“El tema de los piojos nos traía a mal traer. Usaban el ZZ, que les estropeaba mucho el pelo. De hecho, a mí me llamaban la de los piojos y no me molesta porque es verdad que les miro el pelito”. Inmaculada Pereda, una de las tres auxiliares higienistas que trabajan en los centros públicos de Educación Infantil y Primaria de Bilbao, recuerda sus inicios, hace casi dos décadas, en este servicio asistencial y educativo que atiende a una media de 2.600 escolares cada año. “Los niños venían sin cenar y desayunar y agotados, con muchísimo sueño, pero también era porque dormían con cuatro hermanos. Esas cosas se han ido solucionando”, dice Inmaculada, con la vista puesta atrás.
El Programa Municipal de Higiene Escolar, financiado por el Área de Acción Social del Ayuntamiento de Bilbao, se implantó en 1997 en cinco colegios y tiene como objetivo promover hábitos de higiene y limpieza en escolares que presentan carencias en este sentido. El pasado curso se realizó seguimiento a 2.657 alumnas y alumnos, de los cuales 53 requirieron atención individual, y participaron en el Programa 15 centros de Educación Infantil y Primaria, que se mantienen, hasta la fecha, tras el inicio del curso 2024-2025.
El Programa, según explican desde el Consistorio, diferencia “la atención de alumnos o grupos que requieren atención específica y seguimiento periódico –control de higiene o pediculosis–, de la asistencia a escolares que precisan una atención individual o directa, que siempre se presta previa autorización de sus progenitores, tutores o personas guardadoras”. En el caso de estos últimos, destacan, se observa “un significativo descenso progresivo”. De hecho, en 2013 se atendió de forma individualizada a 416 alumnos y alumnas, mientras que en 2023 apenas superaron el medio centenar. “Antes eran muchos niños los que venían mal y tenías que intervenir de forma más continua”, corrobora la auxiliar higienista.
Las causas de esta disminución de la atención individual son la mejora de las condiciones de las viviendas familiares y también “la tendencia de la propia filosofía del programa, que ha ido evolucionando de una atención meramente asistencial a una atención corresponsable con las personas menores y sus familias”.
El perfil de los escolares asistidos por este servicio es el de menores que, por sus circunstancias personales, familiares o de vivienda, “requieran una atención específica y acompañamiento en la atención de las necesidades físicas de higiene personal, vestido y promoción de hábitos saludables. Por tanto, se trata de garantizar una adecuada atención de estas necesidades y facilitar la integración escolar de estas personas en sus centros educativos”, detallan desde Acción Social.
La detección de posibles situaciones de riesgo para actuar de forma coordinada con los Servicios Sociales de Base es también uno de los objetivos del Programa. “Yo porque una niña tenga piojos no hago una derivación a la trabajadora social, pero si es un caso más grave, sí. Por ejemplo, hay niñas o niños que tienen alergia a las picaduras de insectos. Esos casos sanitariamente son más graves y entonces podemos hacer una derivación que va directamente a la trabajadora social de base y, junto con ella, que tiene más contacto directo con las familias, lo trabajamos. Tenemos esas armas para actuar”, explica Inmaculada, que también solicita, cuando es preciso, apoyo sanitario. “Si veo a niños que tienen muy mal la boca o problemas de vista, aviso a la médico municipal, que también viene y da charlas sobre higiene bucodental. También viene una enfermera a veces y les hace una revisión. Luego yo hago el seguimiento de que traigan gafas y de que sean las suyas”, subraya Inmaculada, que ya ha debido de interceptar algunas con la montura y los cristales prestados.
Tras recordar que “este Programa en su inicio se hizo para luchar contra el absentismo y la exclusión de las relaciones sociales de los menores”, esta auxiliar higienista destaca los casos de sarna que ha detectado. “En 19 años no había visto casos de sarna y de cinco años para acá hemos tenido. Con la vuelta del covid no había día en que no lo detectase. Este año hay casos puntuales”, señala.
La prueba de que Inmaculada es una más en Txurdinaga y Otxarkoaga, donde trabaja, es lo que tarda en recorrer el barrio. “Del colegio Artatse al de Otxarkoaga hay 300 metros y a veces tardo media hora porque voy saludando, pregunto, me preguntan... Madres que fueron niñas mías me paran: Mira lo que le ha salido al crío. Digo: Esto al pediatra, no lo dejes”.
Programa Higiene Escolar
Desde 1997
Duchas. El Programa Municipal de Higiene Escolar se implantó en abril de 1997 en cinco centros, tras la desaparición de un programa del Consorcio para la Educación Compensatoria: servicio de duchas dirigido a alumnos con deficientes condiciones de higiene y pertenecientes a familias de extrema precariedad económica.
15 centros
Bajo demanda. El Programa se desarrolla actualmente en 15 centros que así lo han ido demandando. Esta cifra se puede reajustar cuando surgen situaciones que así lo requieren, como plagas, enfermedades infecciosas…