Bilbao - ¿Cómo ha evolucionado el museo en sus primeros 15 años?

-Son pocos años de actividad pero que se asientan en una cultura con más de 150 años que representan, por ejemplo, los diques que tenemos aquí al lado y de muchos más hilos de cultura marítima. Estamos ya asentados en el ámbito cultural y marítimo.

¿Se han cumplido las previsiones de cuando se lanzó el proyecto?

-Creo que sí, aunque es cierto que se creó con unas expectativas muy desmedidas y eso parece que sí generó cierta frustración.

¿La entidad ha pasado por malos momentos o realmente todo fue un bulo mal intencionado?

-Hace tres años se habló de que teníamos problemas económicos y no era verdad. Contamos con el apoyo de las instituciones que están en nuestro Patronato y el museo no ha corrido el riesgo de cerrar nunca. Queremos corregir ese lastre con toda una serie de iniciativas.

Coincidiendo con los tres lustros.

-No, viene desde hace dos años cuando el Patronato aprobó el Plan Estratégico del museo que ya en 2018 dio sus primeros frutos con el Port Center, teniendo el Puerto de Bilbao como protagonista y Erain, el taller de carpintería de ribera que está permitiendo rehabilitar el pesquero Antxustegi.

Con Erain el museo crea sus propias piezas. Eso es muy especial.

-Sí, porque no solo es retomar una actividad tradicional que hubo en Bizkaia durante siglos, con este taller el museo además se implica en la innovación, el dialogo intergeneracional y entre diferentes culturas.

¿Cómo es eso?

-Los chavales que vienen a hacer prácticas en el taller son jóvenes que tienen cierto riesgo de exclusión social y que necesitan incorporarse al mercado laboral. Estar aquí aprendiendo un oficio y en contacto con veteranos voluntarios que han trabajado 40 años de amarradores, en la Naval o en el ámbito portuario hace que congenien. Y encima trabajan en beneficio del museo.

Algunos dicen que el Museo está demasiado alejado del centro.

-Se equivocan. Estamos en el centro y con la ampliación de la ciudad hacia Zorrotzaurre más todavía. Nuestra ubicación es inmejorable, tenemos los diques al lado, nos permite contar con La Carola, los talleres, el formato tradicional expositivo y una explanada en la que ofertamos ocio cultural, ahora con conciertos matinales.

La exposición más potente, la que más gente atrajo ¿cuál ha sido?

-Son dos cosas diferentes. La de más visitas fue la del Titanic en 2005 que superó las 100.000 personas. Y hemos tenido una muestra con el mar en el arte, en colaboración con el Museo de Bellas Artes, que fue muy potente.

Por cierto, ¿es un hándicap para el Marítimo que Bilbao cuente con el Guggenheim y el Bellas Artes?

-Todo lo contrario. Ambos hacen de Bilbao una ciudad de cultura junto con la ABAO, la Coral, el Arriaga, Azkuna Zentroa... que haya fuerza cultural es bueno. Nuestro competidor nunca es el museo de al lado, es el que se va al cine o a dar un paseo.

¿Cómo está el proyecto del edificio-barco que un inversor ruso quería construir en el dique con agua?

-Desde hace un montón de meses no hay actividad. Creo que es un proyecto en retirada.

Pero la Dirección de Costas le dio permiso para construir.

-Sí, pero creo que algo falta porque se ha hecho una nueva ronda de consultas entre las instituciones involucradas y ahí ha quedado. La Asociación Vasca de Patrimonio Industrial también está muy activa en su contra. Tantos meses parados es muy significativo.

¿Y la posible construcción de un puente para el paso del tranvía a Zorrotzaurre desde Olabeaga, que impediría el paso de barcos de vela tan atractivos en sus muelles?

-Confío en que se respete la legislación según la cual todo puente tiene que dejar paso al tráfico marítimo mediante su apertura, girándolo o usando cualquier otra fórmula.

Sería un palo para el museo impedir el paso de esas embarcaciones.

-Y también para la ciudad, porque cuando viene un buque escuela o un gran velero es una atracción para todo Bilbao y alrededores. Sería una pérdida absoluta, incluso desde un punto de vista práctico porque si hay que dragar la ría no tiene sentido impedir la navegación marítima.