Bilbao. Bilbao se hermanó ayer con el espíritu de Gernika y suscribió el canto a la paz y a la democracia surgido de su masacre en la Guerra Civil. El municipio se aferró a la figura legendaria de George Steer, el corresponsal inglés que denunció ante el mundo la atrocidad del bombardeo de la villa foral. Su recuerdo perdurará en el callejero de Bilbao con el nombre de una de sus últimas arterias en el barrio de Atxuri. "Debemos aprender algo de su ejemplo, es la memoria de los tiempos duros. No podemos olvidar las dificultades pasadas de la Guerra Civil", proclamó su hijo George Barton Steer.

Atxuri quedó envuelto por la emotividad del recuerdo a pesar de la sencillez del acto inaugural que siguió el patrón de cualquier otra calle con el tradicional descubrimiento de una placa testimonial. El barrio se poblaba de representantes políticos encabezados por el alcalde, Iñaki Azkuna, que mantiene su vínculo con la realidad a través de su relación con los vecinos. Sin embargo, sobrevolaba en el ambiente la épica de la Guerra Civil, la mejor cara de la contienda, la de las grandes gestas humanitarias.

El espíritu se concentró en un hombre enjuto con ojos humedecidos que luchaba por contener un torrente de emociones. "Ojala mi padre pudiera estar hoy. Hubiera tenido un gran placer en ver lo que ha florecido", señaló. Barton Steer también tomó la palabra para agradecer "desde el fondo de su corazón la amistad leal, valiente y generosa de los vascos hacia su padre".

Pese a su inevitable ausencia, Barton Steer hizo de portavoz de su padre a la hora de alabar el progreso actual de la sociedad vasca. Como él, no oculta la admiración hacia Euskal Herria. "Estaría absolutamente impresionado y emocionado si viera su crecimiento, recuperación y prosperidad", señaló. En este punto, recordó el legado de las generaciones pasadas, las víctimas de la guerra y sus hijos, en la actual prosperidad: "Es el fruto de sangre, sudor y lágrimas".

El hijo proyectaba la reencarnación en los tiempos actuales de aquel corresponsal intrépido y decidido, reinventado como un empresario de la globalización afincado en Hong Kong. Como su padre, conserva un aire cosmopolita y una apertura hacia el mundo.

Barton Steer transmitió las profundas convicciones cívicas del periodista que le empujaron a tomar parte activa de la contienda bélica: "A mi padre no le gustaba la guerra, pero tuvo que tomar parte en ella. Recemos para que no tengamos que hacer lo mismo".

"no queremos guerra" El propio alcalde se apoyó en la dimensión humanista del polifacético periodista anglosajón para desplegar su propio alegato pacifista e ideario político: "Vivimos en plena democracia, no queremos guerra bajo ningún concepto. Nuestros problemas, por muy grandes que sean, los resolveremos dentro de los cauces políticos de diálogo y el acuerdo mayoritario".

Azkuna cogió el testigo con uno de sus discursos más solemnes que se recuerden en los últimos tiempos. "Bilbao le homenajea hoy y para siempre", afirmó. El primer edil recordó la figura de aquel periodista, joven e idealista, que tomó Bilbao como una de sus bases de operaciones para denunciar los atropellos del fascismo. "La verdad es parte de la libertad y de la democracia. Este servidor de ella contribuyó a difundir en el mundo lo sucedido en la masacre de Gernika", declaró.

Precisamente, desde la capital emitió el célebre telegrama que desveló la tragedia de Gernika a través de las páginas del prestigioso rotativo británico The Times. Su crónica se convirtió en un clásico de la literatura periodística y conmocionó al mundo con el testimonio del primer bombardeo a una población civil indefensa.

El alcalde destacó el papel vital de Steer para desenmascarar al régimen franquista, ansioso de ocultar el crimen con su maquinaria propagandística: "Contribuyó como nadie a que se supiera la verdad". El corresponsal hizo valer su poderoso testimonio pese a su juventud -28 años- y a los deseos de la cabecera inglesa de refugiarse en la equidistancia entre los dos bandos. "El periódico tuvo sus dudas, pero creyó en la veracidad de los datos".

Azkuna recordó los fuertes vínculos de Steer con el Gobierno vasco, que le hicieron uno de sus más firmes defensores internacionales. De hecho, profesó su admiración hacia el lehendakari Aguirre cautivado por su convicción. "Es un idealista, un joven político asceta que al final practicó su fe en el desierto". El alcalde retornó a su registro cercano al vecino de a pie al acordarse de la calle surgida de una de las últimas cirugías urbanas de Bilbao. En su nueva apelación al civismo tuvo un recuerdo al propio homenajeado: "Y ustedes, vecinos y vecinas, cuiden bien la calle para tener la memoria de Steer siempre en nuestros corazones". La calle es el broche de la regeneración de Atxuri, que ha permitido la creación de un pulmón verde de 18.000 metros cuadrados.