Etxebarri

A sus 77 años, Jesús María Llona Urkijo se jubila este próximo mes de septiembre. Atrás dejará las alegrías y penas de los vecinos de Etxebarri, a quienes ha escuchado y aconsejado cada día. Y es que este natural de Lemoa, ha sido el cura de la parroquia de San Esteban durante 23 inviernos. En esta larga pero "bonita" etapa de su vida, Jesús ha visto como crecía el pueblo, al igual que la iglesia desde la que oficia la misa. "Cuando vine estaba casi destrozada y ahora es digna de ver. Fíjate que hasta vienen parejas de otros pueblos a casarse a Etxebarri por todo lo que les gusta esta iglesia", asegura mientras muestra orgulloso fotos antiguas en las que el torreón del edificio luce como buen protagonista.

Aunque aún no conoce el día concreto en el que deberá despedirse de sus feligreses para dar paso al nuevo, Javier Rojo de Zorroza, Jesús va diciendo adiós a la forma de vida que ha llevado hasta ahora. "Todos los días, laborables o festivos, me pongo el despertador a las siete y media de la mañana; siempre hay mucho que hacer", confiesa. Tras el relevo, volverá a casa de su familia aunque "seguiré estando ahí para lo que se me necesite", adelanta. ¿Cómo no va a estarlo si "Etxebarri es el pueblo que me ha tocado el corazón"?, reconoce.

Aunque algunos lo hayan conocido siempre allí, Jesús no ha estado toda su vida en este municipio. Tras estudiar en la Misericordia de Bilbao, el lemoarra entró al seminario con 28 años. Tras acabar su formación, se ordenó y fue enviado a Berriz donde pasó siete años. De allí fue trasladado a Ermua. En este municipio vivió una década que acabó con su llegada a Etxebarri en 1987.

De toda su estancia en esta localidad se lleva "cosas muy gratas y buenísimos recuerdos". Tantos que le duele jubilarse. Y eso que según cuenta, nunca ha disfrutado de unas vacaciones. Ha estado muy ocupado siempre. No sólo ejerciendo de cura, también es músico. Así, fundó la banda de txistularis de Lemoa y fue director de la coral de este municipio en una pasión que le viene desde niño. "Mi ama me daba un real los domingos y me lo gastaba en un silbo con cinco agujeros que no hacía más que tocar", recuerda.

Aunque todavía no se va, el Ayuntamiento quiere empezar a homenajearle. Lo hará en la primera jornada de fiestas del municipio, el próximo 23 de julio. Ese día Jesús será el pregonero de unos festejos que se prolongarán hasta el 31 de julio, San Ignacio. Este momento se convertirá sin duda en otro de los recuerdos que Jesús guardará en una mochila que ya está preparando para no olvidarse de nada.