Ha cumplido 16 años como concejal trabajando con tres alcaldes diferentes y este mandato suma la portavocía jeltzale en el pleno municipal a su labor como coordinador de Políticas de Desarrollo Urbano y Proyectos Estratégicos.

¿Qué hay que esperar a nivel urbanístico esta legislatura?

—Los planes de ámbito de oportunidad de la ciudad son los más relevantes. En este mandato se van a poner los cimientos de nuevas zonas de oportunidad que van a suponer la transformación de Bilbao en el plazo de 15-20 años. En algunos de esos ámbitos a nivel de obra no van a suponer mucho avance, pero el hecho de que se defina qué se va a hacer es una parte muy importante de todo el proceso.

¿Hay que planificar mucho antes de meter la excavadora?

—Estos procesos llevan gran cantidad de trabajo previo de definición y concreción, que es imprescindible hacer. Abandoibarra desde que se aprobó el Master Plan de César Pelli hasta que se completó este ámbito transcurrieron 20 años. En Zorrotzaurre llevamos 11 años desde que se aprobó el plan urbanístico definitivamente y antes cuatro años más desde que se presentó el Master Plan de Zaha Hadid. El propio PGOU ha llevado once años de tramitación antes de su aprobación en 2022.

Vamos, que muchas grandes obras en esta legislatura, como que no.

—Ahora estamos en ese punto en el que estamos bajando de las musas a lo concreto, lo que se va a hacer en esos ámbitos. Es importante e ilusionante poder llegar a ese punto de definición.

Dígame ejemplos concretos.

—El plan especial de El Peñascal estará aprobado antes de fin de año. Es el proyecto más ambicioso en lo social que Bilbao está abordando y no tiene equivalente en Euskadi. Todos los edificios a construir con la colaboración indispensable del Gobierno vasco van a ser de vivienda protegida.

¿Este proyecto sí empieza en breve?

—Lakua está a punto de comenzar el primer bloque de 84 viviendas que nos permitirá a finales de este mandato avanzar con la siguiente fase de realojos a este nuevo edificio y, en una operación encadenada, vendrá el derribo de las viviendas que queden vacías, tras este primer desalojo, para construir en ese espacio libre un nuevo edificio residencial y así sucesivamente

Eso va a requerir mucho tiempo.

—Nos podrá llevar de 10 a 15 años por la concatenación de actuaciones.

¿Y la zona de Punta Zorrotza?

—Estamos cerrando ya su diseño. Para finales de este mes estará elegida la propuesta ganadora entre las cinco presentadas.

Y luego, ¿cómo se desarrollará?

—Con la idea que más le guste al jurado, que será como el Master Plan de Punta Zorrotza, luego hay que redactar el Plan Especial, el instrumento urbanístico legal que determinará su desarrollo futuro. Podrá estar sujeto a ajustes municipales y a lo que diga el proceso de participación ciudadana que se abrirá entre los vecinos de Zorrotza. Antes de terminar el mandato tiene que estar ordenado de forma pormenorizada.

Ya se ve la isla de Zorrotzaurre salpicada de grúas ¿que pasos quedan por delante?

—El siguiente a dar es arrancar la actuación AI2, la zona ribereña ganada al canal de Deusto. Estamos con los últimos trámites para otorgar el proyecto de urbanización y empezar a dar licencias de construcción.

¿Podrían los propietarios de las parcelas empezar a construir edificios residenciales antes de fin de año?

—Estamos trabajando para hacerlo lo antes posible porque también Acciona y Altuna y Uria tienen interés en empezar cuanto antes.

Adelantaron 20 millones de euros en las obras de los rellenos del canal y querrán que vuelvan pronto.

—Eso es.

¿Y el desarrollo de proyectos en el centro de la isla?

—Tenemos que constituir la junta de concertación. Estamos en ello porque hay que incluir a propietarios privados para tener el 50% de los terrenos necesarios por ley.

Sobre la llegada del tranvía a la isla, ¿va a haber cambios en el proyecto original tras las numerosas alegaciones de peso presentadas?

—Entiendo que no hay modificaciones sustanciales y bastantes detalles, que han quedado pendientes, irán en la redacción del proyecto de obra.

La pasarela peatonal entre Sarriko y la isla ¿para cuándo?

—Pues queremos convocar pronto el concurso de diseño para la redacción del proyecto de la pasarela, que también será para bicis. Ya veremos si se puede ejecutar este mandato o queda para el siguiente.

¿El proyecto de activación de Artxanda va a conseguir que la zona sea más, vamos a decir, usada por bilbainos y bilbainas?

—Ya está siendo.

Entonces ¿por qué se ha diseñado un plan especial?

—Porque quedan proyectos por acometer, pero lo que se ha hecho hasta el momento está funcionando francamente bien.

¿Por ejemplo?

—El parque de la huella se está utilizando muchísimo.

Por turistas.

—Hablamos de dinamización de Artxanda y la zona es mucho más que el mirador de la ciudad. Sube cantidad de gente al polideportivo, al campo de fútbol y está habiendo muchos bilbainos y bilbainas que usan el paseo recién estrenado de la cornisa de Artxanda.

