El Black Friday vuelve a teñir de negro los escaparates de las principales arterias comerciales de Bilbao. En los de la Gran Vía, por ejemplo, se anuncian descuentos que oscilan entre el 20 y el 50% en artículos seleccionados, aunque quienes se han echado a la calle en busca de la mejor ganga han reconocido a DEIA que, en muchas ocasiones, los descuentos no están a la altura de sus expectativas.

"Se supone que la ropa está algo más barata, pero la realidad es diferente. Los descuentos no son reales", ha apuntado Garazi Alcántara. La joven se ha acercado hasta la Gran Vía bilbaina junto a dos amigas, Julene Brizuela y Lucía Fernández. Esta última ha suscrito las palabras de su amiga. De hecho, ha señalado que llevaba tiempo detrás de un pantalón. Por eso, ha revisado su precio en el sitio web de la cadena de fast fashion que lo ofrece en múltiples ocasiones.

"Empezó teniendo un precio de 50 euros, luego lo subieron a 70 y ahora, en Black Friday, lo venden a 40. Es un timo, te engañan un poco", ha dicho. Las jóvenes han coincidido en que las grandes cadenas comerciales se comportan de manera poco ética con el consumidor. Aún así, han confesado caer en la misma treta todos los años, ya que "es una buena excusa para comprar". "Aunque sea poco, te ahorras algo", han zanjado.

Desfile de bolsas

Y con esa idea han tomado las calles los consumidores de Bilbao este viernes. A las 13.00 horas, sus calles comerciales se han convertido en un auténtico desfile de bolsas, algunas más sendas que otras. La que porta de tienda en tienda Irati Vicente es más bien pequeña. "He estado esperando toda la semana a que haya rebajas y, al final, ahorras algo, aunque sólo sean cinco euros", ha dicho la bilbaina.

La condición para que se produzca el ahorro pasa, según Irati, hacer una buena selección, en su caso, de prendas. "Así, aprovechas para adelantar alguna compra navideña", ha añadido. Ahora, la joven también ha reflexionado sobre el impacto de este modelo de consumo en el medio ambiente y en las personas. "Estudio ADE y Finanzas y soy consciente de que la producción de la prenda que llevo en la bolsa tiene un alto coste medioambiental. Pero, al final, estamos inmersos en este modelo de consumo y es difícil hacer algo, aunque deberíamos darle una vuelta", ha opinado.

El 99% de las ofertas son engañosas, según la OCU

Por otro lado, reconoce que la estrategia publicitaria que ejecutan las grandes superficies puede resultar engañosa. Este 'engaño' ya ha sido denunciado en más de una ocasión por la OCU, la Organización de Consumidores y Usuarios. En la pasada edición del viernes negro, lanzó un comunicado que apuntaba que el 99% de las ofertas anunciadas no eran reales.

Para llegar a esta conclusión, la asociación elaboró un informe que comparó 16.000 precios online de productos de electrónica y electrodomésticos desde el 19 de octubre. Y los resultados que arrojó el texto pusieron de relieve que mientras que la media de las ofertas anunciadas eran del 25%, en realidad, se produjo una subida media del 3% respecto al precio mínimo de los días previos.

Los comercios que se plantan al Black Friday

Una clienta observa el escaparate de un comercio que no quiere adherirse al Black Friday Jose Mari Martínez

Ciertos comercios textiles de la ciudad, los más pequeños, deciden, año tras año, no adherirse a este día de rebajas. Uno de ellos es la firma SKFK. En el escaparate de su local, situado en el Casco Viejo, ha lanzado un aviso a navegantes a través de un cartel que reza “No Black Friday”. “Este día choca frontalmente con la filosofía de la marca –ha declarado Alba Feijóo, su responsable de comunicación–. Sabemos cuál es el valor de nuestras prendas y el trabajo que hay detrás. Queremos poner en valor todo el trabajo y a las personas que lo realizan”, ha aseverado Feijóo. 

Para esta firma de modas es imprescindible cuidar todos y cada uno de los pasos que se dan en la elaboración de una prenda, que abarca desde la recogida de la materia prima en el campo, pasando por la manufacturación en el taller, hasta el transporte de la prenda y su venta. Y aseguran que ese proceso tiene un coste al que el consumidor no está acostumbrado. “Las cadenas de moda rápida han hecho habitual que una camiseta cueste 10 euros, pero, si se desean defender vidas dignas, es imposible venderlas a ese precio”, ha apostillado la responsable de comunicación de SKFK