“Estamos en tierra de nadie. Si circulamos por la carretera, los municipales nos dicen que vayamos por la acera. Otros agentes nos ven por ahí y nos mandan ir por el bidegorri. Si no, por el carril diferenciado para ciclistas. No podemos estar a merced del agente municipal de turno, que si tienes mal día y le caes mal te puede multar”. Quien habla es Manu Prieto, que con sus 69 años es uno de los veteranos del colectivo Roller Bilbao y lleva 22 años transitando con sus patines en línea por las calles de la villa. Sus palabras resumen con nitidez la situación de un colectivo que cada vez rueda más por Bilbao, suma ya alrededor de 5.000 practicantes, y está reivindicando su espacio legal en la trama urbana.

De hecho, su actividad está regulada exclusivamente por la ordenanza municipal de Espacio Público, ya que la obsoleta normativa local de Movilidad –que data de 1989– ni los contempla, lógicamente. Por ello, los patinadores en línea, rollers en el argot, ahora mismo, en teoría, no podrían circular más que por las aceras y a la misma velocidad que lo hacen los peatones.

Mikel Sáez de Buruaga es otro adicto al equilibrio en movimiento y explica que “la normativa nos trata como si fuéramos niños al considerar los patines como juguetes y eso no tiene sentido alguno”.

Entonces ¿por dónde circulan? “Ahora mismo todos vamos por el bidegorri, compartiendo espacio con los ciclistas, y cuando no lo hay circulamos por la carretera, con los coches. Es lo que hay”, responde Mikel con impotencia.

Y otra pregunta esencial: ¿cuándo patinan?, porque apenas se ve a estos aficionados por Bilbao durante el día. Es cierto. Responsabilidad social y seguridad propia les llevan a practicar su afición en grupos al atardecer y entrada la noche por zonas sin apenas viandantes, como el nuevo paseo del canal de Deusto, la carretera ribereña de Zorrotzaurre o los alrededores del estadio de San Mamés.

Rubén Pena, Ainhoa Galdeano, Borja Fernández, Mikel S. de Buruaga, Amaia Fernández, Manu Prieto y Josu Olabarria. Pablo Viñas

Rubén Pena, coordinador del Escuadrón Roller, un grupo de amigos unidos a través de whatsapp, especifica cómo “la ciudad ahora apuesta por la movilidad sostenible, se ha reducido la velocidad a 30 kilómetros por hora, cada vez más calles secundarias son vías ciclables y parece lógico que sean usadas por todos los vehículos que tengan ruedas para desplazarse”. Además, está el aspecto jurídico, ya que estar identificados bajo una ordenanza municipal clara supone “tener un marco legal concreto cuando haya un arrollamiento a nosotros o un choque nuestro con otro usuario de la vía pública”.

Para trabajar y estudiar

Pena considera que los patines “están para disfrute de la ciudad igual que lo hace el paseante, el corredor o el de la bici” y aporta una variable también desconocida. “Cada vez hay más gente que utiliza el patín en línea como medio de transporte para ir a estudiar, trabajar o hacer un recado. Somos otro elemento de movilidad más de los que han surgido últimamente en las ciudades”, reflexiona en una pausa de agitada actividad en la pista bajo el puente Euskalduna. Manu Prieto apostilla que “ahora a los monopatines se les tiene más en cuenta, parece que son más legales que nosotros, y la única diferencia es que ellos tienen un motor”.

Son varias las asociaciones y grupos que existen en Bilbao, todos los martes y jueves se juntan a partir de las ocho de la tarde en la única pista de patinaje existente en la villa (si exceptuamos la poco usada de Artxanda) y quedan para sus recorridos colectivos aficionados de entre 7 y 74 años. Ahí es nada.

En este punto tiene su base Zona Verde, una academia de patinaje que lleva desde 1998 inoculando la fiebre de los patines a cientos de txikis de la mano del pionero Josu Olabarria. “La afición de ahora no tiene nada que ver con la que había entonces”, reflexiona con varios pequeños dando vueltas a su alrededor.

A su lado hay dos estrellas internacionales de la, vamos a llamar, Escuela Bilbao. Ainhoa Galdeano, nueve veces campeona del mundo de patinaje artístico en línea (en julio va a por el décimo título) y Borja Fernández, campeón del mundo con 16 años de la modalidad half pipe (pista en forma de U) y diez años trabajando para Red Bull con sus acrobacias, que ahora enseña en su centro de formación de freestyle, Fun Riders.

La primera aporta al escenario otro obstáculo que sufre el colectivo al desvelar cómo “no nos dejan participar en las carreras populares de corredores que se celebran en Bilbao y Bizkaia porque las gestionan empresas privadas y nuestra participación les supone doble trabajo”. Explica que otras ciudades, como Gasteiz y Donostia, sí les apoyan y valora que “disfrutar de la libertad de circular por una carretera es un momento único cuando se participa en una carrera”.


Rubén Pena. Coordinador del Escuadrón Roller, un grupo de amigos unidos a través de whatsapp.

Ainhoa Galdeano. Ha sido nueve veces campeona del mundo de patinaje artístico en línea.

Borja Fernández. Campeón del mundo con 16 años de half pipe y diez años trabajando para Red Bull.

Mikel S. de Buruaga. En compañía de Roller Bilbao ha participado en decenas de carreras fuera de la villa.

Amaia Fernández. Patinadora desde hace siete años, pertenece al grupo Escuadrón Roller.

Josu Olabarria. De los primeros patinadores en la villa. Fundador de Zona Verde y profesor de patinaje.

Manu Prieto. Con sus 69 años es uno de los veteranos del colectivo Roller Bilbao. Lleva 22 años patinando.