Ortuella

Dicen que las grandes catástrofes suelen remover hasta los corazones más fríos y que por eso se producen grandes muestras de ayuda y solidaridad. La explosión del colegio Marcelino Ugalde no fue una excepción. Nada más tener conocimiento de la noticia, los servicios de emergencia movilizaron a todos los efectivos posibles y los trasladaron a Ortuella para colaborar en las labores de atención a las víctimas, pero a veces un despliegue de esa envergadura puede no resultar efectivo si no está perfectamente coordinado.

El doctor José Antonio Usparitza, fundador de la DYA, estuvo presente en la tragedia de Ortuella y recuerda que los trabajos fueron "un caos" por "la acumulación de medios". La entidad que preside, presente desde su nacimiento en todas las grandes catástrofes ocurridas en Bizkaia, envió tres ambulancias a la zona cero con su correspondiente personal, pero al acercarse al colegio Marcelino Ugalde se toparon de frente con la anarquía. "Hubo una aglomeración tan grande de vehículos y efectivos que dificultó los accesos", rememora.

Cruz Roja, Protección Civil, Policía local, bomberos? Todos se movilizaron para poner su granito de arena. Junto a ellos, codo a codo, decenas de ciudadanos anónimos que, conmovidos por la tragedia, se prestaban voluntarios para echar una mano en lo que hiciera falta. Emilio Zunzunegi, un joven estudiante de la Facultad de Periodismo en aquella época, no se lo pensó dos veces a la hora de saltarse las clases y presentarse con su vehículo a las puertas de Urgencias en el hospital de Cruces para ponerse a disposición de los médicos. "Me llenaron el coche con sábanas, mantas y material sanitario y me enviaron para Ortuella con una enfermera".

Aunque la carretera estaba cortada al tráfico, gracias a su compañía pudo acercarse hasta las inmediaciones de la escuela. La imagen que vio al bajarse del automóvil no la olvidará jamás. "Me sobrecogieron los rostros sin vida de la gente, incrédulos ante lo que había ocurrido, pero sobre todo me llamó la atención la abrumadora cantidad de personas que había allí. Ni los militares hubieran sido capaces de coordinar a todo aquel gentío".

La Policía Municipal de la localidad minera explica que de haberse producido un suceso similar en la actualidad, la reacción de los servicios de emergencia hubiera sido muy diferente. "Hoy en día está todo mucho más controlado. Existen unos protocolos de emergencia y SOS Deiak y el Gobierno vasco se encargan de coordinarlos". Además, "hace treinta años no había talkies ni móviles, que agilizan bastante más cualquier operativo", puntualiza.