Sí, es el cruce de la Gran vía con la calle Astarloa aunque no lo parezca en el primer golpe de vista, si se reposa la mirada el reconocimiento del edificio esquinero se hace evidente. Un gran bloque que ha cumplido ya 115 años y cuenta con una historia apasionante por la multitud de usos que ha acogido. Este solar, ubicado al lado de la entonces nueva sede de la Diputación Foral de Bizkaia, fue comprado a principios del siglo por la familia Lezama Leguizamon, una de las más acaudaladas de Bizkaia que quería estar al lado del poder local. En el terreno, el patriarca encargó realizar entre 1906 y 1912 su chalé o palacio residencial, obra del conocido arquitecto José Mª Basterra. Tras varias décadas de uso particular, el edificio fue incautado con motivo de la Guerra Civil y en su tercera y última planta entonces tuvo su sede el Hogar de la Mujer Moderna, las primeras feministas de Bizkaia y el comité vasco de las Mujeres Antifascistas. 

Superado el conflicto fratricida y devuelta la propiedad a la familia, la entonces denominada Caja de Ahorros y Monte de Piedad Municipal de Bilbao tuvo necesidad de crecer, dejar su originaria sede de la calle Ribera y trasladarse al Ensanche. En 1944 firmó las escrituras de la compra de la propiedad pero el palacio se le quedaba pequeño y decidió crear un edificio nuevo con fachada exclusiva a la calle Astarloa al tiempo que subía una planta el palacio hasta alcanzar su actual techo. Los arquitectos Ricardo Bastida y Adolfo Gil fueron los responsables. No fue hasta 1949 cuando la entidad financiera abrió su nueva sede tal y como lo recuerda una gran placa en mármol que hoy existe aún en la calle Astarloa. La foto superior está sacada entonces ya que se ve a un grupo de operarios precisamente trabajando en ese pétreo elemento memorístico.

Después vinieron décadas de actividad financiera que obligó a más ampliaciones en 1969 y 1978 poco antes de que el escudo de la villa fuera sustituido por el mítico reloj digital que se enseñoreó durante años aportando hora y temperatura. La fusión de las cajas municipal y vizcaina y su conversión, primero en BBK y luego en banco Kutxabank, más la digitalización de los servicios financieros llevó a la entidad a vender esta sede de Gran Vía 23 al gigante de la industria textil, Mango. 

Ocurrió hace ocho años y la transacción se cifró en 40 millones de euros. Curiosamente fue la competencia en el negocio de la moda, el grupo Inditex que alquiló el edificio, el que efectuó su última reforma ampliando ventanales, retirando columnas de vestíbulo y facilitando el acceso a su nueva macrotienda de Zara. Además el edificio cuenta también con una sede de Caixabank, otra entidad financiera que luce su marca corporativa hoy en lo alto de la pequeña fachada en chaflán. 

Pocos de los miles de compradores que desde 2018 recorren las plantas llenas de burros de ropa y estanterías de diseño pueden imaginar una Gran Vía como la de la imagen. Sin semáforos en el cruce y un asfalto virgen de líneas ante la casi inexistencia de tráfico rodado. Los árboles, que en la actualidad tapan en su integridad varias fachadas de edificios de oficinas y residenciales, aquí son jóvenes y de poco porte. Destaca que los viejos bancos para relajarse aún se mantienen tras más de 70 años.

Un vistazo a los puntos de fuga de la imagen desvelan cómo, por la derecha, en la esquina de la calle Astarloa con Gardoqui se elevaba otro palacete residencial de principios de siglo en el solar que luego comprara Iberduero. El chalet, que apenas se vislumbra en la esquina, perteneció primero a la familia Ormaechea, la cual lo vendió luego a otra estirpe de potentados, los Ampuero. Fue Ramón Ampuero y del Río el quien a su muerte lo legó al asilo de Durango, cuyos gestores sacaron buenas pesetas al vendérselo a la eléctrica.

A la izquierda de la instantánea, siguiendo la arteria principal, tan solo dos inmuebles resisten el paso de tiempo. El que linda con el esquinero, que en 1949 estaba en reformas, y el número 13 donde Mango vende hoy su ropa. El resto, como por ejemplo el Banco de Vizcaya, cuya cúpula se ve al fondo o el cercano colegio del Sagrado Corazón, pasaron a mejor vida y sus solares dieron a luz al rascacielos de la plaza Circular, hoy Torre Bizkaia, y a los grandes almacenes de El Corte Inglés. 

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