Barakaldo. Barakaldo vuelve a tener gaztetxe. Apenas unas horas después de que la Policía Local desalojara el pasado martes el centro Makala de San Vicente, la Gazte Asanblada de la localidad fabril respondió a este cierre ocupando un nuevo inmueble en la calle Ferrerías, tal como anunciaron ayer un grupo de integrantes de este colectivo.
El nuevo local, una vivienda que se encontraba "abandonada" en el entorno de Bagatza y Santa Teresa, se convertirá en un espacio "autogestionado por los jóvenes para que podamos desarrollar nuestras ideas", según explicaron dos portavoces de la Gazte Asanblada. En este espacio pretenden continuar desarrollando el mismo proyecto iniciado hace dos años en Makala, un lugar de "lucha, formación, información y con alternativas de ocio" para la gente.
El cierre del gaztetxe de San Vicente se produjo en medio de un fuerte dispositivo policial que acabó con la identificación de varios responsables. Una clausura que, según explicaron el pasado 30 de noviembre, se realizó por vía administrativa tras exigir el Ayuntamiento la adopción de una serie de medidas. El colectivo desarrolló a lo largo de la jornada de ayer una serie de actos para denunciar el cierre de Makala, que culminó con una manifestación en la plaza Bide Onera. Unas protestas que fueron vigiladas de cerca por la Ertzain-tza, tal y como aseguraron varios de los participantes, que identificó a algunos de ellos.
Ataque El colectivo considera que la actuación llevada a cabo por el Ayuntamiento con la clausura del espacio autogestionado supone "un nuevo ataque a la juventud organizada de Barakaldo". Asimismo, recordaron cómo a lo largo de los dos años que permaneció activo este local "lo limpiamos, lo acondicionamos y le dimos vida organizando numerosas actividades".
La Gazte Asanblada, que ofreció ayer una rueda de prensa en la Herriko Plaza a la que acudieron una treintena de integrantes, manifestó por último ser consciente de que este desalojo "no va a ser el primer ni el último" que sufrirá, pero advirtió de que no se va a quedar "de brazos cruzados" ni a "rendirse" frente a este tipo de "actitudes" promovidas desde las instituciones.