Bilbao - El recorrido de la línea 4 diseñado en su estudio informativo, el último documento oficial que data de 2012, plantea un itinerario serpenteante que atraviesa Bilbao de norte a sur con transbordo con las líneas 1 y 2 en la estación de Moyúa. Su objetivo es dotar de una conexión ferroviaria, de la que ahora carecen, a los barrios de Rekalde e Irala con el centro de la ciudad y prolongar el recorrido hasta la estación de Matiko de la línea 3 y unirse a la conexión con el aeropuerto cuando se acometa este proyecto.
El trayecto diseñado está obligado por varios condicionantes como son el paso de la ría a la altura de Deusto, una fuerte diferencia en la profundidad por la que discurrirá la única galería que se va a horadar, la conexión con las otras dos líneas bajo la plaza Moyúa y la disposición de las estaciones. Todos estos hándicaps han alumbrado un recorrido sinuoso y nada fácil de ejecutar.
En esta serpiente subterránea se prevén cinco paradas nuevas colocadas en Rekalde, Irala, Zabalburu, Moyúa, la zona del parque de Doña Casilda y cerca de la Universidad de Deusto. Todas ellas serán del tipo caverna, diseñado por el prestigioso arquitecto británico Sir Norman Foster al que Euskal Trenbide Sareak (ETS) no ha querido renunciar.
ETS es el ente dependiente del Gobierno vasco encargado tanto de diseñar el trazado de cualquier línea ferroviaria en Euskadi como de ejecutar las obras. En sus oficinas se ha decidido cómo abordar el transbordo de pasajeros en Moyúa, entre la estación en servicio y la futura que se construirá por debajo, más profunda, a 38 metros de la superficie. Se ha ido a una solución práctica en la que prima una circulación de viajeros sencilla entre los diferentes andenes.
De hecho aprovecharán los fosteritos actuales de la plaza Moyúa para uso de los pasajeros de las tres líneas. El transbordo entre la 1 y 2 a la 4 requerirá un corto paseo de unos 75 metros bajo un gran espacio con luz natural que llegará desde dos lucernarios ubicados en los jardines de la Plaza Elíptica. Estas grandes ventanas al cielo, con el mismo concepto que disfrutan ahora las estaciones de Ansio y Sarriko, y los grandes espacios diseñados permitirán al viajero tener una visión global del recorrido a efectuar.
Los nuevos andenes se ubicarán a lo largo de cien metros de caverna bajo la propia plaza y la calle Elcano, por lo que se habilitará en el extremo opuesto otra entrada en la plaza de San José. El estudio informativo cifraba en su revisión de abril de 2012 una media de 33.000 viajeros diarios para esta gran estación.
El resto de las paradas también tienen definidos los fosteritos y ascensores. La estación de Rekalde, la primera del trayecto, se construirá a 27 metros bajo la plaza del barrio. Contará con dos fosteritos en cada cabecera, uno junto al ambulatorio, y el otro en el cruce de las calles Errekaldeberri y Gordóniz. El ascensor emergerá en la propia plaza de Rekalde y esta estación, al ser cabecera del recorrido, contará con mango de maniobras de 160 metros para uso de los convoyes. La previsión de usuarios es de 17.000 de media diaria.
Tras recorrer 815 metros y practicar una ligera curva, el recorrido llega a la estación de Irala. Se construirá bajo una de las manzanas entre las calles Irala y Kirikiño, a 40 metros de la superficie. Sus bocas de acceso estarán en la calle Monasterio, al lado del colegio Tomás Camacho y en la intersección de Eskurtze con Batalla de Padura. El elevador se ubica en la esquina de la calle Irala y avenida Bergara. Su previsión de uso medio es de 10.000 personas al día, aunque puede ser una cifra a aumentar. La clave está en ubicar la estación un poco más cerca del nuevo barrio de Miribilla para dar servicio a esta zona densamente poblada, algo que se tendrá que concretar el proyecto constructivo definitivo.
Bajo la ría en Deusto El itinerario sigue por 525 metros de galería hasta llegar a los andenes de Zabalburu, a 25 metros de profundidad entre alameda de San Mamés y el callejón de Particular de Costa. Los accesos para los viajeros se han pintado en la desembocadura en la plaza de las calles Hurtado Amézaga y San Francisco, y en la alameda San Mamés, junto al cruce con General Concha. El ascensor se situará en la entrada de la alameda de San Mamés junto a la plaza Zabalburu. Su potencial de clientes es de 9.500 de media diaria.
Otro salto de 695 metros acercará los trenes a la estación de Moyúa, antes descrita, y otro más corto, de 350, les aproximará a la estación de Parque o plaza Euskadi, está por determinar su nombre. Se encontrará bajo el parque de Doña Casilda al lado del Museo de Bellas Artes a 36 metros de la superficie. Los fosteritos se levantarán en el cruce de las calles Conde de Artetxe y Teófilo Guiard, muy cerca de donde se ubicará el ascensor, y en la propia plaza Euskadi, junto al museo.
El paso bajo la ría supondrá 810 metros de excavación hasta alcanzar la última estación, la de Deusto-Universidad que se ubicara bajo los edificios sito entre las avenidas Lehendakari Agirre y Madariaga, a 30 metros de profundidad. Los accesos a los andenes se ubicarán en la avenida Madariaga y en la plaza San Pío X, este último a pocos metros del ascensor.
El último tramo que se construirá para fusionar la línea 4 con la 3 en la estación de Matiko supondrá horadar un túnel de un kilómetro de longitud. En total, se habilitarán 4.355 metros de galerías y estaciones.
Una iniciativa de peso que avalan tanto su presupuesto, que entonces se cifró en 372 millones de euros, como el tiempo de ejecución, 47 meses, es decir casi cuatro años. Evidentemente, estás cifras tendrán que ser revisadas y, al menos en lo económico, seguro que al alza.
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