaciones de una misma familia. Eso quizás pase en el fútbol", comentaba orgulloso Julián Larrea antes de comenzar a cortar los tres troncos de haya de dos metros y medio de circunferencia traídos expresamente desde la sierra de Urbasa, en Nafarroa, para el espectáculo.

A sus 81 años, el once veces campeón de Bizkaia y tres de Euskadi de tronza sigue en plena forma gracias a su estricta preparación que consiste en "prescindir del sofá y la siesta y menearse". "Yo siempre he tratado muy mal al cuerpo, pero he cuidado el estómago", bromeaba con gran vitalidad el veterano Julián, quien, junto a su hijo Amando, de 51, es el encargado de pulir la nueva joya de la familia, el pequeño Julen, que a sus precoces 14 años apunta grandes maneras para convertirse en el futuro en uno de los grandes del aizkolarismo.

Desparpajo El pequeño de la saga comenzó a cortar sus primeros troncos "con tres años" y poco a poco va abriéndose un hueco en el mundo de la competición, una dedicación que, sin duda, debe llenar de orgullo a su familia, ya que resulta realmente complicado que un chaval de su edad se dedique en cuerpo y alma al deporte rural en una comarca donde las tradiciones autóctonas no se viven con la misma sensibilidad que en otros puntos del territorio. Ayer, en el transcurso del reto, Julen manejó el hacha con gran desparpajo y demostró que, aunque es sólo un adolescente, puede estar a la altura de su aitite y su aita.

"Si quiere llegar lejos tiene que cuidarse. Todavía no trasnocha, pero debe ser consciente de que en este deporte es muy importante estar bien físicamente", le recordaba Amando. "Hoy en día, los jóvenes pasan mucho tiempo solos pero este chaval pasa mucho tiempo con nosotros, hablando de hachas, de los retos, del deporte…", se mostraba encantado Julián mientras calentaban para la exhibición.

El desafío consistía en cortar los tres troncos en un tiempo máximo de 40 minutos, pero al final les sobró más de ocho, lo que les valió para ganarse una sonora ovación para recompensar su esfuerzo. "¡Julián eres una máquina!", le gritaban al mayor de la saga desde el público mientras algunas señoras saltaban al centro de la Herriko Plaza para besar a los protagonistas.

Julián, que dedica parte de su tiempo libre a tallar figuras de madera, aprovechó la ocasión para hacer entrega de cuatro sillas fabricadas por él a la familia de Barakaldo que ha tenido cuatrillizos. Larrea explicó que obtuvo la madera de un olmo de la residencia Miranda talado por obras. Los cuatro pequeños ya están en casa y se encuentran bien de salud, según contaron su madre y el orgulloso abuelo.