Bilbao. Conoce el campo de batalla mejor que los propios generales: sabe de memoria las coordenadas exactas de cada refugio y de cada trinchera de cientos de campañas bélicas. Nicolás Eskubi trabaja como un espía consultando mapas y planos militares, y ahora estudia al detalle el desierto de Libia. "Estoy descifrando las claves de la victoria de Rommell sobre una base aliada durante la Segunda Guerra Mundial", explica el bilbaino, ganador del premio Charles Robert S. en tres ocasiones, en 2005, 2006 y 2009, que distingue al mejor diseñador mundial de tableros de wargames.

¿Cómo se juega a la guerra?

Es complicado porque cada tablero tiene su propias normas. A cada soldado se le asignan unos valores de movimiento, de ataque y de defensa, que son los que determinan el desarrollo de la batalla que se disputa.

Usted diseña el tablero y también los soldados, ¿no?

Sí. Yo me encargo de dibujar todas las unidades de combate que participan en la batalla. También hay cañones, tanques y otras piezas con un valor mayor que los soldados.

Supongo que una partida a un "wargame" será bastante larga.

Hay muchos niveles de juegos. Los más básicos pueden llegar a durar tres o cuatro horas. Asimismo, para jugar a los más avanzados hay que armarse de paciencia. Una buena partida a un juego de guerra puede durar más de dos días.

Y usted, ¿cuánto tarda en diseñar el campo de combate?

Depende del tamaño. El tablero más grande que he diseñado medía tres metros de largo y me llevó más de dos años terminarlo. Primero hay que estudiar los mapas de la época y luego hay que crear un juego que sea realista y funcional a la vez. No se puede llenar el tablero de edificios porque si los soldados no tienen contacto visual con el enemigo no pueden disparar.

¿Quién pone las normas?

Yo trabajo para una compañía de EE.UU., que me hace un encargo con unas pautas concretas. Ellos me dicen qué campaña voy a reproducir y qué estilo de tablero y de fichas quieren que les prepare. Las reglas las ponen mis jefes pero, a pesar de ello, muchos jugadores me llaman a mí cuando surgen discrepancias al interpretar las instrucciones.

Veo que se ha hecho conocido entre los aficionados a los "wargames"...

En Euskadi hay más afición a esto de lo que parece. Hay unos cuantos clubes que organizan torneos en Bizkaia. Además, en Amorebieta se celebran todos los años unas jornadas sobre juegos de guerra a las que acuden muchos niños.

Parece que no se ha perdido la tradición de jugar a los soldaditos.

Estos juegos son la versión moderna de aquellos soldaditos de plomo. Normalmente los niños se inician a través de los eurogames. Son los modelos más básicos e intuitivos de wargames, a los que se juega con dados. Lo normal es que se enganchen y, poco a poco, vayan atreviéndose con formatos más complejos.

Y a sus hijos, ¿les enganchan los soldaditos?

Cuando entran a mi estudio y me encuentran leyendo mapas y dibujando tanques, mis hijos alucinan. Luego dicen en el colegio que su padre hace juegos de guerra y no les creen ni siquiera los profesores.

Y eso que Nicolás Eskubi tiene ya tres Oscar al mejor diseñador de "wargames".

Ganar tres ediciones del premio Charles Robert S. ha sido un honor porque no se lo han concedido a ningún otro diseñador del Estado. El último lo gané el año pasado con Battle Above the Clouds, un juego sobre la Guerra Civil americana.

¿Qué otras contiendas ha transformado en juego?

Lo que más trabajo es la Segunda Guerra Mundial. Los americanos se miran mucho el ombligo y me encargan muchas campañas de aquella batalla. También he hecho juegos de la época de los romanos, de la guerra de Cuba y varias ediciones sobre la Guerra Civil. Gracias a uno de éstos, A las barricadas, gané otro de mis premios.

Para reproducir la batalla de Artxanda no necesitaría consultar demasiados mapas...

Hacer maquetas de la Guerra Civil me encanta, porque como quién dice, los escenarios me pillan al lado de casa. Así puedo hacerme una idea más precisa de cómo eran los campos de batalla de la época. Haciendo las barricadas disfruté muchísimo. ¡Aquel juego tenía incluido hasta gudaris!