Bilbao

LA ópera Mirentxu de Guridi recoge una antigua costumbre popular de nuestros baserritarras, que continúa celebrándose año tras año en los diferentes pueblos y rincones de la geografía vizcaina. Se trata de la costumbre tradicional de entonar a la puerta de los caseríos, la víspera del 5 de febrero, el canto de Santa Águeda. En todo el territorio resonarán hoy las canciones de las rondas corales que rememoran la vida y el martirio de la santa de Sicilia, a la que le amputaron los pechos por querer preservar su virginidad ante la propuesta de matrimonio de Quinciano, gobernador romano. "Fue tal la repercusión que tuvo aquel suceso que su historia se ha conservado a través de los siglos. No sé si por devoción o sólo por folclorismo, la gente sigue saliendo a la calle a cantar con el mismo sentimiento y emoción", destaca el párroco de Kastrexana, Carmelo Marón, que oficiará las misas en la ermita de este barrio baracaldés.

Bilbao, junto con pueblos de la zona del Duranguesado, es uno de los municipios vizcainos con más tradición, ya que desde primeras horas de la mañana pocos son los rincones de la villa en los que no se escuchan las coplas en honor a la mártir. Encontraremos las calles de la villa plagadas de niños y mayores que acompañará la letra de las coplas a golpe de makila.

Una de las agrupaciones más emblemáticas en Bizkaia es el coro de Arratia, que cumple el año que viene sesenta años desde su fundación. Paso a paso, llueva, nieve o haga sol, cincuenta y cinco vecinos de los pueblos de Gorbeialdea juntan sus voces por una buena causa. Todo el dinero que recauden irá destinado a Sahara, para proyectos de formación de las mujeres. El periplo de este coro de voces mixta comenzará muy temprano. A las 08.00 horas tomarán en autobús y tras una misa cantarán a las 9.00 horas en Arantzazu, 9.15 horas en Dima y 9.30 Lemoa. Después se acercarán a Zornotza y desde ahí partirán hacia Bilbao. A media mañana llegarán a la capital donde podremos comprobar su buen hacer a la hora de entonar los tradicionales cánticos. A partir de las 11.00 horas su recorrido irá desde la iglesia de San Antón, el mercado de la Ribera, Plaza Nueva, Ayuntamiento, BBK, El Corte Inglés, Iberdrola y la Diputación Foral de Bizkaia, sobre la 13.30 horas. Tras la comida, el coro de Arratia volverá a entonar las canciones a las 17.30 horas para cantar en las Siete Calles y después lo harán en la salida del metro en San Nicolás. para finalizar frente Arriaga, a las 19.00 horas.

Tradición viva Antaño, eran los mozos de cada barriada que, provistos de estacas que utilizaban para llevar el compás del canto golpeando con ellas en el suelo, recorrían las casas del pueblo, recibiendo como premio de su trabajo huevos en abundancia y sartas de chorizos. Con todas las provisiones los baserritarras preparaban el almuerzo de la mañana con el que cogían fuerza para emprender la caminata hasta la ermita de Santa Águeda, donde se celebra la misa y la romería. A pesar de los años, hoy en día la tradición continúa viva en los pueblos vizcainos. "A los vascos, tradicionalmente, siempre les ha gustado cantar, bien a modo de celebración o de crítica. Lo de salir a la calle para cantar coplas no es nuevo", explica Marón.

El origen de la fiesta es fundamentalmente religiosa. Santa Águeda, virgen y mártir siciliana del siglo III, es una advocación venerada específicamente por las mujeres. Recurren a su intercesión aquellas gestantes que quieren propiciar un buen parto, las madres con insuficiente leche, y las aquejadas por diversos males de pechos.

Pero, ¿de dónde procede la tradición de acompañar los cánticos con un bastón de madera? Joxemiel Barandiaran, en sus estudios etnográficos, sostenía que el hecho de llevar la makila, suponía para el baserritarra una manera de espantar los malos espíritus, y al diablo. Carmelo Marón, respetando las explicaciones de Aita Barandiaran, cree que la razón de llevar un palo en el recorrido es mucho más mundana: "Con la makila los baserritarras en sus recorridos de caserío en caserío quitaban las zarzas. Además, con el palo se marca mucho mejor el ritmo de las coplas que se entonan", relata Marón.

Con la llegada del 4 de febrero, las ermitas edificadas en honor a Santa Águeda se llenan de gente. La fiesta se repetirá este domingo con la celebración de misas y romerías en los alrededores de las ermitas. En Bizkaia son siete los templos levantados en honor a la virgen, ubicados en las localidad de Ea, en el barrio de Ipiñaburu de Zeanuri, en Gordexola e Izurtza. La de Kastrexana, en Barakaldo, es la más grande de cuantas existen en Bizkaia. Para Irune Ezenarro e Itziar Viteri, dos mujeres encargadas de mantener limpia la ermita de Kastrexana, la romería del 5 de febrero va creciendo en popularidad. "Es una celebración cargada de simbolismo y de tradición", comentan. Situada en las estribaciones del monte Arroletza, a 452 metros, las primeras noticias documentales constatan que el santuario ya existía en 1584, posiblemente levantado sobre los cimientos de una ermita anterior. Remodelado a lo largo de los siglos, la última de las restauraciones se realizó hace un par de años. Se cambió el tejado, se instalaron aseos en la sacristía y se abrió un acceso más para evitar aglomeraciones el día de la romería. Una obra costosa que ha sido sufragada en su totalidad con la ayuda de los feligreses. A pesar del interés turístico, religioso y cultural que despierta esta construcción, al parecer, el Ayuntamiento de Barakaldo no ha aportado ninguna ayuda económica para su remodelación. Una actitud criticada por el párroco. "No han dado ni un duro y encima han cobrado la licencia de obra. Es una vergüenza que pasen y luego presuman de hacer cosas", critica Marón.

Sea por devoción o por floclorismo, lo importante es que a pesar del paso de los años, los vizcainos siguen conservando sus fiestas tradicionales.