¿Hay mucho tránsito?

— Desde luego. Y más desde la apertura de las pasarelas de Monte Banderas. Hay mucha gente caminando todos los días y los fines de semana, más. Y en cuanto abramos las pasarelas de Monte Cabras a Elorrieta y se conecten con las actuales, el paseo del canal quedará unido con el de Artxanda con lo cual tendrá mucho mayor atractivo.

¿Ha usado el paseo de Artxanda?

—Sí, recientemente con la familia, y el hecho de encontrarme gente de todas las edades, de críos a gente muy mayor, me reafirmó que es por ser un recorrido accesible y amable, que fue para lo que se diseñó este paseo.

¿Y el resto de proyectos del plan?

—En este mandato queremos dinamizar los espacios previstos empezando por el restaurante Antón, la parcela de Pike y por el antiguo Nogaro.

¿Por el orden que ha relatado?

—Trabajamos en los tres a la vez. Son diferentes en cuanto a necesidades de inversión pero vamos en paralelo. Nuestra intención es que el Antón reabra cuanto antes y ya estamos en conversaciones con empresarios interesados en coger su gestión.

Trabajan en un plan de usos de la ría con todas las administraciones implicadas ¿Puede decirse que va a ser la nueva Gran Vía de Bilbao?

—No creo que vaya a ser para tanto. Tampoco lo pretendemos. Queremos que haya más alternativas de ocio en la lámina de agua. El plan de usos va a dar una facilidad y una certidumbre a aquellas empresas que quieran hacer un planteamiento de usos lúdicos y deportivos en lo que tiene que ver con la obtención de permisos.

Son muchas administraciones con derechos, demasiadas diría yo, y con muchas competencias y regulaciones diferentes.

—Sí, por eso creo que Bilbao es uno de los pocos municipios ribereños que ha creado este grupo de trabajo para conseguir esa ventanilla única a la que dirigirse, en este caso al Ayuntamiento de Bilbao, y facilitar las nuevas actividades en la ría. No se tendrán que tocar cinco o seis ventanillas diferentes y saber derecho comparado para acometer un proyecto en la ría o sus márgenes

¿Es factible poder crear en el futuro un Bilbobus fluvial?

—Los estudios realizados hasta ahora dicen que no tiene rentabilidad el servicio.

Bueno, todos los transportes públicos son deficitarios.

—Sí, pero tiene que ser sostenible económicamente. Las cuentas de este servicio por la ría no dan, si tenemos en cuenta los precios bajos que tenemos en el transporte público en Bizkaia.

Hay una percepción de que se ha llegado al tope en Bilbao, parece que ya no se puede hacer más.

—No es así. Hay una transformación que va más allá de la urbanística, la que tiene que ver con los empleos del futuro, para los que estamos ahora poniendo las bases que darán sus frutos en los años venideros.

¿Con qué acciones?

—El hecho de que Bilbao vaya a contar con un parque tecnológico dentro de la ciudad, en la isla de Zorrotzaurre y también en Punta Zorrotza, es un nuevo cambio.

¿Es una transformación más silenciosa y tranquila, menos visible?

—Bueno, pasamos de la ciudad industrial a la de servicios y ahora avanzamos en los servicios más tecnológicos para la industria. También, es importante que la ciudad sea cada vez más universitaria, con más investigación, va a generar nuevas oportunidades de trabajo para el futuro.

Es el mantra que tienen también muchas otras ciudades europeas.

—La competencia cada vez es más difícil y complicada en urbes de tamaño medio como Bilbao, el hecho de que avancemos en esa línea es adelantarnos y garantizarnos que los empleos del futuro puedan seguir estando en la ciudad. Tenemos que pensar como empezar ya a dar pasos para generar esas oportunidades.

Aunque la ciudad carezca de espacio físico para crecer.

—Eso también se decía en los años 90 y fíjate como estamos hoy. Ese discurso se dio cuando se planteó la construcción de Miribilla, la consolidación de Atxuri y la transformación de Abandoibarra. Con eso se acababa Bilbao y no es así. Todavía queda mucho Bilbao por hacer.

Hágame un balance personal de cómo ha cambiado la villa desde que entró como concejal en 2007.

—La ciudad ha avanzado en esa visión que teníamos de transformación urbana. Hay muchos proyectos que he podido verlos desde la maqueta o boceto hasta su ejecución definitiva como, por ejemplo, la estación intermodal o la conversión en isla de Zorrotzaurre. Son proyectos ilusionantes y poder ser testigo de todo el proceso es la parte más bonita de este trabajo. Además, los debates y las prioridades van cambiando.

¿En qué sentido?

—Cuando empecé en el Ayuntamiento como concejal adjunto con Ibon Areso, en Circulación y Transportes, el debate eran los aparcamientos subterráneos en todos los plenos. Ahora estamos discutiendo de zonas verdes. Es un reflejo del cambio que se da en la propia sociedad.

¿Qué Bilbao pretende dejarles en herencia a sus hijos?

—Pues quiero que sea uno más verde, sostenible y atractivo, donde puedan vivir además de contar con más oportunidades de trabajo.