Subir al Pagasarri tiene un nuevo aliciente para los bilbainos y todos aquellos que lleguen de fuera para ascender a la emblemática cima. La antigua cantera del Peñascal se ha convertido esta primavera en un nuevo espacio verde desconocido para muchos pero que merece la pena descubrir.
La otrora zona de polución, ruido y contaminación visual que supuso la cantera de extracción de roca durante varias décadas para esta zona sur de Bilbao se ha convertido en un espacio recuperado después de que la Diputación foral utilizara la vieja zona industrial como área de acopio de buena parte de los excedentes generados con la construcción tanto de la primera como de la segunda fase de la Variante Sur Metropolitana.
Este espacio ha sido utilizado como vertedero desde 2008 y a finales del pasado año fue devuelto al Ayuntamiento por el ente foral una vez que ya no le fue necesario para la construcción de la infraestructura viaria.
La presencia del nuevo espacio verde es una excusa perfecta para que los mendizales que tienen el Pagasarri como excursión mañanera habitual opten por el acceso a través del Peñascal como itinerario nuevo para alcanzar la cumbre.
Un recorrido que también se puede acometer en sentido contrario, de bajada, pero que es algo más complicado que el tradicional acceso por la carretera y la pista que utilizan miles de personas cada semana.
Fondo de saco
Este trayecto alternativo puede tener una parada en la remozada cantera y recorrer la extensa campa creada. Las dimensiones del espacio hacen empequeñecer al visitante. La superficie revegetada casi alcanza los 60.000 metros cuadrados, el equivalente a ocho veces el césped del estadio de fútbol de San Mamés. La superficie sobre la que se han depositado las sucesivas capas de relleno se extiende aproximadamente en un solar de unos 300 metros de longitud por 100 de ancho. En total, con los excedentes de los dos tramos de la Supersur se han depositado más de 2,52 millones de metros cúbicos para rellenar la cantera y elevar la superficie hasta 10 metros sobre la base que dejó la explotación industrial.
Una pista asfaltada permite la llegada a este espacio, que ahora luce en todo su esplendor primaveral, y que ofrece mirando hacia arriba unos farallones de piedra espectaculares. Los txirrindularis con bici de montaña también son candidatos para disfrutar de esta nueva zona renaturalizada. Ahora, hay que advertirles que la cantera regenerada es un fondo de saco. Es decir, se puede acceder a ella y recorrer la pista asfaltada central, que finaliza en una superficie redonda para girar, pero tendrán que volver sobre sus pasos para salir del nuevo espacio natural ya que no tienen continuidad viaria.
Llama la atención la cantidad de pequeños árboles plantados, alrededor de 30.000 si sumamos especies de arbustos, de los que una gran mayoría son robles autóctonos. Todos ellos se encuentran protegidos contra plagas, animales y el viento cuando sople fuerte viento con tubos de plástico que además sirven de guía para su crecimiento. También destaca los días luminosos el verdor de la hierba facilitado por los 16.900 metros cúbicos de tierra de calidad que se extendieron como capa final del proceso de relleno. Otro elemento curioso es que la plantación de las especies arbóreas se ha llevado a cabo con semillas recogidas en el entorno de las obras. Una forma de devolver al monte lo que con anterioridad era suyo, antes de que la mano del ser humano atacara esta parte de Bilbao
La recuperación de la cantera ha contado con un proyecto específico el cual ha asegurado su estabilidad y evitado que el agua que caiga, tanto de lluvias intensas como la que se precipite desde las terrazas superiores que han quedado de la vieja cantera, sea un elemento distorsionador del nuevo espacio verde.
Para ello se han construido una serie de cunetas y bajantes de escollera que permiten asegurar el drenaje perimetral depositado y mejorar así la estabilidad de todo el conjunto del terreno.
Contención de agua
Un aval de garantía para los vecinos de los barrios sobre los que se enseñorea la cantera recuperada, El Peñascal e Iturrigorri, los cuales fueron asolados hace ahora poco menos de cuatro décadas por los efectos de las escorrentías y arroyos cargados de rocas y engordados por las lluvias torrenciales que bajaban desde la cantera.
Al paseante que se acerque le llamará la atención el hecho de que la altura del relleno no haya subido más dejando a la vista por encima las consecuencias de la explotación industrial de esta parte de la falda del monte Pagasarri.
Son unas grandes paredes de roca que se elevan alrededor de 60 metros de altura, como una torre residencial de 20 plantas, que se han dejado así aposta.
En esta decisión ha primado el interés naturalista ya que estos farallones de piedra van a poder seguir anidando y criando a sus polluelos especies la chova piquirroja, el halcón peregrino y alguna otra de las denominada rupícolas por tener las rocas en vertical como zona de cría.
Al detalle
2.527.000 m3
Material depositado. La Diputación ha utilizado la vieja cantera para dejar y compactar alrededor de 2,52 millones de metros cúbicos de roca y tierra extraída en la excavación de los túneles de los dos tramos de la Variante Sur Metropolitana ya actualmente en servicio.
70 viajes
Cada día. Durante las obras de la segunda fase de la construcción de la Supersur cada día se efectuaban de media 70 viajes de camiones cargados con excedentes del túnel de Arnotegi que ocupaban cada uno de ellos unos catorce metros cúbicos de volumen en cada volquete.