Con el precio de uno solo de los maravillosos juguetes que recrean una atmósfera de polvos de talco y agua de colonia en la tienda Baby Deli, la firma de Carolina Herrera, que ayer realizó su presentación en Bilbao, come toda una familia durante un mes en Annantapur, la tierra sobre la que Vicente Ferrer dejó su huella y donde Manu Orozco y Celia García han plantado brotes del árbol de la esperanza. He ahí, hecha carne, la profecía de René de Chateubriand cuando dijo aquello de que los bosques preceden a las civilizaciones y los desiertos las siguen.
No hay que buscar culpables de semejante desequilibrio porque todos lo somos en una u otra medida. Y si esta crónica trae ambos mundos a la misma página es porque los dos coincidieron ayer en Bilbao, como un augurio de lo que somos. No por eso ha de dejar de valorarse la exquisita sensibilidad con la que Carolina Adriana Herrera ha compuesto un universo para la infancia en Licenciado Poza. Ayer abrió sus puertas una tienda en sintonía con la naturaleza, un espacio de productos ecológicos, naturales, artesanales, biodegradables y de comercio justo que ofrece talleres de actividades lúdicas y didácticas para padres y niños como pequeños cocineros, pequeños actores, yoga para niños, Escuela de Padres o Yo Lan Chinese School. De todo ello disfrutaron Sonia de Jorge, Carmele Arostegi y Ana Lur Llorente; el alcalde, Iñaki Azkuna, las pequeñas Matxalen y Janire Igartua, Ane Alonso, Janire Martín, Sonia Etxebarria, Ander Zarate, Mikel Purroy y un buen número de pequeños que disfrutan de un mundo a su medida.
Otros pequeños se vieron también beneficiados en la tarde de ayer. Llaman a la puerta de La Sonrisa de Bombay, una ONG que les saca de la calle para albergarlos en guarderías. Para ellos y para la Fundación Vicente Ferrer, la ONG Huanvelicaren Lagunak y las asociaciones Bacuva y Amiarte fue la recompensa de los diez mil euros cazada por Manuel Orozco y Alicia García, dos emisarios de la bondad en la tierra. El matrimonio fue galardonado ayer con el premio Norte-Sur, recogido en el Salón Arabe, donde la concejal Nekane Alonso ponderó su fuerza de voluntad y el corazón talla XXL que gastan en presencia del alcalde Iñaki Azkuna y de los dos hijos de la pareja, Daniel y Lua Orozko. Fueron testigos también de la escena Josetxu Canibe, misionero en Ecuador y director de la revista Los Ríos, y Javier Galparsoro, presidente de Cear, la Comisión de Ayuda al Refugiado en Euskadi, ganadores de estos premios en las anteriores ediciones; Natxo Larrazabal, Begoña Crespo, Sonia Beltrán, Jon Barrenetxea, Estibaliz Fernández, Irune Pascual, Jorge Zamacona, Javier Orozco, Xabier Jon Davalillo, Eva Maguregi, los concejales José Luis Sabas, Marta Ajuria, Xabi Anuzita, Julia Madrazo, Txema Oleaga, Begoña Gil, Yolanda Díez, Goyo Zurro, Luis Hermosa, Beatriz Marcos y Óscar Fernández; Ana Holguera, José Ángel del Pozo, Alfonso Dubois, María Trujillo, Jesús María Beldarrain, Iñaki Sánchez, Begoña Quílez, Elsa Sánchez. Teresa Fernández, Elena Agirretxe, Kely Briones, Esther Lafuente, Eva de Miguel, Luis Mediavilla, Miren Arakistain, Begoña Iturriaga, Ana Belén Picaza, Carmelo Amirola, Juan José Doñabeitia, Mari Carmen Ramos, la joven Iratxe Doñabeitia, Borja Sáenz, Francisco Valdelande, Ainara Alonso y un buen número de amigos que han permitido a esta pareja mantener viva la llama de la solidaridad en los úlimos años. Ellos, que comenzaron con una donación de 12 euros al mes (lo dicho antes: un juguete...), hoy son emisarios de los hombres y mujeres de buena voluntad.