Los bilbainos ya pueden sentir la navidad mientras andan por el Casco Viejo, la Gran Vía, o por los diferentes parques de Bilbao. El encendido de luces es la señal de que cada vez queda menos para las fiestas, por ello, muchos ya aprovechan para llenar sus despensas de dulces típicos navideños. Hay un lugar de Bilbao en el que desde este viernes, no deja de entrar gente a comprar turrones, mazapanes, chocolates y polvorones para llenar sus mesas después de las cenas navideñas. 

Se trata de la sala de bóvedas del Museo de Arte Sacro de Bilbao, en el que hasta el próximo 20 de diciembre se pueden adquirir numerosos productos navideños artesanos elaborados por monjas y frailes en conventos de diferentes puntos de todo el Estado. Hay quien viaja desde Gernika para adquirir algunos de estos productos y quien tiene esta fecha marcada en el calendario año tras año. Gloría Nieves fue una de las vizcainas que no dudó este domingo en hacerse más de 60 kilómetros en coche para conseguir algunos de esos productos “tan especiales”. Se llevó rocas y naranjitos de las Hermanas Clarisas de Salbatierra, en Agurain, turrones y mazapanes, pero también aprovechó para llevarse jabones del convento francés Chantelle. “Me he comprado gel de tila para todo el año, hay que aprovechar estas ocasiones porque si no, comprarlo por internet sale un ojo de la cara. El olor es espectacular”, explicaba con dos grandes bolsas en las manos. Además, contaba que había aprovechado también para ver los belenes en pequeño formato que alberga la exposición Belenes del Mundo que se expone también en el museo.

Comparar productos artesanales con comerciales

La gente no paró de entrar en toda la mañana del domingo, y es que, confesaban queen años anteriores habían ido “los últimos días y casi todo estaba agotado”. “Hoy en día es complicado comprar productos artesanos, ya sea para comer o jabones y cremas”, explicaban Arantza San Pedro y Miren Urquijo. Este es el segundo año de madre e hija comprando en este mercado navideño, y aprovecharon para hacerse con pan de Cádiz, con el objetivo de comparar con el comercial que se vende en otros establecimientos. Así mismo, no dudaron en comprar el famoso ungüento para quemaduras, con propiedades cicatrizantes, del convento de Santo Domingo de Elorrio. “De no comprarlas en ocasiones como esta te quedas sin ellas y esta crema para quemaduras, por ejemplo, merece mucho la pena”, explicaba Arantza.

Novedades del mercado

Este año, como novedad, en el museo se pueden encontrar dos conventos que nunca antes habían llevado sus productos a este mercado navideño. Por una parte, las clarisas de Montijo, en Badajoz, con su afamada anguila de mazapán, y por otra, las de Ourense, especializadas en panettones de chocolate o naranja con pasas.

Aunque llevan apenas tres días vendiendo estos productos, quienes se encuentran al frente de la venta confiesan que es “un verdadero éxito”. “El sábado tuvimos un momento en el que se juntaron más de 30 personas y en un visto y no visto se agotaron muchísimas cosas”, reconocían.