BILBAO - “Es posible conciliar progreso económico y desarrollo humano, desarrollo económico y cohesión social, cohesión urbana y cohesión humana y solo así conseguiremos una sociedad más justa, inclusiva y sostenible”. Son las palabras de clausura del Foro mundial de Economía Social con las que el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, anfitrión en esta ocasión de la economía social dio por terminada esta edición. “Hay que medir los avances hacia la economía social para que los debates no se queden en meras palabras”, sentenció. De hecho, los miembros participantes del foro, “abogaron por que los estados miembros reclamen una resolución de las Naciones Unidas sobre un modelo de crecimiento más justo, inclusivo y sostenible”.
La Declaración de Bilbao, con cuya lectura se puso fin al mayor foro internacional sobre economía social que desde el lunes ha reunido en la capital vizcaina a 1.700 expertos, muestra el compromiso de los participantes para continuar en “la co-construcción y el codesarrollo de políticas públicas y dar prioridad al apoyo a procesos y foros que permitan recopilar y coordinar la aportación de la sociedad civil”.
Pero da un paso más porque quiere implicar en este anhelo a las Naciones Unidas y es por ello por lo que reclama que tomen una resolución al respecto.
Los declarantes creen que “solo si aumenta la participación de todas las partes implicadas se pueden conseguir políticas innovadoras para superar los retos a los que se enfrentan nuestras ciudades y comunidades a fin de garantizar empleos decentes, protección social y prosperidad para toda la sociedad.
La declaración reconoce y apoya labores de investigación que identifiquen las necesidades y la experiencia de las entidades de la Economía Social y la Economía Social Solidaria y mida su impacto a fin de ampliar el conocimiento de los agentes a todos los niveles. Aboga, además por respaldar la diseminación de las mejores prácticas.
Insiste en la necesidad de seguir colaborando en el desarrollo de vínculos entre territorios (urbanos y rurales) y trabajar para conseguir más coherencia en las políticas a todos los niveles de gobierno (local, regional, nacional e internacional).
La declaración evidencia que se dibuja una nueva realidad derivada del avance tecnológico, el cambio climático, la globalización, la migración y los cambios demográficos, con un mercado laboral en transformación, en el que cada vez hay “más empleos atípicos y precarios”.
México recoge el testigo Han sido tres días intensos en los que los participantes han tenido la oportunidad de intercambiar sus conocimientos en economía social. Para Aburto, es “un orgullo y un honor que se haya celebrado en Bilbao”, que ahora pasa el testigo a México.
El alcalde quiso trasladar a los asistentes el deseo de llevar el modelo que representa la economía a social, “a la enseñanza en todos sus ciclos, seguir potenciando el empleo y la creación de empresas en sectores emergentes, posicionarles como un buen instrumento para el emprendimiento juvenil y aumentar la velocidad de reacción a los cambios rápidos que afectan al entorno, invirtiendo en I+D, creciendo e internacionalizándose”.
Pero también, “siendo competitivos”, dijo Aburto “porque está bien conseguir una economía social y solidaria pero, debe ser sostenible”.
Finalmente, expresó su deseo de que “se hagan realidad algunos de los retos” manifestados en este GSEF en la próxima edición en Ciudad de México, cuyo representante Juan Manuel Martínez destacó que la economía social “resuelve problemas” pero, sobre todo, “es un gran proyecto civilizatorio en el que Ciudad de México quiere tomar parte”.