USQUEMOS entre las ramas del árbol, más en concreto del árbol genealógico, que siempre encapota con sus hojas los días de lluvia rabiosa y proyecta tantas sombras en los días de sol furioso. Allí se encuentran las raíces. Gustav Scheifler Loefler nació en Bohemia, hoy parte de Chequia, en 1847 y muy pronto se trasladó a Bilbao, donde abriría una ferretería conocida como Los Alemanes, en el número 13 de la calle Santa María del Casco Viejo. Hay que decir que provenía de la localidad de Blotendoorf, tierra de la que llegaron un buen número de emigrantes hacia el País Vasco, probablemente por el efecto espejo.

Gustav se casó con Vicenta Urrutia y entre sus descendientes (nieto, para más señas...) destaca el jesuita José Ramón Scheifler Amezaga, el intelectual protagonista de este recuerdo que superó el siglo de vida (con 101 años entregó la cuchara...) y cuya vida estuvo sembrada de aconteceres ligados a la cultura, la docencia, el Antiguo Testamento, del cual era todo un erudito, y el nacionalismo que heredó de su padre.

José Ramón nació el 9 de julio de 1920 en Bilbao, en el número 3 de la calle Barroeta-Aldamar, esquina con Ibáñez de Bilbao, muy cerca de Sabin Etxea, en el seno de una familia de ascendencia cultural alemana. En 1937, tras la caída de Bilbao, la familia de Scheifler se refugió en Pessac sur Dordogne, Aquitania (Francia). A menudo, Ramón afirmaba que no se explicaba de dónde había sacado su padre el espíritu nacionalista que le caracterizaba porque su abuela, aunque vasca (Urrutia), no profesaba mucho el credo nacionalista, gustando más de frecuentar ambientes liberales y hasta socialistas, siendo Félix Unamuno, el hermano de Miguel, uno de sus más asiduos amigos. Quién sabe cuáles fueron los motivos.

A la hora de su muerte, con 101 años de edad, 68 de sacerdocio y 83 de Compañía, y era el decano de la Provincia de España. Algunos apuntes biográficos recuerdan que ingresó en la Compañía de Jesús el 19 de agosto de 1938, se ordenó en Oña el 30 de julio de 1953, e hizo los últimos votos en Roma el 2 de febrero de 1956. Cursó Humanidades y Filosofía y posteriormente se formó en Teología en Oña y Salamanca, así como en el Pontificio Instituto Bíblico de Roma y después se trasladó a Israel, donde llegó a vivir durante un tiempo en un kibutz, de donde probablemente surgió una gran fascinación y admiración por el pueblo judío.

Su casi medio siglo impartiendo docencia, curricular y extracurricular, hacen del Padre Scheifler -según palabras del rector José María Guibert- un caso único en la historia de la Universidad de Deusto, donde también fue Decano de Teología y Secretario General. Ayudó a muchas y muchos en su fe, al desmontar mitos y al ayudar a profundizar en lo auténtico. Muy recordado por su alumnado, profesorado y amistades, fue un "hombre libre, muy trabajador, con rigor y personalidad: era de los profesores que nos hacía leer y pensar", recuerda el rector que fue alumno suyo en 1989.

El P. Scheifler tuvo un papel protagonista, junto a otros compañeros, en el traslado de la Facultad de Teología de un pueblo apartado de Burgos, Oña, a un centro urbano importante, Bilbao, cuando la Compañía de Jesús decidió que la formación teológica debería estar cerca de la universidad y en entornos urbanos. En los años siguientes, desde la Universidad de Deusto, organizaron muchos seminarios y debates en temas teológicos, con cientos de participantes, en una época de renovación a partir de las ideas del Concilio Vaticano II. Su interés por la divulgación le llevó a firmar más de 1.200 artículos en DEIA, donde llegó a ser una firma de referencia para sus seguidores. l

Fue un caso único en la Universidad de Deusto al sumar casi medio siglo de docencia ininterrumpida en sus aulas

El Padre Scheifler jugó un papel protagonista en el traslado de la Facultad de Teología de Oña (Burgos) a Bilbao