El kit de supervivencia para tres días de fiesta en el Bilbao BBK Live
Chubasqueros a un lado, auténtico protagonista este viernes, no faltan peines, cervezas, chupachuses y hasta cables
Si el BBK Live es siempre epicentro de la música en vivo y la emoción colectiva; del ingenio ante el mal tiempo. Miles de personas desafiaron ayer la alerta naranja en Bilbao durante la segunda jornada del festival con un kit de supervivencia que iba más allá del típico look festivalero: el auténtico protagonista fue, sin duda, el chubasquero.
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“La prenda estrella de hoy es el chubasquero, que seguramente nos haga falta a lo largo del día”, aseguraba Amaia Zaldibar, con la serenidad de quien ha aprendido de años anteriores. Y no era para menos: las gotas caídas durante la tarde no empañaron el ánimo pero sí marcaron tendencia: paraguas, ponchos impermeables y chaquetas con capucha fueron casi tan visibles como las camisetas de los cabezas de cartel.
Un rápido paseo por el recinto bastaba para confirmar que la lluvia no pilló desprevenido a nadie. Dos jóvenes asistentes resumían bien la situación: “Tenemos por aquí el móvil, imprescindible. También gafas de sol, aunque hoy no creemos que nos vayan a hacer falta. Y un peine”. En la mochila, además, llevaban un dulce salvavidas: “Por si nos da el bajón de azúcar hemos traído unos chupachups”. Otros apostaban por incluir en el pack algo más festivo. “Imprescindible la cerveza”, decía sonriente Ekain Pérez, un chico que acudía al festival acompañado de su pareja, antes de añadir con complicidad: “También hemos traído un peine, que nunca se sabe cuando puede venir bien”. La improvisación también se notaba en los más previsores. Dos chicas que llegaban con su padre lo tenían claro: “Hemos traído chubasqueros y dos paraguas por si acaso”. Aunque también reconocían cierto exceso de optimismo: “También unas gafas, aunque no creemos que nos vayan a servir de mucho hoy”.
La nota insólita del día la protagonizaron dos amigas con un objeto algo insólito: “Un cable de ocho metros, porque nunca se sabe donde lo podrás enchufar”. Una muestra de que la supervivencia festivalera no depende solo del clima, sino también de la batería. Y añadían con una sonrisa resignada: “También hemos traído mucha paciencia por la mala organización del festival”. La lluvia y el mal tiempo obligaron a los asistentes a innovar a la hora de elegir las pertenencias imprescindibles para un festival en el que, a pesar del clima, no escasea de fiesta.