La prostitución se traslada en Bilbao: de las Cortes a contactar 'on line'Borja Guerrero
Las mujeres que ejercen la prostitución ya no hacen la calle. Los clubes de alterne han ido cerrando poco a poco y el barrio chino de Bilbao –como se conocía a la calle Cortes y a sus adyacentes– ha dejado de ser lo que era. Con el cambio de siglo la actividad comenzó a trasladarse a pisos y habitaciones alquiladas. Y, en los últimos años, esta tendencia que invisibiliza a las mujeres que ejercen la prostitución –mujeres inmigrantes en un 95%– ha dado un salto cualitativo con Internet, donde se han trasladado las páginas de contactos que antaño se publicitaban en los periódicos sin ningún pudor. Es más, la aparición de plataformas como OnlyFans está difuminando la percepción de la prostitución para muchos jóvenes –chicas en su mayoría– que generan contenido erótico.
“La prostitución es un reflejo de nuestra sociedad. Y según vamos evolucionando, ella se va adaptando. ¿Qué está pasando ahora? Que el mundo digital ha irrumpido de una manera abrumadora, lo que ha cambiado totalmente el formato”, explica Marian Arias, responsable de Sensibilización y Formación de Askabide, asociación que este año ha cumplido cuatro décadas trabajando para atender las necesidades de las mujeres que ejercen la prostitución en Bilbao. Lejos de ofrecer una fotografía fija, Arias describe la complejidad de este fenómeno en constante movimiento. “La prostitución de calle ha desaparecido y queda el estereotipo”, expone antes de afirma que queda algún club, de forma residual, en Bilbao y en zonas de pabellones de Bizkaia.
“Hace diez años las mujeres ejercían la prostitución en pisos, pero había una especie de mami que se encargaba de ellas. Esa figura ha desaparecido. Ahora la gente alquila habitaciones y se ejerce de forma individual”, apunta Arias. ¿Y cómo contactan con los clientes? Una rápida búsqueda en Google con las palabras clave resuelve la incógnita. Varias página “de citas” proponen “acompañantes, mujeres y chicas de compañía”. Una de ellas, en concreto, asegura que no ofrece servicios de “putas en Bilbao” porque cumplen con “la Ley Orgánica 10/2022, de 6 de septiembre de garantía de libertad sexual, donde es ilícita la publicidad que promueva la prostitución”. En los anuncios, no obstante, se muestran imágenes de contenido erótico explícito y se anuncian números de teléfono.
NUEVOS ESCENARIOS
Marian Arias asevera que estas páginas no deberían existir: “Pero siempre encuentran la forma de hacerlo, operando en países como Irlanda”. Además, revela que las redes sociales han comenzado a extender una forma de hablar en código. “Si por ejemplo pongo ‘un euro’ o ‘una moneda’, sé que esa persona está recibiendo dinero por servicios sexuales”, señala Arias, quien indica que ante la afirmación de que ya no hay prostitución hay que responder que ya no se ve a las mujeres que la ejercen. “Están mucho más invisibilizadas y son mucho más vulnerables. Cuanto más aisladas estén, menos red social tienen y más peligro de sufrir cualquier tipo de violencia”, expone esta responsable de Askabide, quien indica que ahora se descarga una aplicación y se queda: en un hotel, una habitación o un piso.
OnlyFans funciona a través de suscriptores que pagan a quienes generan contenido.
Por otro lado, desde hace unos años, plataformas como OnlyFans han irrumpido con fuerza en este tablero de juego. “Estamos expectantes porque está cambiando el concepto de prostitución. Se mueve en un límite bastante difuso en el que las personas que participan no se sienten prostitutas en absoluto”, evidencia Arias sobre esta página que funciona a través de suscripciones mensuales, pagos únicos o pago por visión en los que las “creadoras de contenido” ofrecen imágenes y vídeos de carácter sexual que, a menudo, van escalando en los grados de explicitud que ofrecen. “Puede llegar un momento en el que quedan con alguien”, expone Arias, quien apunta que esto puede llevar a muchos jóvenes a asumir riesgos de los que no son conscientes. “Vamos a trabajar mucho en campañas con juventud. Creo que estos críos no saben cuáles pueden ser las consecuencias de seguir en estas historias”, reconoce sobre un trabajo de prevención que considera necesario.
¿ABOLICIÓN O LEGALIZACIÓN?
Marian Arias evidencia su hartazgo cuando se le pregunta sobre su opinión sobre la abolición o la legalización de la prostitución, un posicionamiento que no ha resuelto la situación de las mujeres que la ejercen en otros países europeos que han optado por un camino u otro. “Es una realidad muy compleja, en la que hay personas con situaciones muy diferentes”, expone antes de afirmar que los debates están muy viciados. “Si desde el principio te aferras a que bajo ningún concepto puede ser un trabajo, y no quieres seguir hablando, las estás privando de un montón de derechos”, apunta. Por ello, insiste en poner el foco en ellas, en su día a día y en sus necesidades: “Hay que dejar de lado los posicionamientos filosóficos para llegar a acuerdos mínimos que mejoren su vida”.
MUJERES INMIGRANTES
Lo que no ha variado demasiado en los últimos años es el perfil de quienes ejercen la prostitución en Bilbao. Son mujeres inmigrantes –principalmente latinoamericanas– en un 95%. “Alrededor de la mitad están en situación irregular, lo que conlleva que no puedan tener permiso de residencia, permiso de trabajo...”, enumera Marian Arias, quien indica que el número de personas que ejercen la prostitución en Bizkaia, cifrado en alrededor de un millar, se suele mantener si bien “es imposible saber cuántas hay”. No obstante, asevera que hay “una idea equivocada” en torno a la edad de las mujeres. “En nuestros recursos la mayoría tienen más de 35 años y están en situación de exclusión, muchas veces con cargas familiares”, afirma, antes de apostillar que eso no significa que no haya chicas más jóvenes, sino que no recurren a Askabide. En ese sentido, reconoce que pueden existir chicas que ejerzan la prostitución para sufragarse un nivel de vida más elevado, “pero a nivel estadístico no es significativo”.
Lo que definitivamente no ha cambiado en absoluto es que los clientes siguen siendo hombres. “El perfil es totalmente variado: hay jóvenes, mayores, migrantes, estatales, con formación, sin formación... Cualquier hombre, en principio, puede ser cliente de la prostitución”, considera Arias, quien asevera que es difícil explicar por qué las nuevas generaciones siguen recurriendo a estos servicios. “En nuestra sociedad hay un consumismo bestial y una exigencia de inmediatez. Es posible que como quieran tener relaciones sexuales ya y lo tengan más difícil de forma orgánica, paguen por ello”, manifiesta la responsable de Askabide, que en 2007 llevó a cabo un estudio para analizar el perfil de los clientes. “La mayoría tenían pareja y recurrían a la prostitución para tener sexo sin compromiso”, resume. ¿La evolución desde entonces? “La percepción está cambiando. Antes, en una despedida de soltero, se podía ir a un club y se alardeaba. Eso cada vez pertenece más a la esfera personal. A nivel social ser cliente de prostitución no está bien visto”, concluye Arias.