Ha comenzado la legislatura con un cambio de rumbo en las políticas de promoción del turismo, trabaja ya junto al Gobierno vasco y otras administraciones en una futura tasa turística, la próxima primavera pondrá la primera piedra del parque tecnológico de Zorrotzaurre... Xabier Ochandiano analiza y desgrana la actualidad de las cuatro áreas que tiene a su cargo.

Han dado un giro al ámbito turístico, conteniendo la promoción. ¿Bilbao puede morir de éxito?

—No, para nada. Hace 30 años era prácticamente inexistente y hora supone un 8% del PIB; en Euskadi es un 6% y a nivel mundial, un 12%. Seguirá creciendo, pero ahora nuestro reto, en cuanto a promoción, no es la cantidad sino la calidad, en nichos y focos concretos, con perfiles de turista internacional, como la costa este de Estados Unidos o Japón. Y trabajar en sostenibilidad turística.

¿A qué se refiere?

—En trabajar el destino, la ciudad. Un ejemplo muy claro son los alojamientos turísticos. En Euskadi tenemos una Ley Vasca de Turismo y, en el caso de Bilbao, el PGOU y el PER del Casco Viejo, que define el marco normativo para implantarse. Tenemos que articular todas las medidas a nuestro alcance, para que se cumplan.

¿Cuál es el problema?

—Un ejemplo muy claro: bastaría con que Airbnb facilitara las direcciones de toda la oferta que tienen en una ciudad a las administraciones públicas, con la confidencialidad de datos que corresponda. La Comisión Europea se está moviendo para facultar a los Estados y luego a las ciudades, para ser más exigentes.

¿No tienen acceso a esos datos?

—No. El Gobierno vasco pone sanciones pero necesitamos más instrumentos: las plataformas tienen que estar obligadas a ayudar a las administraciones en el cumplimiento de la ley y esto pasa por compartir esos ficheros.

Las visitas guiadas han sido foco de problemas en algunos destinos. ¿Por qué una guía de buenas prácticas y no una ordenanza?

—En primer lugar, no es fácil la seguridad jurídica. Hay ciudades que lo han intentado y se lo han echado para atrás. Hemos optado por hacer una labor pedagógica e incluso de estímulos, subvencionando esos sistemas de audio; trabajar en positivo e ir analizando cuál es la evolución.

Y ahí está también la tasa turística.

—Para Bilbao no es una prioridad ni mucho menos una urgencia. No hay que entenderla como un elemento disuasorio, porque no ha sido así en otros lugares, sino en clave de inversión local. Y ahí lo tenemos claro: independientemente de dónde se cargue esa tasa, el ingreso tiene que ser municipal, porque somos las ciudades las que vivimos el día a día del turismo. El Casco Viejo, por la intensidad de turistas, requiere un refuerzo de limpieza, de seguridad, de inversión para conservar el conjunto patrimonial... El turismo reporta bondades pero también retos y gastos adicionales que esa tasa podría financiar.

¿Se pondrán en marcha más bonos?

—Activamos las campañas en pandemia por una necesidad de urgencia. Hoy no son una prioridad para el tejido comercial y en el corto plazo no están previstos. Generan un estímulo en un momento de debilidad pero no son una solución estructural.

¿Y cuál es?

—Lo que más necesita el comercio de Bilbao es que compremos aquí; esa es la prueba del algodón, no hay grandes secretos. Puede haber programas, servicios, ayudas o campañas pero al final el comercio vive de las compras.

Y usted, ¿predica con el ejemplo?

—Parece casi un cliché por mi cargo, pero sí. Alguna vez he comprado viajes; ropa, rara vez, y no me fue bien. Con el cargo tengo más conciencia y lo intento inculcar a mis hijos; que se acostumbren a comprar en el barrio, que conozcan al dueño del comercio...

El paro ha descendido de forma notable pero aún hay casi 21.000 personas sin trabajo. ¿Qué les diría?

—Que vengan a Bilbao Ekintza, que tiene servicios y políticas de empleo a su disposición, una atención individualizada y diferentes programas. Es un número importante y nos preocupa en el día a día, pero yo cuando entré como concejal había casi 32.000 personas paradas y el paro, ahora del 8%, estaba casi en el 17%.

¿Cómo se trabaja con ellos?

—Primero analizamos al detalle a cada persona; luchar contra el desempleo va ligado a la formación y más del 60% tiene una básica o inferior. Necesitan programas muy a medida: los jóvenes, una primera oportunidad; una personas que con 55 años se queda en paro, recualificarse; hay gente al filo de la exclusión que precisa un acompañamiento muy largo antes de empezar a trabajar…

Los planes de empleo, ¿no son pan para hoy y hambre para mañana?

—Se utilizan en momentos de mayor crisis, con grandes bolsas de paro, como medida de choque. Ahora los combinamos con planes integrados, porque hay personas que los siguen necesitando. Aún así, cerca de 50% de las personas que empiezan a trabajar en una empresa siguen en ella.

No hay día sin un rodaje en Bilbao.

