Bilbao - Sin prisa, pero sin pausa el tráfico circula ya practicamente por todo Bilbao a 30 kilómetros por hora. Una medida inédita en todo Europa que se estrenó ayer y que cuenta con detractores y partidarios. Mientras que desde el RAC no comparten la iniciativa ya que entienden que la velocidad máxima no debe ser generalizada sino que debe adecuarse a cada tipo de vía, hay conductores que opinan que la villa es la ciudad “perfecta” para poder reducir la velocidad. “En las arterías principales marca a 50, en las que se circula a 30 son vías con semáforos y que no se puede ir más rápido. La rebaja no va a influir en el tráfico”, explicó el taxista Eduardo Estarrona.
A las doce de la noche del viernes se descubrieron las placas que alertan a todo aquel que acceda a la villa que debe rebajar la velocidad. En contra de lo que dice la leyenda, que no los datos, el primer día de funcionamiento no se produjeron colapsos, ni caravanas, ni problemas de tráfico. Más bien todo lo contrario.
Circular por Bilbao despacito es posible. Lo comprobamos en primera persona. DEIA inició el recorrido a las once de la mañana. Entrando por los túneles de San Mamés la primera señal que avisa de que Bilbao es una ciudad 30 se encuentra poco antes de llegar al semáforo. Al menos en ese acceso no se perciben grandes cambios. Hay que tener en cuenta que la velocidad media en la ciudad se sitúa entre los 24 y 28 kilómetros por hora, con lo que solo en aquellas vías donde los conductores aceleran es donde más se va a notar el cambio. Continuamos conduciendo por Sabino Arana dirección plaza Sagrado Corazón circulando a 50 kilómetros para tomar posteriormente el puente Euskalduna; desde allí tomamos Campo Volantín, en la que sí se ha reducido a 30 y en la que circular a mayor velocidad es complicado ya que es una vía regulada por bastantes semáforos; detuvimos el vehículo en tres. Desde ahí por el puente del Ayuntamiento subimos por Ibáñez de Bilbao, tomamos Mazarredo circulando también a 50 hasta coger alameda de Urkijo y tras parar en varios semáforos llegamos de nuevo a Sabino Arana para, en esta ocasión, tomar dirección Avenida Abandoibarra en la que también se circulaba a 50 sin problemas.
Ni bocinazos, ni estrés Pese a ser el primer sábado de rebajas, los conductores se adaptaron a la nueva velocidad sin problemas y la primera jornada fue valorada por el concejal de Movilidad, Alfonso Gil, de “muy positiva”. Ni bocinazos, ni malas caras, ni estrés... Salvo los despistados, -siempre hay quien no respeta la velocidad- los ciudadanos respetaron los límites fijados en el casco urbano de la capital vizcaina.
Los problemas, según estiman las estadísticas, se producen cuando el conductor toma confianza y se olvida de la señal. Para entonces advierte Gil que los radares van a ser chivatos impertinentes así que “nos tendremos que familiarizar”.
Un límite de 30 km/h en todas las áreas residenciales puede ayudar a mitigar el cambio climático ya que una velocidad inferior significa menos emisiones de CO2. Además, garantiza un flujo de tráfico constante con menos atascos y congestiones, y consigue que pasear en bici, caminar o utilizar el bus o el tren sean actividades más agradables. Estos argumentos son los que han animado a Bilbao pero además “ni países como Suiza, Dinamarca u otros de trayectoria avanzada se han atrevido a implantar esta medida en toda la ciudad como es el caso de Bilbao”. Así que va a situar a la villa como máximo exponente en movilidad. Rosa Trinidad, delegada de Euskadi de la asociación Stop Accidentes ha recibido esta iniciativa con agrado. “Es muy positivo”. Según los estudios realizados desde la asociación “a menor velocidad menor impacto en caso de accidente”.