Bilbao. Eran unos de los supervivientes de la era de las descargas por internet y la oferta apabullante de las multisalas. Sobrevivían gracias a una oferta selecta, algo alejada de los circuitos comerciales, pero muy apreciada por los cinéfilos más sibaritas. Y, sin embargo, también a ellos les ha tocado echar la persiana. Los cines Renoir proyectaron el pasado miércoles su última película, prorrogando la larga lista de salas que han cerrado sus puertas en Bilbao, y a la que tras el verano se unirán los históricos Capitol. Entonces, los Golem que se inaugurarán en la Alhóndiga y los Multicines, que sobreviven a duras penas, serán los últimos supervivientes de la larga tradición cinematográfica de Bilbao.

Las salas Renoir Deusto reabrieron sus puertas en 2004, después de una gran reforma para modernizar sus instalaciones y ponerse a la altura de los nuevos tiempos. A pesar de ello, durante los últimos meses, estos cines no pasaban por su mejor momento en cuanto a afluencia de espectadores. A la ya de por sí complicada situación económica causada por la crisis se sumó el desplome de espectadores que los cines deustuarras sufrían desde el pasado mes de septiembre. De este modo, los propietarios de las salas Renoir decidieron colgar el pasado miércoles por última vez en su cartelera los títulos de sus películas; esos carteles que no adornarán más las calles del barrio. Ese día, por la noche, se vendieron las últimas entradas. Después, su persiana echó el cierre y no se volvió a levantar.

Por el momento, se desconoce el destino del local que hasta hace unos días albergaba los Renoir. Tal vez se convierta en un negocio de material deportivo, como es el caso de los Capitol, y, antes que éstos, el de los Astoria.

Edad de oro La edad de oro del cine en Bilbao se consolidó en los años setenta cuando la capital vizcaina llegó a contar con 38 salas en las que se proyectaban las mejores películas del momento. Entre los grandes cines históricos de la época se encontraban los Renoir Deusto, que hacía las delicias de los espectadores tomateros. Calificados por muchos como unos cines acogedores y familiares, decorados con vitrinas llenas de cámaras y aparatos de cine antiguos, los Renoir Deusto contaban con siete salas divididas en dos plantas. A pesar de ello, eran unos cines relativamente pequeños. Sus pérdidas económicas han sido constantes desde su reapertura, pese a presentar títulos de calidad. Películas como El escritor, Que se mueran los feos, Habitación en Roma, El pequeño Nicolás, El concierto o Fish tank fueron los títulos que se proyectaron durante las últimas horas de vida de los Renoir.

El Fin del cine de barrio Al parecer, se trata de un adiós definitivo. A día de hoy, el nombre de los Renoir Deusto ni tan siquiera aparece en la página web oficial de la firma (www.cinesrenoir.com). Da la sensación de que estas emblemáticas salas ya no forman parte de la historia de la empresa cinematográfica. Al igual que sucede con el nombre de estas salas en el sitio de internet, con el cierre de éstos el cine de barrio bilbaino está a punto de desaparecer, como ya hicieran antes salas de cine históricas en Bilbao como el Astoria, el Ideal Cinema, el Gran Vía, el Buenos Aires, el Gayarre; o más recientemente el Mikeldi y el Capitol.

Ahora, las grandes superficies se convierten en la única alternativa para aquellos que deseen disfrutar del séptimo arte. Además de la omnipresente crisis económica, la llegada de las grandes superficies comerciales con salas de cine de última generación tecnología puntera como el 3D se han convertido en una losa para las humildes salas de proyección de la villa. Los cinéfilos, o más bien, los espectadores en general, prefieren la comodidad de los cines de los centros comerciales -quizá por amplio abanico de títulos, quizá por la oferta de todo incluido de estos espacios- a la cercanía y familiaridad de salas como Renoir Deusto.

Pero aún hay espacio para la esperanza para los cinéfilos bilbainos; las 8 salas de la Alhóndiga presentarán en breve su oferta de títulos, convirtiéndose en los primeros de una, esperemos, nueva y duradera estirpe de cines de barrio.