La construcción de la quinta torre que culmina la operación urbanística de Garellano está paralizada desde hace casi un mes como consecuencia de los problemas de financiación que arrastra la empresa Construcciones Urrutia. 

Una situación que ha obligado a la sociedad cooperativa Anboto Dorrea, gestionada por el Grupo Arrasate, propietaria del terreno y promotora del edificio, a resolver el contrato con esta firma y buscar una nueva constructora que culmine el rascacielos diseñado por el prestigioso arquitecto británico y el premio Pritzker, Richard Rogers. 

Según ha podido confirmar DEIA la empresa afincada en Gasteiz, y comprada por el grupo financiero Urbas en julio de 2021, ha dejado de pagar a sus proveedores y las empresas que tenía subcontratadas para levantar el rascacielos de 35 plantas y casi 120 metros de altura que se aupará al pódium como el edificio más residencial más alto de Euskadi. Estos impagos han supuesto que las contratas decidieran suspender su actividad con lo que ha quedado la construcción en la solera de la planta 19.

Según ha podido saber este periódico, la construcción del edificio se desarrollaba sin problemas en enero y de hecho el consejo rector de la sociedad cooperativa giró una visita a las obras para atestiguar como se desarrollaba. Pero fue la calma antes de la tormenta. En la segunda semana de febrero, las dos grúas que izaban material para hormigonar suelos y levantar columnas cesaron en su actividad y la ausencia de obreros y maquinaria funcionando fue palpable.

Amboto Dorrea, compuesta por 162 socios cooperativistas que han comprado 162 de las 164 viviendas (los últimos dos duplex de las plantas 35 y 36 no han sido vendido aún), pidió explicaciones a Construcciones Urrutia que les informaron de la imposibilidad de seguir adelante con los trabajos por el impago a las subcontratas. A la vez descubrieron que el tajo acumulaba retrasos importantes en el calendario parcial de hitos que se acordó en julio de 2021 cuando firmaron por 36 millones de euros el contrato la cooperativa y la constructora.

Desde el Grupo Arrasate se tomó cartas en el asunto de forma inmediata. Además de informar puntualmente al consejo rector y a los cooperativistas en una asamblea que se celebró a finales del pasado mes, analizaron las causas de la paralización y decidieron de forma conjunta resolver el contrato firmado.

Cooperativistas informados

Fuentes cercanas a la cooperativa han indicado a este periódico que “en todo momento los socios han sido informados y no hay ninguna sensación de miedo”. Tomada la decisión los gestores de la cooperativa se pusieron manos a la obra para encontrar una nueva constructora que culmine el rascacielos y que el retraso acumulado sea el menor posible.

A día de hoy, se “analizan varias alternativas reales para retomar las obras” han especificado fuentes del sector. Hay que tener en cuenta que aunque Construcciones Urrutia fue la elegida por el Grupo Arrasate para construir el rascacielos de Garellano al concurso abierto se presentaron otras firmas a las que han acudido ahora para ver sus condiciones para continuar con los trabajos.

Aunque desde fuera pudiera parecer una hecatombe que un proyecto arquitectónico de tanta altura se quedara a medio construir y Bilbao luciera un esqueleto de hormigón todos los actores implicados, incluso Kutxabank, que avala las aportaciones de los cooperativistas, parece que están tranquilos con como se está desarrollando el proceso. De hecho, los pagos a Urrutia se han ido abonando según iban concluyendo las diferentes fases estipuladas durante la construcción.

Fuentes conecedoras de la negociación indicaron a DEIA que “se va a seguir con la torre, porque está vendida y tiene financiación y recursos para hacerlo”. De hecho esperan que la nueva constructora reinicie los trabajos a lo largo del mes de abril con el objetivo de culminar los trabajos para verano del año próximo. Las posteriores gestiones administrativas y flecos de la obra llevará la entrega de llaves para finales de 2024.