Este sí es el verdadero Boulevard. Esa fue la frase que más se repitió la tarde de este sábado después de que el histórico café abriese sus puertas tras seis años cerrado. El local, rebautizado como Aitaren, transporta a quien cruza su puerta a un verdadero café de época, manteniendo así su esencia. Se han conservado las míticas barandillas, la disposición del espacio y también los óleos que observaron en su día cómo personajes como Ortega y Gasset, Miguel de Unamuno o Ramiro de Maeztu frecuentaban sus mesas. 

“Es un viaje al pasado pero con toques modernos. Es una maravilla poder ver así el local de nuevo, como en sus días de su máximo esplendor”, aseguraban quienes pasaban por allí y no dudaban en entrar a echar un vistazo. 

Y es que, este histórico local de Bilbao cuenta con una “protección integral”. De este modo, los nuevos arrendadores no podían mover, ni cambiar, todos los elementos del inmueble o fijos como las columnas, escalares y el suelo, así como la barra o espejos. Además, tampoco se podían hacer modificaciones en la estructura del local, en dos alturas. 

Por el momento, se ha abierto al público la zona de restauración, ofreciendo dos ofertas gastronómicas diferentes. Por una parte, se encuentra el espacio Amaren, donde se ofrecerán chuletas de buey hechas a la parrilla. Por otra parte, está el espacio Hambueysería, hamburguesas de buey a la parrilla, elaboradas con un blend especial a partir de una selección de cortes de carne de buey “selección Amaren”. De esta manera, el Aitaren se conforma como la unión de los locales ubicados en la calle Diputación.

Un local con historia

El Café Boulevad abrió en Bilbao como tantos otros establecimientos nacidos en el siglo XIX y principios del XX como lugar de encuentro de la sociedad más ilustre e intelectual de la época, y ahora, con su reapertura y remodelación, pretende que aquel que acuda pueda trasladarse hasta aquellos años. 

La historia del Boulevard ha sido tan intensa como compleja. Tras unos años de esplendor y convertido en el punto de encuentro de los personajes más relevantes de la época a mediados del siglo XIX, el establecimiento también pasó por una etapa de decadencia en la que se sucedieron algunos cierres incluso por impagos. Su última reapertura de puertas fue en 2013 bajo el nombre El Gran Mercante y duró cinco años abierto. Desde entonces, la persiana del antiguo café había permanecido cerrada a cal y canto. Hasta ahora.