A su transformación urbana, Bilbao ha sumado otra capa menos visible pero de mucha trascendencia también para su consolidación en el mapamundi: su evolución hacia una ciudad abierta más sofisticada en lo cultural y en todo lo relacionado con la innovación. Y lo ha hecho sin perder su perfil más mundano y terrenal. El botxo sigue conservando su esencia y además, es capaz de atraer a lo más granado de la ciencia, de la investigación, del pensamiento y de la cultura del panorama internacional.

Porque sí, Bilbao se convertirá en la capital mundial del conocimiento estos próximos días. Lo hará un año más para acoger la ceremonia de entrega de los prestigiosos galardones Fronteras del Conocimiento concedidos por la Fundación BBVA. Unos premios que reconocen y valoran a personas que son un auténtico referente en lo suyo. Sus investigaciones, sus trabajos, sus opiniones -formuladas como consejos o advertencias- sobre campos del saber tan diversos como la las Finanzas, la Biomedicina, la Música, la Ecología o la Comunicación, entre otros muchos, son ampliamente respetadas por sus colegas de profesión, pero también por quienes sintonizan puntualmente sus reflexiones para abrir sus mentes.

Esa es, de hecho, la misión de este homenaje público que año tras año -y ya van catorce- promueve la Fundación BBVA: demostrar que el saber no ocupa lugar ni se rige por las leyes del mercado, solo por la curiosidad humana. Y ellos y ellas, que han derribado las fronteras del conocimiento, que han ido más allá y han ampliado los horizontes para el bien individual y colectivo, estarán en Bilbao. Ya lo están. Hace tiempo, además. Sus reflexiones sobre cambio climático, matemáticas, conductas sociales, biodiversidad, urbanismo o el famoso ARN mensajero son material académico que termina filtrado en ese saber popular que todo lo aprovecha.

Eso es, precisamente, lo que año tras año impresiona a los jurados de cada una de las ocho categorías: comprobar que la Ciencia y la Cultura emocionan, que no han perdido su habilidad para descubrir nuevos mundos que explorar y que ambas constituyen los muros de contención contra la incertidumbre y la desinformación. Son, en definitiva, la vacuna más eficiente contra la charlatanería y el fanatismo, más dadas a sugerir soluciones fáciles a problemas complejos como los que afronta y afrontará la Humanidad.

Y los galardones Fronteras del Conocimiento "reconocen e incentivan la investigación y la creación cultural de excelencia, en especial contribuciones de singular impacto por su originalidad y significado", expresaban fuentes de la Fundación BBVA. Para muestra, baste un ejemplo gráfico: veinte de los investigadores en innovación científica y social que desde 2008 han sido distinguidos por sus aportaciones han recibido, años más tarde, el Nobel en las disciplinas de Economía, Medicina, Física y Química.

Lo común, la creatividad

"El objetivo de los galardones es celebrar y promover el valor del conocimiento como un bien público sin fronteras y la mejor herramienta para afrontar los grandes desafíos de nuestro tiempo", describían desde la Fundación BBVA. Algo que se consigue con rigor, transparencia y claridad en el mensaje que se quiere transmitir. Solo así. Y teniendo en cuenta, además, que las Ciencias y las Humanidades comparten lo principal: la creatividad y la pasión. De ahí un viejo refrán que dice: Las personas que más han mirado al cielo, más que los astrónomos, han sido los poetas.

Más aún en un mundo hiperconectado como es el presente que, sin embargo, necesita todavía entender y abordar los desafíos que periódicamente lo asaltan; los más recientes una pandemia y una guerra en medio de una crisis climática estructural. Por eso mismo los conocimientos y las instrucciones para un mundo mejor aportadas por este panel de expertos es tan importante; porque pueden contribuir a anticipar soluciones a escenarios no deseados, pero sobre todo porque también mantienen viva la capacidad del pensamiento crítico.

Ellas y ellos son como piezas de un puzzle a escala planetaria que se combinan hasta encajar. La música con las matemáticas, la biomedicina con el diseño de las ciudades, la gestión empresarial con la ecología, el cambio climático con las tecnologías de la información... "Contribuciones de singular impacto en la ciencia, el arte y las humanidades que amplían significativamente el ámbito de lo conocido", apostillaban desde la Fundación BBVA, alma mater de los premios Fronteras del Conocimiento.

l Ciencias Básicas. Charles Fefferman y Jean-François Le Gall, por sus contribuciones fundamentales en dos áreas de las Matemáticas con numerosas ramificaciones.

l Biología y Biomedicina. Katalin Karikó, Robert Langer y Drew Weissman, por crear dos tecnologías que unidas han impulsado las terapias de ARN mensajero, abriendo la puerta al desarrollo de vacunas y tratamientos contra múltiples enfermedades.

l Tecnologías de la Información y la Comunicación. Judea Pearl, por sentar las bases de la Inteligencia Artificial moderna que permite a los ordenadores gestionar la incertidumbre y relacionar causas con efectos.

l Ecología y Biología de la Conservación. Lenore Fahrig, Simon Levin y Steward Pickett, por introducir la dimensión espacial en la ciencia ecológica y aplicarla al diseño de reservas naturales y ciudades más sostenibles.

l Cambio climático. Ellen Mosley-Thompson y Lonnie Thompson, por evidenciar a través de sus estudios del hielo de los glaciares que la rapidez del cambio climático actual no tiene precedentes.

l Economía, Finanzas y Gestión de empresas. Matthew Jackson, por iluminar el papel esencial de las redes en las transacciones de la vida económica y social.

l Ciencias Sociales. Mark Granovetter, por descubrir la importancia que la red extendida de 'conocidos' tiene para la vida económica y social.

l Música y ópera. Philip Glass, por crear un estilo musical único que combina tradiciones culturales de todo el mundo y llega a un público de diferentes generaciones.