De mayor quiero ser bombero”. Esta es la frase que diariamente le recuerda David Barrientos de tres años a su padre, Pablo Adrián. Así que sin perder tiempo ayer aprovecharon la mañana para acercarse hasta el parque de bomberos de Miribilla para que su hijo se metiese en el papel que de mayor espera desempeñar. “En navidades el Olentzero le trae todos los juguetes relacionados con esta profesión. Los dibujos solo le gustan si son de bomberos. Así todo el día”, dijo entre risas Pablo que también acudió al acto con Emanuel, su otro hijo. Pero estos no fueron los únicos que disfrutaron de esta jornada de puertas abiertas organizada por el Cuerpo de Bomberos de Bilbao realizada con motivo de la celebración de su patronato, San Juan de Dios. Fueron cientos las personas que no quisieron perderse esta cita anual para pasar un día en familia y que los niños sean conscientes de que aprendiendo también pueden divertirse.

Las sirenas resonaron durante toda la mañana. Los primeros fanáticos del fuego pudieron subirse a uno de los tres camiones que recorrieron los alrededores de parque sin tener que esperar la larga cola que se formó una hora más tarde. Animados pedían que tocaran la sirena una y otra vez. “Nos ha gustado mucho el paseo y ahora vamos a ver si nos montamos en otra cosa”, dijeron entusiasmados Ekaitz, Álex y Josu. En el interior de las instalaciones, las actividades eran más dinámicas. Pudieron visitar la galería de humos, participar en demostraciones de tirolina o autoescala de 50 metros y realizar primeros auxilios con el fin de ponerse en la piel de un bombero de verdad. “Aquí sobre todo les enseñamos a que sepan responder rápido. Se les dice que tienen el número 112 a su disposición para cualquier emergencia y que recuerden dónde viven”, añadió el enfermero Gonzalo Riancho.

Algunas se estrenaban por primera vez en esta aventura, como es el caso de Ane Lasagabaster, y otras, como su amiga Amaia Izaguirre, ya habían acudido a esta cita en otras ediciones. Con ganas de pasar unas horas diferentes quisieron comenzar el recorrido visitando la galería de humos. Atendiendo expectantes a las explicaciones de uno de los bomberos disfrutaron de esta primera parada calificándola de exitosa. “Al principio da un poco de impresión pero una vez dentro está muy bien. Tienes que ir tocando la pared con la mano, es como un laberinto hasta que al final consigues salir”, explicó Izaguirre.

Las largas colas comenzaron a ser protagonistas conforme pasaron las horas. Incluso se pudo ver al alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, que quiso conocer de cerca la labor que desempeñan los bomberos de la ciudad. “Hay que dar a conocer a los más pequeños medidas preventivas y que sepan cómo afrontar los riesgos”, expuso tras visitar una de las actividades de rescate. Un poco más al fondo, la tirolina acaparó las miradas de muchos niños. Abajo se encontraban sus familiares preparados para inmortalizar el momento de la bajada con sus teléfonos móviles. “Nos ha gustado mucho la experiencia aunque al principio teníamos un poco de miedo, pero aun así, la galería de humos es lo que más nos llama la atención”, comentaron Markel Muñiz y Adrián Prado.

Corriendo de un lado para otro, los más pequeños demostraron que les sobra energía. “Ellos no se casan pero nosotros llevamos una hora en el parque y ya estamos agotados”, admitieron Carlos García y María Sánchez mientras esperaban a que sus dos hijos bajasen de la autoescala. A las 13.30 horas, familiares y niños despidieron esta jornada de éxito donde se sintieron bomberos por un día.