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El cumpleaños de un txoko histórico

El Anaitasuna fue la primera sociedad gastronómica constituida en Mungia hace cincuenta años

El cumpleaños de un txoko histórico

Mungia

MUNGIA cuenta con una gran tradición en cuanto a txokos se refiere. Lugares de encuentro en los que la gastronomía es la gran protagonista. Cualquier excusa es buena para celebrar una comida entre amigos. De hecho, el actual calendario municipal -repartido en todos los hogares hace aproximadamente un año-, recopila recetas ofrecidas por cada txoko. Bataklan, San Antón, Matxin, Bide-Azpi, Aretzape Makoaga, Birleko Ermitazpi, Caza-Pesca, Llonako Madalen, Galtzagorri, Huri-zer o Jan-Eder son los protagonistas del almanaque, aunque el mes de diciembre pertenece a una sociedad que este año cumple su medio siglo de vida y que fue la primera constituida formalmente.

Han pasado ya cincuenta años desde que un grupo de hombres decidiera formar el primer txoko de Mungia. Medio siglo en el que las paredes de ese txoko Anaitasuna han albergado reuniones de todo tipo, siempre con un buen plato de comida preparándose y con el vino presente. El 8 de septiembre de 1960 sus puertas se abrían por primera vez. Dos años más tarde le seguiría los pasos el Huri-zer. Ambos se encuentran a escasos metros de diferencia. "Creemos que la idea de formar el txoko surgió entre un grupo de amigos. Imitaron lo que ya había en otros pueblos y coincidió que uno de ellos era el dueño de este local. Antiguamente esto era una zona de almacén y una salina, así que lo alquilaron y adecentaron para poder abrir la sociedad", explica José Ramón Goitisolo, presidente del Anaitasuna.

El éxito de la propuesta fue tal que apenas dos años después surgió el Hurí-Zer. "No todos los que quisieron unirse al txoko tuvieron acceso, así que se decidió crear otro", justifican. La historia de estos dos lugares de encuentro es tan importante en Mungia que fueron ellos los que organizaron el primer célebre concurso de sukalki, toda una institución hoy en día.

Gastronomía

Punto de encuentro

Los socios fundadores del Anaitasuna han dado paso a nuevas generaciones. Sin embargo, en estos cincuenta años hay aspectos que no han cambiado. Por ejemplo, la barra y las mesas del local son las originales. Otros aspectos han dado un vuelco considerable. Cuando el txoko abrió sus puertas en septiembre de 1960, las mujeres tenían el acceso vetado y sólo podían entrar un día concreto, la festividad de San Pedro. Hoy los nuevos tiempos se imponen a esa costumbre y no solo no se prohíbe su entrada, sino que además son varias las mujeres que figuran ya como socias, algunas por herencia y otras por acceso común.

En 1960 la sociedad vivía condicionada por un régimen franquista que todo lo controlaba. El txoko era un lugar poco apetecible para las autoridades de la época. "Cuentan los fundadores que el cura decía que el txoko iba a suponer la separación de la familia tradicional, al juntarse solo los hombres. El comandante de la Guardia Civil creía que esto podría convertirse en una especie de batzoki, ya que muchos provenían de familias nacionalistas.

Así que al final si se juntaban diez a comer, pagaban únicamente ocho", señala Esteban Martínez, miembro de la junta directiva. "Este siempre ha sido un lugar de encuentro donde el comer, el beber o las partidas de cartas eran siempre las protagonistas y lo siguen siendo", se enorgullece.

El funcionamiento del txoko Anaitasuna apenas ha variado en este medio siglo. "Las costumbres de los socios son similares. Nosotros utilizamos la cocina y pagamos las bebidas que consumimos. La esencia del txoko es la misma que siempre", resumen Goitisolo y Martínez. De los 70 socios que actualmente forman el Anaitasuna, muchos acuden con cierta frecuencia al local, sobre todo en los días festivos.