Bilbao

BILBAO es una ciudad segura. La Fiscalía General del Estado lo confirma ya que sitúa el nivel de delincuencia en la villa por debajo de la media de los datos registrados en otras urbes. Se trata de un dato alentador para los ciudadanos. Aun así, la delincuencia está presente en las calles de la capital vizcaina incidiendo con más fuerza en unos barrios que en otros. La fama que precede a San Francisco, Bilbao La Vieja y Zabala hace pensar que es la zona con mayor índice de delincuencia, una creencia que no coincide con la realidad. "Se cometen más delitos en otros puntos de la ciudad", explica Manu Zarragoitia, director del área de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento bilbaino.

Una afirmación que tiene su lógica. Los puntos más golosos para los amigos de lo ajeno están en los barrios con un nivel adquisitivo alto. "Los delincuentes recorren la ciudad y si ven la oportunidad de coger algo la aprovechan, pero aquí los casos son más bien pocos", indica Alberto, agente primero de la comisaría de La Cantera de San Francisco.

Este barrio dispone de presencia policial constante, 24 horas al día. Posee menos delincuencia que otros lugares de la villa; no obstante, conforma uno de los puntos más conflictivos debido, en gran medida, a los problemas convivenciales. "Es nuestra asignatura pendiente", asegura Mario Pérez, subcomisario de la margen izquierda de la Policía Municipal. La labor policial aquí es más social, el 70% es trabajo asistencial. "Y que continúe así, eso significará que estamos haciendo bien nuestro función", matiza Conde. "Nuestra labor aquí es preventiva y de seguridad ciudadana por temas de consumo y tenencia de droga", matiza el jefe de policía.

San Francisco, Bilbao La Vieja, Zabala, Hernani, Conde Mirasol y Dos de Mayo son las calles con mayor presencia policial por metro cuadrado. "El ratio por habitante es insuperable", asegura Alberto. "Muchas veces es más la sensación de inseguridad que los delitos que se cometen", afirma el subcomisario. "La sensación de seguridad es muy subjetiva, quienes viven aquí tienen interiorizada la situación. Es la gente de fuera la que tiene más reparos para acercarse al barrio", opina el agente primero. "Hay que dar normalidad a estas calles y que los ciudadanos vengan a conocer su situación real", señala Conde.

La guardia local recorre estas calles y vela por mantener el orden en ellas. En este enclave se sitúa la comisaría de La Cantera, con 48 municipales más ocho agentes primeros que patrullan la zona las 24 horas. Trabajan divididos en tres turnos de mañana, tarde y noche que recorren el barrio a pie y en coche. También existen puntos fijos de vigilancia formados por el eje San Francisco, Bilbao La Vieja y sus calles transversales como la Naja, Dos de Mayo y Hernani. "Con estos puntos y con las unidades que patrullan por la zona tenemos cubierto todo el dispositivo", añade el jefe de la comisaría. Este periódico ha tenido la oportunidad de patrullar junto a una de estas unidades para ser testigos de la labor preventiva y disuasoria que desempeñan día a día.

La patrulla El dispositivo de seguridad ciudadana para esta zona se complementa con las otras patrullas policiales que trabajan en la zona. Hablamos de los miembros de la unidad antidroga, la canina o de los Iker, la unidad de agentes de paisano. "Sin olvidar los agentes de la Ertzaintza, que también posee presencia en el lugar", recuerda Zarragoitia. Dan servicio al ámbito geográfico que cubre la comisaría y que está conformado por San Francisco, Bilbao La Vieja, Zabala, Santa Isabel, Buia, Miribilla y San Adrián. "Cubren estos puntos realizando círculos concéntricos con San Francisco en el centro", ilustra Conde.

Los agentes de la comisaría de La Cantera que trabajan en este territorio conocen a la perfección el entorno. Después de ocho y siete años haciendo la ronda allí, Carlos y Alberto se mueven como pez en el agua por sus calles y conocen bien a sus residentes. "Sabemos de que pie cojea cada uno", reseña Alberto mientras señala la ficha de algunos viandantes. "Mira, ese es fulanito y se dedica a los robos con violencia, aquel es zutanito y suele cometer pequeños hurtos". Son viejos conocidos, por eso saben en qué fijarse. Son pequeños detalles, imperceptibles para el resto, que delatan a los delincuentes.

Por eso, al pasar junto a un grupo de jóvenes africanos cerca de la plaza del Doctor Fleming, Alberto, el agente primero, percibe algo, se detiene y comienza la actuación. Identifican a dos sospechosos, realizan un registro y descubren seis bolsitas con lo que parece ser marihuana en su interior. "Se las saben todas. Cada uno lleva solo tres bolsas para que la cantidad no sea excesiva y afirman que es para consumo propio", explican los agentes.

Se trata de una incidencia administrativa. A pesar de ello, uno de los jóvenes acaba en la comisaría de Garellano por estar indocumentado. Los agentes no ocultan su frustración. Son conscientes de que se dedican al tráfico de droga, pero "no podemos detenerles hasta que no les pillemos vendiendo", puntualizan. Aunque los cacos cometan delitos de forma reiterada la única esperanza de los agentes es cogerles el mayor número de veces posible. "Solo así acabarán en la cárcel. Es difícil de entender por los vecinos porque ellos quieren inmediatez, pero deben saber que no estamos de brazos cruzados", asegura Alberto. "Las intervenciones llevan su tiempo, se realizan garantizando los derechos y el cumplimiento de las leyes, pero los resultados están ahí", aclara el director de Seguridad Ciudadana.

Un ejemplo de ello es el caso Ahoi, un local hostelero emplazado en la calle Dos de Mayo en el que se permitía el consumo y el tráfico de sustancias estupefacientes. El cierre del local fue decretado por el Departamento de Interior en base a las pruebas aportadas por la Policía Municipal tras múltiples actuaciones a lo largo del año, así como a las denuncias ciudadanas. De ahí que recuerden a los ciudadanos la importancia que tiene la labor de denuncia. "En el tema del menudeo de droga es vital que los ciudadanos continúen colaborando como hasta ahora", expone el jefe de la comisaría de este barrio.

Los agentes de La Cantera recuerdan también que los inmigrantes no son los responsables de todos los delitos que tienen lugar en Bilbao "ni todos son delincuentes, aunque los ladrones se mezclan entre ellos", añade Alberto.

Tanto el Ayuntamiento como la policía tratan de que la convivencia sea apacible. "En estos barrios hay una gran multiculturalidad y a veces se generan problemas de convivencia. Intentamos por todos los medios entender esas culturas y sus costumbres y que ellos nos entiendan a nosotros para que la integración sea efectiva. Sus hábitos pueden chocarnos pero debemos acostumbrarnos", opina Zarragoitia.