El Ayuntamiento de Bilbao calcula que necesitará 18 cámaras para vigilar el Casco Viejo de la posible comisión de hechos delictivos. El área de Seguridad destinará una partida de 235.000 euros en los presupuestos de este año a la “sustitución y ampliación” de estos dispositivos que ya funcionan en otras zonas de la ciudad. Fuentes municipales aseveran, a preguntas de EH Bildu, que ya existen cinco cámaras en la zona histórica, sin embargo, tomando la Plaza Unamuno como referencia, se ha establecido un aumento de calles y plazas a abarcar en función de las necesidades actuales. Desde el Consistorio apuntan que será el Departamento de Laboratorio de Audiovisuales de la Policía Municipal la que gestione, extraiga y borre las imágenes.
En la actualidad, apuntan, el sistema de videovigilancia está formado por cinco cámaras fijas; dos de ellas instaladas en la Plaza Unamuno, dos en la calle Iturribide y una en la confluencia de las calles Iturribide y Fika. Con la ampliación del sistema se pretende incluir, además de los citados espacios, Calzadas de Mallona, el tramo inferior de Prim y Plaza Tomás Meabe. En este proceso de “sustitución y ampliación” la estimación inicial es que serán necesarias 18 cámaras para abarcar el área solicitada. No obstante, contemplan que este número pueda variar “durante la ejecución del proyecto por razones técnicas, presupuestarias etc.”.
Según detalló durante la presentación de las cuentas Amaia Arregi, concejala de Seguridad, “el trabajo de la policía es dinámico”, por lo que es necesario analizar la evolución de los hechos delictivos a lo largo del tiempo. En ese sentido, expuso que en algunos espacios en los que había cámaras no estaba justificada su presencia en relación a los delitos que se cometían. Es el caso de Ollerías, una zona en la que se colocaron seis cámaras en 2016, cuando era un punto de inseguridad, y en la actualidad apenas se registran incidentes. “Hay cámaras que han sido retiradas para llevarlas a espacios en los que hay delitos, lo que no quiere decir que haya habido un aumento”, aclaró.
En lo que respecta a los puntos de inseguridad del Casco Viejo, la edil repuso que las escaleras –en el Casco Viejo hay varias– son peatonales, por lo que “requieren muchos recursos humanos para a veces no ser todo lo efectivos que nos gustaría”. En cualquier caso, con respecto a la cantidad de cámaras que serán necesarias apuntó que dependería de la empresa que las instale, aunque admitió que lo prioritario es que sean de buena calidad, como las que actualmente están instaladas en San Francisco, el primer barrio en contar con estos dispositivos.
De hecho, aunque esas primeras cámaras se instalaron hace más de 15 años, es en los últimos años cuando se ha acentuado la apuesta por apoyar la labor policial con estos mecanismos. El año pasado el Ayuntamiento licitó un contrato para dotar de cámaras embarcadas a las tres furgonetas de Inspección de Investigación de Accidentes a su disposición para ejercer funciones de movilidad. Asimismo, sacó a concurso otra licitación para la adquisición de 27 cámaras corporales, también conocidas como bodycams, para dejar constancia de algunas actuaciones puntuales.