Ni la lluvia ni el frío han podido evitar que la Navidad llegue a las residencias. Un total de 16 taxis han recorrido las calles de Bilbao para que los residentes hayan podido contemplar las luces de la capital vizcaina y el ambiente que se respira en la villa. La carrera de hoy les ha salido gratis a Lola y María Elena. Lola Belloso, de 94 años, ha sido una de las ocupantes que se ha quedado perpleja al visualizar las primeras luces nada más acceder a la Gran Vía. “¡Qué bonito, qué bonito!”, manifiesta Lola con gran entusiasmo.
Las calles de la ciudad se encienden cada día. Pero con el paso de los taxis, se han iluminado aún más. Solo hay que ver el brillo en los ojos de Lola este año sin mascarilla –no como el año pasado– para conocer el verdadero significado de la Navidad. Esa mirada que observa todo lo que se mueve es algo que si se pudiese describir con palabras serían las del amor por Bilbao. Las ganas por seguir viendo el decorado navideño era tal que hasta en un semáforo rojo, Lola se ha impacientado. "Llevamos cinco minutos en el mismo sitio, es el semáforo rojo más largo de mi vida", justifica.
Junto a ella se encuentra María Elena Hernando, religiosa pontevedresa que tan solo lleva siete meses en Bilbao después de 32 horas de vuelo desde Nueva Caledonia. A la vez que observa las luces navideñas ha ido conociendo las distintas zonas de la capital vizcaina. "Es una pasada", le repite María Elena a Lola. Uno de los 16 coches ha sido conducido por Olga Sampelayo, la taxista ha disfrutado del trayecto, sobre todo, al ver la cara de felicidad que tanto Lola como María Elena ha tenido durante el trayecto. No es la primera vez que ha formado parte de esta iniciativa. "Hace dos años lo hicimos con niños con cáncer y a día de hoy mantengo contacto con ellos", ha explicado. En esta ocasión, las residencias que han formado parte del trayecto han sido las de Ametzola, Conde Aresti de Zabala y Hermanitas de los Pobres.
Iniciativa sobre ruedas
El recorrido se trata de una iniciativa ofrecida por el servicio de taxis de Bilbao completamente voluntaria. Este inició en la explanada de San Mamés y ha recorrido los lugares más emblemáticos de Bilbao, pasando por la Gran Vía, el Ayuntamiento de Bilbao y el Arenal. Aunque, en esta ocasión, la lluvia y la temperatura no les permitió salir del coche para poder disfrutar de las luces sin mojarse.