—El Ayuntamiento y la Diputación iniciamos en 2015 un camino muy modesto y prudente, con la Bilbao Bizkaia Film Comisión, para atraer rodajes y hacer de Bilbao una ciudad atractiva. Empezamos a vertebrar un sector que creara empleos, con profesionales que en otro tiempo se iban a Madrid y generará imagen de marca. Le voy a contar una anécdota: turistas holandeses preguntaron, en la Oficina de Turismo, por los lugares donde se había rodado Intimidad. Ese trabajo ha sido muy bueno y ha tenido un crecimiento exponencial. Las bonificaciones fiscales de la Diputación supusieron un punto de inflexión importante; nos hemos convertido en un territorio muy atractivo y puntero. Ahora queremos dar un salto.

¿Cómo?

—Trascender el mero hecho de atraer rodajes, que van y vienen, y generar un hub audiovisual físico: permitirá tener infraestructuras muy importante de producción, de servicios y de atención para desarrollar un sector, una industria con empresas de servicios: iluminación, carpintería... Las productoras que vienen alaban el talento que hay aquí.

¿Qué calendario manejan con ese proyecto en Punta Zorrotza?

—Seguramente irá en diferentes fases. Los pabellones son muy grandes y hay que hacer inversiones. Estamos definiendo sus usos: qué parte para platós, producción, camerinos, equipo de iluminación, oficinas… En el primer semestre de 2024 definiremos el modelo de gestión, si vamos a una concesión pública para que alguien haga la inversión y la gestión, o si la gestión tiene que ser nuestra, y a partir de ahí estaremos en disposición de sacar una licitación para la obra.

Los rodajes, ¿vienen por las bonificaciones o les atrae algo más?

—Son una condición necesaria, que aporta una ventaja competitiva muy interesante, pero no es suficiente. Combinamos una ciudad cosmopolita, con diseño, y un territorio que tiene mar y montaña a poca distancia; eso es muy atractivo para las productoras. También quieren que haya profesionales que presten servicio y trabajar con rigor y seriedad.

¿Tienen ya peticiones para 2024?

—Sí, las consultas y peticiones son constantes. Este año está siendo muy relevante y para 2024 seguirá la misma dinámica. Eso sí, la confidencialidad en este sector se lleva al extremo.

A nivel de eventos y tras el Tour, ¿qué queda por traer a Bilbao?

—En apenas seis meses vamos a tener la final de la Champions femenina y un año después, la Europa League masculina. Estamos trabajando para que San Mamés sea sede del Mundial de Fútbol en 2030, hemos presentado candidatura para las finales europeas de rugby y ahí está el Tour femenino, que todavía no ha tenido ninguna Grand Depart fuera de Francia. Y traer algún artista internacional a San Mamés es algo en lo que estamos trabajando con la Diputación.

La primera piedra del edificio sede se colocará la próxima primavera. ¿Por qué es importante el parque tecnológico de Zorrotzaurre?

—Porque va a atraer empresas y centros tecnológicos que generan empleo de alta cualificación en sectores muy especializados, con mayores salarios y mejores condiciones. Es uno de los hitos más importantes de los últimos años. El edificio sede, en la antigua Tarabusi, que va a albergar el Centro Vasco de Inteligencia Artificial, algunos servicios centrales del parque y espacio flexibles para alquiler, es el primer proyecto de otros más grandes en tamaño y relevancia. Estamos teniendo muchas peticiones.

¿Cuántas?

—Tenemos proyectos para las tres parcelas de la Punta Norte con un grado de madurez bastante elevado, con nombres y apellidos, de dos grandes compañías del ámbito de los servicios avanzados, dos centros tecnológicos y un centro educativo. No podemos dar nombres propios por confidencialidad pero dan ocupación a toda la punta norte, 40.000 metros cuadrados. Y ya estamos analizando peticiones para la punta sur, otros 100.000 metros cuadrados, del ámbito biosanitario, la consultoría tecnológica, las finanzas tecnológicas...

¿Qué les atrae de este parque? ¿Por qué aquí y no en otros lugares?

—No quiero pecar de un exceso de bilbainismo, pero son la centralidad y la capitalidad; es ciudad, centro de ciudad. Traer al centro urbano un parque tecnológico es algo muy novedoso, ya que suelen tener un carácter periurbano. Las compañías y centros tecnológicos nos dicen que la mayor parte de la gente joven quiere estar en la ciudad y es importante para ellas en cuanto a atracción de talento. Es una zona bien comunicada y de vanguardia que la hace muy atractiva.

¿Faltaba tanto espacio empresarial?

—Sin duda. Y es de agradecer que, cuando se definió el máster plan de Zorrotzaurre, se reservaran espacios de actividad económica porque Bilbao es una ciudad con poco margen de crecimiento físico. Si queremos seguir siendo competitivos necesitamos dotar a la ciudad de actividades empresariales y económicas.

¿Han tenido empresas que se han planteado instalarse en Bilbao y no han encontrado espacio?

—No. Pero sí empresas que están esperando a Zorrotzaurre para crecer.

¿Cuándo se instalarán las primeras empresas?

—Va a depender de su ritmo inversor, porque hay modelos en los que la inversión va a ser pública y luego se alquilará y hay modelos en los que incluso se prevé que pueda haber inversión privada. En Tarabusi es Parques el que construye y alquila; en Lankor y Consoni prevemos también inversión pública, pero en las otras dos parcelas puede haber inversión privada directa. El primer cuatrimestre de 2024 acabaremos de madurar todos los proyectos, quedarán lanzados y ahí dependerá del tiempo que requiera cada empresa para adecuarse a un modelo u otro y para que tomen una decisión al respecto.