Todo muy Crazy con The Schizophonics
Todo el mundo quería ver a Pat Beers. Había quien deseaba verlo de nuevo. Por ejemplo, Eduardo Rodríguez y Ana de la Maza, de Donostia. Estuvieron en el concierto del Festival de Rock de Andoain. Y repitieron experiencia en Burgos, donde Eduardo compró la camiseta que lucía con orgullo. Este año pensaban viajar hasta el Espina Fest, festivalazo que se celebra a finales de junio en Vega de Espinareda, cerca de Ponferrada. Pero se enteraron del bolo de Bilbao. “Y aquí estamos”, resumió Eduardo sentado en la terraza del Crazy Horse, frente a la ría, con el Guggenheim enfrente y un refrigerio en la mesa.
The Schizophonics, combo fundada en San Diego (California) en 2009, “es una de esas bandas que, una vez vistas, nunca se olvidan” afirma la publicación especializa Guitar World. Debe ser cierto.
Los Beers, Pat y la baterista Lety, fundaron una banda, básicamente de dos porque el bajo varía en función de la gira. Y se casaron. Lo suyo es el el ritmo del garaje. El rock&roll.
Kamilo Sánchez, Ione Rodríguez y Asier Garamendi conocían al conjunto norteamericano. “Son la caña, una salvajada, el tipo toca la guitarra de una manera muy especial, a veces con una sola mano”, describió Kamilo.
Tiene su explicación. Hace unos años, Pat rompió una clavija de su guitarra durante un concierto. Perdió una cuerda. Le gustó el sonido. Y lo perfeccionó. Para tocar cinco cuerdas le basta la mano izquierda. Canta a la vez. Corre, salta y se tira al suelo. Es pura energía. Dicen que podría tratarse de Jimi Hendrix en el cuerpo de Mick Jagger, o una mezcla de Iggy Pop y El Diablo de Tasmania de los dibujos animados. Cualquiera de las combinaciones genera muchas expectativas. Y Pat debe cumplirlas de maneras más que sobrada.
Un muy conocido proveedor de música en streaming por internet afirma que el de este trío es “el directo más salvaje de Estados Unidos”. Eso es mucho decir.
A comprobarlo y ver con sus propios ojos si era verdad se acercaron Andrés Paratal, Josune Fernández y Néstor Sierra.
Desde Gasteiz se desplazaron Brus, María AK, Alicia Fenor e Imanol Eizmendi.
Estaban esperando a que comenzara el concierto de The Schizophonics Zuriñe Alonso, Ekhi Arrieta, David Díaz y Asier Bidaurrazaga, así como Carlos Barros, Mikel Gárate, Luis Hurtado y Luis López.
Cuando Pat dejó de probar su guitarra y se escabulló del Crazy Horse con ella al hombro, a eso de las siete y cuarto, probaron instrumetos los teloneros. Se trataba de los neoyorquinos The Mooks, liderados por el bajista Simon Chardiet, que nos reveló que su abuelo era vasco, de San Juan de Luz. Con él, Mike Mok, guitarra y voz; Gary Albert, guitarra y coros; y JJ Murphy , a la batería, además de un invitado del Bronx, Vic Ruggiero, con chaleco y tocado con un fedora de verano.
Con el musicón flotando por la Avenida de las Universidades se fue poblando la acera porticada de brazos con tatuajes de colores, algún casco de moto, camisas con estampados poderosos, gorras, viseras y camisetas con mensaje. Mucho saludo de un grupo a otro. Abrazos y risas. No es el primer concierto en el que muchos coinciden.
¿Gente muy joven? Únicamente un grupito interracial con todo el aire de haberse quedado tras el Erasmus o de haber salido del hostel de al lado; mostraban plena concentración en el plato combinado que tenían entre manos más que en la cerveza o la conversación.
El resto, personal curtido. Hablamos de rock&roll.
Rubén Zulueta programó el concierto. Adrián Azqueta se encargó de que las dos bandas sonaran a la perfección. Y Pat Beers de que estallará su modo de entender el directo. Un directo en el que el personal está a un metro.