UN homenaje es motivo de emociones porque se reconoce, no sólo un esfuerzo o un trabajo puntual, sino la dedicación exclusiva y personal durante mucho tiempo a un objetivo concreto. Y eso es, precisamente, lo que han hecho los dos galardonados este año con el DEIA Hemendik Omenaldi Saria que mañana recibirán Tomás Negro y la Sociedad Ciclista Sodupe. Será en una ceremonia que se celebrará a las ocho de la tarde en la Kultur Etxea de Sodupe.

Decir Tomás Negro es decir coral Kolitza de Balmaseda. Y son sinónimos porque Tomás ha sido su batuta durante más de cincuenta años. Una dedicación que ya mereció un reconocimiento por parte de la villa y de la propia masa coral.

Con este nuevo galardón el exdirector asegura que "jamás he esperado nada por haber hecho lo que me ha gustado. Incluso intenté que no hicieran nada en la coral, pero no me hicieron ni caso". Sin embargo, reconoce que "siempre es agradable que la gente que tienes cerca te reconozca el trabajo que haces. Me sienta bien".

Este apasionado por la música explica por qué decidió que este año sería el momento de su despedida como director: "Estaba cansado, sobre todo, por la responsabilidad y la obligación de tener que ir a Balmaseda dos veces por semana". A sus 76 años, y a pesar de haber nacido en la localidad encartada, vive en Bilbao y el desplazamiento hasta la villa "se me hacía largo".

Confiesa que no ha sido fácil dejarlo, incluso ha buscado a su sustituto. Pero eso no significa que abandone la coral del todo: "Ya no voy a dirigir pero no quiero dejar de cantar. Me gusta mucho y voy a seguir yendo a los ensayos como un cantante más siempre que pueda, pero ya sin la obligación de tener que ir".

Según relata, "me llegó la batuta de manera inevitable. A mí siempre me ha gustado cantar y junto con un sacerdote fundamos la coral. Allí empecé a cantar y codirigía el coro". Tras la llegada de otro director, siguió aprendiendo a dirigir y a cantar, y cuando se quedó solo cogió la batuta "y ya no la solté hasta este año", dice orgulloso. Asegura que "no he estudiado nada, siempre he dirigido igual, y la verdad es que la gente no se ha quejado, con lo deduzco que no lo estaba haciendo mal".

Aunque su vida ha estado tocada por la varita mágica de la música, Tomás es pesimista sobre el futuro: "Creo que ha habido un retroceso tremendo en cuanto a la afición a la coral". Y aclara: "Si te fijas, la mayoría de las masas corales están formadas por gente mayor y cada vez hay menos jóvenes dispuestos a formar parte de un coro. Yo no soy muy optimista de cara al provenir de las corales. Cuando yo era joven cantábamos en todos lados. Ahora ya no es así", apostilla.

sobre ruedas

Hacer afición y educar

Y si más de media vida de Tomás Negro ha estado dedicada a la música, la trayectoria de la Sociedad Ciclista Sodupe no es menos importante. Juan José Fernández es el presidente de un club que lleva desde 1973 dando pedales para que la afición ciclista en Enkarterri nunca se termine.

Fernández explica los orígenes de la entidad: "En aquellos días había algunos chavales del pueblo que estaban corriendo en otras sociedades. Se juntaron una cuadrilla de amigos con la intención de fundar una sociedad". Y añade: "La idea era, por un lado, organizar una carrera en Sodupe donde ellos pudieran participar, y después crear un equipo".

Reconoce que esta labor de cantera no es muy agradecida pero sí imprescindible: "La verdad es que afición hay y mucha, pero a nivel de seguimiento de carreras, a nivel de profesionales. No tanto a nuestro nivel, pero entendemos que, para que haya profesionales, hay que promocionar sociedades como la nuestra con personas que dedican muchas horas sin cobrar un euro día tras día y año tras año".

Además, el presidente del club explica que "llevamos unos años en declive ya que se junta la mala fama que se nos esta poniendo debido al dopaje y que cada vez nos estamos volviendo más egoístas y son menos las personas que colaboran con las sociedades".

El presidente del conjunto deportivo cree que, a pesar de la dificultad de encontrar gente que trabaje de manera abnegada "por un deporte en entredicho", la cantera también se puede resentir porque dice que "a los chavales les gusta el ciclismo, pero aquí tropezamos con los padres, la mala fama, el supuesto peligro y el precio de las bicicletas. Todo esto hace que éstos se retraigan a la hora de escoger el ciclismo como deporte".

Por eso, este club se ha sumado a las sociedades ciclistas de Balmaseda, Zalla, Velódromo de Zalla, la S.C. Rebonza de Sestao y la A.D. Ugeraga de Sopelana para impulsar esta actividad. Durante este mes, todos ellos están contando con el apoyo y la colaboración de la Fundación Ciclista Euskadi, para llevar a los colegios de estas localidades la bicicleta como una actividad escolar.

El objetivo es proyectar la cultura del ciclismo en el entorno escolar impartiendo en éstos la enseñanza y los conceptos básicos para circular en bicicleta y sus ventajas como medio de transporte, ocio y deporte. El caso es no abandonar el empeño y labor de seguir haciendo del ciclismo un deporte amable.