L periodista inglés George L. Steer, único testigo del bombardeo de Gernika y huésped del Gran Hotel Torrontegui, recogía en sus crónicas que los cocineros del hotel tuvieron que introducir "la carne de caballo en el menú". Uno no imagina al protagonista de esta historia, Ángel Lorente (1940-2016), sacando láminas de un equino (más adelante verán el porqué de esta expresión...)por mucho que en sus orígenes, recién llegado de Cascante (Nafarroa), comenzase su forja de marmitón con los grandes en el propio Hotel Torrontegui y en el Arana de Bilbao. En verano iba al Hotel Miramar de Castro y también cocinó en el restaurante Aloha, de donde pasó al restaurante Bermeo del Hotel Ercilla, donde comenzó a labrarse una leyenda, el mito de que suyo es el cetro que le corona como el rey del bacalao.

Durante ese tiempo en Bermeo, entre 1972 y 1990, dirigió las cocinas fue haciéndose un nombre mayúsculo hasta compartir con otro gran maestro, Carmelo Gorrotxategi, el gran debate sobre quién inventó la Ensalada de Bacalao (compuesta por pétalos bacalao, gambas, pimientos de piquillo, pimientos verdes, vinagreta y mayonesa) y el Bacalao laminado, un plato que marcó un estilo en todas las mesas.

Tras casarse con su compañera Pilar, el 8 de octubre de 1987, Ángel, toma las riendas de la tienda llamada Club Ranero, especializada en todo tipo de cortes del bacalao desalado a media curación, así como sus mejores recetas y las exquisitas salsas que le hicieron uno de los mejores chefs del bacalao de la época, a finales de la década de los ochenta. Eran los duros tiempos de la reconversión y Ángel buscaba la manera de hacerse un nueo cocinero. En este terreno, el de la renovación del oficio culinario desde abajo y con mucho esfuerzo, se recordará a Ángel Lorente para siempre.

Quienes le conocieron de cerca hablan de un hombre de carácter. Tal vez lo fuese, pero siempre fue el primero en llegar y el último en irse y presumió de amigos. Como para no. Su buena mano en la cocina quedó en la memoria palatial de los poderosos de su época ). Los presidentes de gobierno Adolfo Suárez y Felipe González, el lehendakari Carlos Garaikoetxea, el diputado general José María Makua, que tenía vía directa con el cocinero por medio de un amigo común, el también navarro Duque, de Viana... Las autoridades que se iban sucediendo en la alta gestión pública sabían que contar con su trabajo facilitaba la tarea. Por supuesto, presidentes de la banca y de la gran industria vasca fueron sus comensales habituales. Pero también gente de la calle. Le gustaba reunirse con sus amigos, cocineros o no, y preparar comidas de siempre para probar nuevas recetas salidas de las tradicionales o de su imaginación.

Quizás fue ahí, en estas reuniones con la gente de la calle, donde le vino la idea de hacer el primer take away con raíces bilbainas de nuestra Villa. La tienda de bacalaos Club Ranero de Alameda San Mamés se convirtió en lugar de peregrinación bilbaina a la busca de sus preparaciones inigualables de todos los bacalaos posibles.

En sus últimos años de vida tuvo una salud delicada, lo que propició que llevase las riendas de sus cuidados y de la tienda su media naranja, María Pilar Muro, y sus tres hijos Pili, Feli y Ángel. Tras 10 años de exitosa andadura al frente de El Club Ranero, Alberto Zuluaga abrió junto a este, un pequeño y acogedor restaurante Zuluaga Jatetxea donde se elaboraba una cocina tradicional, trabajando el producto local de calidad y de temporada, siendo el bacalao el rey absoluto de la carta. En agosto de 2015 cerró el restaurante y en esa misma lonja abre Bacalao Zuluaga &+, la tienda que recoge el legado del Club Ranero.

Se le atribuye la paternidad de la primera ensalada vasca, con bacalao, y la presentación de éste en láminas

Tuvo la idea de hacer el primer 'take away' con raíces bilbainas: la tienda de bacalao Club Ranero de Alameda San Mamés