El comedor social ubicado en la Residencia Conde de Aresti de Bilbao ofrece alrededor de 250 comidas diarias. Hace tres años, a petición del Ayuntamiento de Bilbao se ampliaron las plazas. Todos los días las puertas de este espacio se abren para ofrecer diferentes menús a las personas que no tienen qué comer y que tanto al mediodía como por la noche se acercan a este lugar para llevarse algo caliente a la boca. La Fundación Conde de Aresti gestiona, por un lado, la residencia de personas mayores y, por el otro, en la atención de personas en situación de exclusión social principalmente a través del comedor social.

Según explica la directora de la residencia, ubicada en la calle Bruno Mauricio Zabala, “la mayoría de las personas que vienen son casi el cien por cien migrantes y aunque han pasado los años, las necesidades siguen existiendo”, apunta Elena Cartón. La responsable del centro asegura que iniciativas como las que ha puesto en marcha BilbaoDendak “son muy positivas” para dotar de alimentos a comedores sociales. “Nosotros estamos abiertos a todo tipo de ayuda. Toda la ayuda es siempre bien recibida”.

En estos momentos se está realizando con las empresas una primera fase de análisis cualitativo y cuantitativo del desperdicio, a través de la monitorización, caracterización y análisis de causas. En la segunda fase del estudio se realizará la viabilidad y diseño del proyecto de donación de excedentes a través del diseño de procesos y el impacto potencial y habrá una tercera fase de pilotaje y validación del proyecto. “Tiramos mucha comida y no porque esté en mal estado; podemos aprovecharlos. Una vez que se establezca la red de selección y distribución de esos alimentos se llevarán a comedores sociales como el de Conde de Aresti”, aclaraba Denis Ugalde, responsable de Oreka.