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El castillo de Rekalde vuelve a brillar gracias al trabajo de los hijos de su autor

Paulino Astorgano levantó la estructura con sus propias manos tras una historia que le contó el difunto alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna

En imágenes: El castillo de Rekalde vuelve a brillar gracias al trabajo de los hijos de Paulino AstorganoPankra Nieto

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El barrio bilbaino de Rekalde tiene un tesoro que recientemente ha vuelto a brillar como nunca. Se trata del castillo ubicado cerca de la Nueva Alhóndiga de Gaztelondo, el parking en espiral situado en el número cinco de la calle que da nombre al edificio. Todo un símbolo del barrio que vuelve a lucir su mejor versión gracias a la restauración que han llevado a cabo los hijos de su autor, Paulino Astorgano.

Desde que el autor de este castillo falleció hace cinco años, la estructura había quedado algo desatendida y cubierta por la vegetación. Según relató Aroa, hija de Paulino Astorgano en una entrevista en Radio Nervión, ella y sus hermanos no pudieron atenderlo como se merecía por cuestiones laborales y por no residir en Rekalde. Fue entonces cuando José, un vecino del barrio, decidió pasar a la acción y retirar la maleza que lo había cubierto. Así, el castillo recuperó su imagen habitual y volvió a erigirse como el primer día en la huerta de Paulino.

En las últimas semanas sus hijos han vuelto a adecentar la estructura y, tras retirar la vegetación que nuevamente lo había cubierto, han repintado el castillo, reparado la jardinera y han colocado una placa en memoria de su padre quien un día lo levantó con tanta ilusión.

Una charla con el alcalde Iñaki Azkuna

Pero más allá de haberse convertido en un símbolo del barrio gracias al trabajo de Paulino Astorgano, el castillo esconde una bonita historia muy conectada con la Villa. Hace años, en una conversación que Paulino mantuvo con el que fuera alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, este le contó que en los altos de Rekalde existió un castillo donde un antiguo rey solía pasar las tardes de verano, cerca del actual campo del Iturrigorri.

El vecino del barrio bilbaino, apasionado de la historia, decidió recrearlo con su propias manos. Con escasos recursos, el trabajo le llevó alrededor de dos años y terminó por convertirse en todo un orgullo para los vecinos y vecinas de Rekalde que lo protegen con mucho respeto y evitan que nadie entre para garantizar que la obra se conserva en perfectas condiciones.

Ahora, tras el trabajo que en su día hizo José y la restauración que han llevado a cabo sus hijos, el castillo de Rekalde vuelve a brillar con luz propia y recuerda a Paulino Astorgano que un día decidió convertir una anécdota en realidad y levantar esta estructura que atrae a tanta gente y que hace sentir orgullosos a sus vecinos y vecinas.

Teniendo en cuenta el cariño que la comunidad tiene al castillo y la simbología del mismo, a Aroa, hija de Paulino Astorgano, le gustaría que la zona se convirtiese en un espacio municipal para garantizar su mantenimiento y añadir iluminación, así como mejorar su accesibilidad.